Los habitantes indígenas, las comunidades negras y los mestizos han sufrido la guerra desde la década de los noventa, que llegó con el despojo de tierras y la implementación de proyectos agroindustriales. El territorio ha sido escenario de procesos de desmovilización de distintos grupos armados y la reconfiguración de los mismos. Las comunidades sienten la ausencia del Estado.
Dialogando el territorio cultural en Bajo Atrato-Urabá (parte 1), durante esa oportunidad con las iniciativas artísticas de la región se dialogó sobre los procesos culturales, recreativos y artísticos que llevan a cabo los gestores culturales en pro de la construcción de paz. Se resaltó la importancia de la cultura para arrebatar a los niños, niñas y adolescentes de la guerra.
Diálogo de profundización con Mesa de Víctimas. A lo largo del diálogo los integrantes de las Mesas de Víctimas precisaron la ausencia estatal en los territorios y el incumplimiento del gobierno para reparar a las víctimas del conflicto armado como un obstáculo para lograr la paz.
Diálogo de profundización con mujeres y población LGBTI.
Tanto las mujeres como la población diversa le contaron a la Comisión de la Verdad las violencias de las que fueron víctimas y los procesos de resistencia. Los asistentes fueron enfáticos en la necesidad de tener un enfoque diferencial que garantice la no repetición.
Organizaciones indígenas. Durante este espacio con líderes y representantes indígenas se conversó sobre cómo el conflicto armado ha marcado su forma de relacionarse con el territorio y ha transformado sus costumbres. Sin embargo, ellos han resistido en la conservación de su cultura.
Diálogo de comunidades negras de Urabá. En este espacio las comunidades negras de Urabá empezaron mostrando su preocupación por la invisibilización de las comunidades por medio del desconocimiento de las autoridades y de los nombres de los municipios y corregimientos.
Dialogando el territorio cultural en Bajo Atrato-Urabá (parte 2),Se dialogó sobre los procesos culturales, recreativos y artísticos que llevan a cabo los gestores culturales en pro de la construcción de paz. Se resaltó la importancia de la cultura para arrebatar a los niños, niñas y adolescentes de la guerra.
Experiencias de convivencia. Este encuentro giró en torno a la resistencia a la violencia por parte de las comunidades las cuales, por medio del arte, la música, la danza, el tejido, el teatro, han encontrado formas de expresarse y contar sus verdades en contextos donde la guerra sigue siendo una permanente.
Dialogando con la Fuerza Pública. Durante este diálogo, la fuerza pública dio un amplio contexto de los principales factores que hacen que la guerra no dé tregua en este territorio. Se habló sobre los grupos violentos que hacen presencia en la zona y la necesidad de que la institucionalidad empiece a conquistar espacios especialmente para brindarle oportunidades a los jóvenes
Espacio con el sector empresarial. Diferentes representantes del sector privado conversaron sobre su preocupación frente a la necesidad de una presencia institucional. Hablaron sobre derrotar el estigma que pesa sobre los empresarios en la zona y de la necesidad de abrir espacios de trabajo articulado para sacar adelante los proyectos que permitan ofrecerle a las personas más alternativas de economía.
Encuentro con excombatientes. En esta conversación con hombres y mujeres que hicieron parte de los procesos de desmovilización y reintegración, a partir del Acuerdo de Paz, hablaron sobre las fallas en la implementación del acuerdo, la falta de oportunidades laborales para los excombatientes, las garantías de seguridad y la dificultad para realizar proyectos productivos que les permitan construir nuevas oportunidades de vida para ellos y sus familias.
Diálogo con organizaciones de cooperación internacional. Las organizaciones que han trabajado en el territorio contaron que sienten que la violencia sigue en la zona y que los grupos armados se han ido reorganizando. Recomendaron seguir fortaleciendo los procesos organizativos de las comunidades.
Diálogo con entidades gubernamentales, Durante este diálogo las instituciones hablaron del papel que tuvieron los grupos paramilitares en la región y el poder que se ejerce en la actualidad. También dijeron que se debe mejorar el acompañamiento psicosocial a las víctimas y destacaron un problema de migración en la región.
Diálogo comunidades negras del Bajo Atrato, En este espacio las personas del Bajo Atrato hablaron sobre el despojo de tierras, el reclutamiento forzado y los enfrentamientos entre grupos armados los han afectado. Sienten que el Estado ha hecho presencia de manera militar, pero no social y tienen miedo de hablar por el control de los grupos.
Diálogo regional, En este diálogo se reunieron de manera pública víctimas de diferentes zonas de la región junto a la comisionada Lucía González y el comisionado Leyner Palacios. Mostraron los factores de persistencia en el Bajo Atrato-Darién y el Urabá. También estuvo el excombatiente Pablo Atrato que contó sobre el proceso de reincorporación y la oportunidad de que llegara el Estado a la región.
Diálogo con las Secretarías de Educación del Bajo Atrato-Darién y Urabá. En este espacio, las diferentes secretarías de educación conversaron en torno a la necesidad de ofrecer a los jóvenes oportunidades reales de formación y empleabilidad para las comunidades del Bajo Atrato-Darién y Urabá.
Línea de tiempo de los diálogos en el Bajo Atrato-Darién y Urabá de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad
El Bajo Atrato- Darién y el Urabá acoge parte de los departamentos de Antioquia y Chocó, este último es el único departamento de Colombia que tiene frontera con Panamá y salida al océano Pacífico y el mar Caribe. El Atrato es el río más largo e importante del Chocó, y lo recorre de sur a norte. Su ribera, así como la de los afluentes que lo alimentan, son el hogar de comunidades indígenas y negras.
El río se encuentra dividido en las cuencas alta, media y baja. La última conformada por los municipios de Carmen del Darién, Riosucio, Unguía y Acandí en el Chocó. Y Turbo, Apartadó y Mutatá en Antioquia.
Entre abril y julio de 2021 se realizaron Diálogos para la No Continuidad y la No Repetición del conflicto en Bajo Atrato-Darién y Urabá, en los cuales se escucharon a las comunidades indígenas, negras, mestizas, mujeres y población LGBTI, a la Mesa de Víctimas de Antioquia y Chocó, a experiencias de convivencia, a educadores, a excombatientes, al sector empresarial, fuerza pública, entidades de Estado, y cooperación internacional. Estas conversaciones fueron el camino para que los habitantes de Bajo Atrato- Darién y el Urabá le contaran a la Comisión su historia, los procesos de victimización, de resistencia y las recomendaciones para la no repetición.
Estas dos regiones, unidas en la esquina noroccidental de Colombia, han sido repetidamente victimizadas en medio de circunstancias comunes, pero con varios factores particulares en cada una de ellas. “El Urabá es Urabá, el Chocó es Chocó y el concepto es diferente. La focalización tiene que ser diferente y diferenciada”, aseguró un asistente a los diálogos, planteados por la Comisión, por lo que en este especial se encontrarán tanto las similitudes como las diferencias que expresaron las comunidades.
También es una zona donde el Gobierno Nacional le ha dado prioridad a la agroindustria de la palma, especialmente en el Chocó, y al banano y el plátano en el Urabá, aunque en toda la zona existan ambos cultivos. Se han promovido megaproyectos que permitan la conexión del Caribe y el Pacífico, que no han tenido éxito, dada la oposición de comunidades étnicas y ambientalistas por la biodiversidad única en el mundo que existe en estas selvas chocoanas.
En 1991 la presión de la ciudadanía y la voluntad política permitió el nacimiento de una nueva constitución política. Derogó un documento que tenía más de 100 años, actualizando las normas a las necesidades del país. Entre los principales logros obtenidos estuvo el reconocimiento de un Estado multicultural que reconoce la diversidad étnica y cultural. Una decisión clave en una zona donde habitan las comunidades embera chamí, embera katío, embera dobida, tule kuna y al pueblo Wounnan, además de varias comunidades negras.
Para 1993 se expidió la Ley 70 que creó los Consejos Comunitarios, permitiendo la agrupación de las comunidades negras y afrocolombianas del pacífico colombiano bajo esta figura. Una de las principales promesas era la titulación de la tierra. En esta región, la oportunidad de formalizar su territorio, los expuso a la violencia por parte de los grupos armados.
La zona que, desde finales de los setenta, había tenido una fuerte presencia de grupos guerrilleros del Ejército Popular de Liberación (EPL) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP), pasó a ser tomada, a mediados de los noventa, por el entramado paramilitar a cargo de Carlos y Vicente Castaño, quienes llegaron desde el departamento de Córdoba.
Para las comunidades en el territorio, que prefieren guardar el anonimato de su identidad por seguridad, la persistencia del conflicto está ligada al narcotráfico. Reconocen como punto quiebre y recrudecimiento del conflicto armado, el ingreso de los grupos paramilitares a la región de la mano del Ejército Nacional con la operación Génesis en 1997, coordinada al mismo tiempo con la incursión de las autodefensas a Cacarica. De acuerdo con cifras de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, desde 1996 los municipios del Bajo Atrato chocoano tuvieron un aumento considerable de las personas registradas.
Luego del proceso de desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que se concretó en el 2005; la aprobación de la Ley de Víctimas de 2011, que contempla la restitución de tierras; y la firma del proceso de paz con las FARC-EP en 2016, las comunidades sintieron una disminución del conflicto en el territorio.
Con la salida de las FARC-EP del territorio, las comunidades creían en una oportunidad de paz. Pero como lo manifestaron diversas personas en la región durante los diálogos con la Comisión de la Verdad, la disputa por el control territorial se ha mantenido y sigue dejando víctimas en la región. Aunque en algunas zonas manifestaron que había mayores oportunidades y presencia del Estado, sobre todo en el Urabá, el control por parte de las Autodefensas Gaitanistas (AGC), herederas de las AUC, sigue sembrando el terror.
LAS COMUNIDADES ÉTNICAS Y MESTIZAS LE HABLARON A LA COMISIÓN
La Comisión de la Verdad y Rutas del Conflicto construyeron cuatro reportajes que cuentan, desde los testimonios de quienes habitan y trabajan en el Bajo Atrato Darién y Urabá, cuáles son sus perspectivas y propuestas para la no repetición de la violencia en la región.
El ‘Diálogo para la No Continuidad y la No Repetición’ es una propuesta de la Comisión de la Verdad para que las y los colombianos comprendan qué está pasando en los territorios, cuáles son las circunstancias que hacen que el conflicto persista en los territorios y qué tiene que pasar para que la guerra no se repita. En 2020, estos espacios de conversación estuvieron focalizados en el Catatumbo y el Bajo Cauca antioqueño.
La Comisión de la Verdad decidió realizar un proceso de diálogo en el Bajo Atrato - Darién, e incluir al Urabá, por las lógicas regionales en las que se mueven las comunidades, que fueron atravesadas por las mismas violencias. Además, los aportes al esclarecimiento y la persistencia del conflicto no se comprendería sin el contexto de lo que sucede en el Urabá. Las dinámicas del conflicto y los corredores de movilidad unen a los departamentos de Chocó y Antioquia.
En medio de la crisis sanitaria por el COVID-19, la seguridad de las comunidades por la presencia de grupos armado y los problemas de conectividad, la Comisión y el equipo de diálogo social le apostó por conversaciones presenciales que permitieran generar espacios seguros y de confianza para que las comunidades hablarán sobre la situación actual, como la crisis humanitaria de 2019, y las recomendaciones para que el conflicto cese en esta subregión.
Sin embargo, realizar los diálogos presenciales no fue tarea fácil. Por un lado, el orden público impedía llegar a algunos municipios y a otros, las condiciones climáticas dificultaron el acceso tanto de entrada al territorio por parte de la Comisión como de desplazamiento de las comunidades a otros municipios. Gracias a las alianzas con organizaciones como el Cinep, las autoridades negras e indígenas y el Sistema Integral para la Paz se pudieron realizar en su mayoría, los eventos presenciales.
Por el otro, las comunidades no se sentían seguras de hablar por la presencia de los grupos armados y otros como los consejos comunitarios no querían los procesos de esclarecimiento. “Ellos nos decían que frente a la acción jurídica tras la operación Génesis y Cacarica ya habían entregado sus testimonios. En cambio si querían aportar en recomendaciones”, afirmó Adith Bonilla, Coordinadora de la Casa de la Verdad de Quibdó.
Las comunidades étnicas y mestizas, a pesar de la situación del conflicto en el territorio y el control territorial de los grupos armados, compartieron sus experiencias, sus procesos de resistencias y generaron espacios de diálogo seguros. Para los habitantes y las entidades que asistieron a los Diálogos de No Repetición es ideal que estos procesos continúen en clave de las recomendaciones.
PODCAST: RECOMENDACIONES
Las vivencias, las experiencias y las conclusiones fueron llevadas al ‘Diálogo para la No continuidad y la No repetición en el Bajo Atrato- Darién y Urabá’, que se realizó el 7 de julio de 2021. Puede ver el evento aquí
Este proyecto fue realizado en el marco de la alianza entre la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad y la Convivencia y la No Repetición (Comisión de la Verdad), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), La Friedrich Ebert Stiftung Colombia (FESCOL) y Rutas del Conflicto. Con esta serie de reportajes multimedia, la alianza cuenta los factores de persistencia de la violencia y las propuestas para que estos territorios puedan vivir en paz, desde las voces de los distintos sectores de las comunidades que participaron en los Diálogos para la No Repetición y la No Continuidad promovidos por la Comisión de la Verdad.