Comisiones de la verdad
¿para qué?
¿Cómo dar pasos hacia la superación de los conflictos si no se conocen los hechos del pasado? Las sociedades que han sufrido conflictos armados necesitan saber qué pasó, cómo pasó, quiénes fueron los responsables y los beneficiarios de la violencia. La búsqueda de estas respuestas ha guiado el trabajo de las diferentes comisiones de la verdad creadas en el mundo, que surgieron de la necesidad de esclarecer e identificar las causas estructurales de los patrones de violencia y las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante los conflictos, dictaduras o regímenes antidemocráticos.
La tarea de volver al pasado para resolver preguntas que permanecieron sin respuesta desde los ámbitos políticos, económicos, sociales y étnicos fue parte esencial del mandato de las distintas comisiones. A raíz de esto, se avanzó en el propósito de reconstruir memoria y crear mecanismos de reparación y dignificación de las víctimas en pro de consolidar las bases para la reconciliación y no repetición.
Priscilla B. Hayner explica en su libro ‘Verdades innombrables’ que las comisiones de la verdad se centran en eventos pasados, en la investigación de patrones durante un período de tiempo, en la relación directa con la población afectada y la recopilación de información sobre sus experiencias. Además, indica que estas entidades están bajo la supervisión de cada Estado y son órganos temporales que concluyen con la publicación y divulgación de un informe final.
Un ejemplo fue la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) de Argentina, que buscó esclarecer los patrones de violencia y el número de víctimas en los casos de desapariciones forzadas durante la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983. ‘Nunca más’ es el nombre del informe que recogió los hallazgos y recomendaciones que fue entregado al presidente Raúl Alfonsín en 1984.
Al momento de indagar por los responsables colectivos o individuales, las estrategias utilizadas y los beneficios que estas acciones trajeron a determinados sectores de la sociedad, se abrió la posibilidad de que las víctimas esclarecieran, en algunos casos, sus propias preguntas sobre la razón de los crímenes y que en ciertos países se tomaran acciones legales en contra de los victimarios.
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La tarea de volver al pasado para resolver preguntas desde los ámbitos políticos, económicos, sociales y étnicos fue parte esencial del mandato de las distintas comisiones
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“Al brindar especial atención al testimonio de las víctimas, las comisiones aseguran su reconocimiento; con frecuencia después de largos periodos de recibir estigmatización y ser escuchadas con escepticismo”
Centro Internacional para la Justicia Transicional (ICTJ por sus siglas en inglés)
Las comisiones no determinan responsabilidades judiciales para los victimarios. Su labor es el esclarecer el contexto social e histórico de las múltiples violaciones de derechos humanos luego de regímenes, dictaduras o conflicto armados. Según los mandatos de cada comisión, los hallazgos de estas pueden complementar el trabajo de la justicia penal o de otras entidades en el marco de la justicia transicional.
Debido a su enfoque más general, tanto en términos de violaciones como de periodos de tiempo, las comisiones pueden llegar a reunir información masiva de testigos directos, archivos y otras fuentes.
Comúnmente, las comisiones de la verdad han investigado violencias contra la integridad física y mental de las víctimas. A través del tiempo y según los contextos de cada país, también han esclarecido los crímenes de lesa humanidad, de guerra, los delitos económicos y de corrupción.
Generalmente, las comisiones de la verdad deben analizar múltiples décadas para entender las raíces de la violencia y reconocer a las víctimas verdades que se mantenían en silencio.
Las víctimas y sobrevivientes son las fuentes primarias de información para las comisiones de la verdad, y muchas comisiones tienen el mandato legal de asegurar el bienestar de las víctimas.
Cabe resaltar que las comisiones de la verdad no pretenden ni han sido concebidas para ser un reemplazo de las instituciones judiciales de cada país. Más bien, estas juegan un papel temporal y complementario para “ofrecer un diagnóstico más complejo del que se obtiene a través de procesos penales”, así como lo señala Natalia Springer en su libro ‘Sobre la verdad en los tiempos del miedo’.
En palabras de la autora, las comisiones pueden convertirse en “ventajosos aliados” de la justicia tradicional y, para sustentar esta idea, cita al político Alex Boraine, quien señala que de la combinación entre persecución judicial y comisiones de la verdad puede “surgir una fuerza contundente para establecer la responsabilidad de funcionarios del régimen represivo, cuya participación en los hechos resulta difícil de probar por medios convencionales”.
Si bien la Comisión de Verdad y Reconciliación de Perú, establecida tras 20 años de conflicto armado entre Sendero Luminoso, el Movimiento Revolucionario Túpac Amarú y el Estado peruano, buscó una verdad ética y no judicial, los hallazgos de los responsables individuales y colectivos se congregaron en casos que fueron entregados al Ministerio Público para que fortaleciera su investigación y tomara acciones legales contra los victimarios.
De esta manera, la información recabada por la comisión peruana sí tuvo implicaciones judiciales para algunos responsables por medio de la justicia ordinaria, más no por la acción de otro tipo de mecanismo extrajudicial; es decir, no de una corte especial encargada de sancionar a los responsables. Esta situación sí ocurrió en Sierra Leona, donde la Comisión de la Verdad y la Reconciliación trabajó a la par con la Corte Especial. Los dos escenarios constituyen alternativas distintas en el camino de la verdad y justicia que dejaron balances más o menos positivos en las sociedades.
“Sobre qué reparamos, si no sabemos lo que hemos hecho... Saltar ese paso sin hacer un esclarecimiento es como construir el techo de la casa antes de las columnas”
A la fecha han existido 51 comisiones en el mundo, debido a que son varios los casos de países que, a raíz de diversas tensiones sociales y políticas, han entrado en conflictos internos prolongados que exacerbaron la violencia y desembocaron en graves violaciones a los derechos humanos por parte de todos los actores de dicho conflicto.
En la estructuración de las comisiones no se usaron una fórmula o pasos inamovibles para garantizar los mismos resultados al replicar el proceso de un país a otro. Sin embargo, aquellas comisiones que estudiaron los aprendizajes y los adaptaron a sus contextos específicos forjaron caminos valiosos hacia el esclarecimiento de la verdad, la reconciliación y el cumplimiento de las recomendaciones incluidas en el informe final.
Al respecto, Eduardo Pizarro Leongómez, quien ofició como presidente de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, creada en Colombia tras la firma de la Ley de Justicia y Paz, considera que las comisiones de la verdad han sido desiguales, que han existido algunas muy exitosas y otras no tanto, pero lo más importante es que haya una apropiación en la sociedad de los resultados, que haya voluntad para que las medidas que se recomiendan se implementen eficazmente.
Eduardo Pizarro, expresidente de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación, creada en Colombia tras la firma de la Ley de Justicia y Paz, considera que lo más importante del trabajo de las comisiones de la verdad es que haya una apropiación en la sociedad de los resultados y que haya voluntad para que las medidas que se recomiendan se implementen eficazmente.
¿para qué?
Las comisiones no determinan responsabilidades judiciales para los victimarios. Su labor es el esclarecer el contexto social e histórico de las múltiples violaciones de derechos humanos luego de regímenes, dictaduras o conflicto armados. Según los mandatos de cada comisión, los hallazgos de estas pueden complementar el trabajo de la justicia penal o de otras entidades en el marco de la justicia transicional.
Debido a su enfoque más general, tanto en términos de violaciones como de periodos de tiempo, las comisiones pueden llegar a reunir información masiva de testigos directos, archivos y otras fuentes.
Comúnmente, las comisiones de la verdad han investigado violencias contra la integridad física y mental de las víctimas. A través del tiempo y según los contextos de cada país, también han esclarecido los crímenes de lesa humanidad, de guerra, los delitos económicos y de corrupción.
Generalmente, las comisiones de la verdad deben analizar múltiples décadas para entender las raíces de la violencia y reconocer a las víctimas verdades que se mantenían en silencio.
Las víctimas y sobrevivientes son las fuentes primarias de información para las comisiones de la verdad, y muchas comisiones tienen el mandato legal de asegurar el bienestar de las víctimas.