la difusión de
Durante la entrega de este, el gobierno en turno lo recibe, pero eso no garantiza que el resto de la población, especialmente los habitantes de las zonas más apartadas del centro del país, en ocasiones las que sufrieron la mayoría de los impactos del conflicto, conozcan los hallazgos, detalles y la verdad presentada en el informe final.
Las responsabilidades de hacer llegar esta información de una manera clara, concisa y profunda recaen sobre los equipos de comunicaciones de la entidad, los medios de comunicación que cubrieron el acontecimiento, las organizaciones de la sociedad civil y de los mismos actores políticos. Sin embargo, en esta ocasión, el foco estará en presentar las lecciones y aprendizajes de los dos primeros en su trabajo de difusión y divulgación del informe en diversas comisiones.
Antes de entrar revisar el rol de cada uno, primero, hay que hablar de la lectura del contexto como factor determinante en los esfuerzos de difusión y posterior acogida del documento. “El impacto de un informe final puede depender menos de su contenido que de una variedad de factores circundantes, incluido cuándo y en qué circunstancias se publica y publicita el informe, qué tan ampliamente se distribuye, cuánta cobertura recibe en los medios de comunicación”, señala la Oficina del Alto Comisionado por los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
El cuándo y en qué circunstancias suele ser decisivo, porque los gobiernos de transición pueden tener organismos con la lógica del orden anterior que dificulten el cumplimento de las recomendaciones, entre esas la judicialización de los responsables por parte de la justicia ordinaria.
El papel de los equipos de comunicación de cada comisión toma especial relevancia en el momento previo e inmediato a la entrega del informe final. Es aquí donde deben desplegar toda su capacidad para buscar la forma adecuada de presentar dicho informe de la mejor manera posible en términos de apropiación y recordación.
En la práctica, las estrategias implementadas por los equipos de comunicación no han desplegado todas las herramientas disponibles generando algunas falencias. Por ejemplo el equipo de la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de Guatemala, según el artículo ´Guatemala: la verdad, sin eco´ de Juan Diego Restrepo, realizó un resumen de 50 páginas al informe tanto en inglés como español y contó con el apoyo de la Fundación Myrna para presentar los resultados a modo de historieta. Además, dentro de las recomendaciones entregadas al Estado se solicitó dar a conocer los acuerdos de paz y el contenido del documento en las instituciones educativas, así como la traducción del informe en 5 lenguas mayas. Pese a estos esfuerzos en la difusión, la apropiación del informe no fue inmediata ni tuvo el impacto esperado en el corto plazo.
Las acciones de la Comisión de Perú fueron la entrega de un breve folleto con los datos del informe, la exposición fotográfica Yuyanapaq; para recordar como legado y un archivo público y digital denominado Lugar de Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM), en el que residen reportajes y cubrimientos de la televisión durante el conflicto armado.
Para cubrimiento de los medios de comunicación es necesario reflexionar sobre las siguientes recomendaciones:
Los medios adquieren el rol de guardianes de la memoria colectiva. Dado que los procesos de justicia transicional tienen como objetivo construir una memoria colectiva, el poder de “encuadre” de los medios de comunicación es clave para su proyecto.
Los medios deben proteger el informe presentando los datos con toda la objetividad y la discusión, que por naturaleza se dará desde los diferentes frentes.
La discusión debe darse dentro de un espacio de debate, que garantice la participación equitativa de todos los actores. Es clave hacerse la pregunta: ¿el cubrimiento del informe es sobre los hallazgos y las discusiones de los mismos o sobre las reacciones de actores sociales influyentes?
Procurar traer sanación a través de las narraciones y de los titulares, en lugar de polarización y culpa, que resulte en un periodismo amarillista.
No estigmatizar a las víctimas ni revictimizarlas. No cuestionar, ni juzgar la experiencia vivida porque es propia, es intransferible. Ante todo, hay que presentar el respeto por la experiencia y la afectación emocional individual.
Se debe tener una sensibilidad y experticia específica al abordar temas como el reclutamiento forzado en niños, niñas y adolescentes y las violencias sexuales contra mujeres y personas LGBTI.
Promulgar la reconfiguración de la comunidad política del país. Por ejemplo: dentro de las narrativas se debe priorizar a los grupos históricamente vulnerados como las comunidades étnicas o el campesinado para contribuir a que estos y estas se sientan representados.
Teniendo en cuenta que el cubrimiento de las comisiones de la verdad configuran un punto clave en la historia de un país, es necesario hacer un llamado, por un lado, a los medios de comunicación para estudiar de cerca el proceso e influir en que la mayor cantidad de información, esa verdad que se reside en el informe final sea difundida entre diferentes sectores sociales; y por el otro, a que los equipos de comunicación realicen su mayor esfuerzo por brindar piezas multimediales, comprensibles y llamativas que sirvan de insumo a los medios y a la sociedad civil como fuente oficial para entender lo vivido durante el conflicto y las recomendaciones surgidas de ese análisis.
Los medios de comunicación juegan un papel fundamental a la hora de difundir el informe final de las comisiones de la verdad. En este caso presentamos las acciones realizadas por los medios de comunicación tras la publicación del Informe Final en los casos de Sudáfrica y Perú.
la difusión de
Los medios adquieren el rol de guardianes de la memoria colectiva. Dado que los procesos de justicia transicional tienen como objetivo construir una memoria colectiva, el poder de “encuadre” de los medios de comunicación es clave para su proyecto.
Los medios deben proteger el informe presentando los datos con toda la objetividad y la discusión, que por naturaleza se dará desde los diferentes frentes. La discusión debe darse dentro de un espacio de debate, que garantice la participación equitativa de todos los actores. Es clave hacerse la pregunta: ¿el cubrimiento del informe es sobre los hallazgos y las discusiones de los mismos o sobre las reacciones de actores sociales influyentes?
Procurar traer sanación a través de las narraciones y de los titulares, en lugar de polarización y culpa, que resulte en un periodismo amarillista.
No estigmatizar a las víctimas ni revictimizarlas. No cuestionar, ni juzgar la experiencia vivida porque es propia, es intransferible. Ante todo, hay que presentar el respeto por la experiencia y la afectación emocional individual.
Se debe tener una sensibilidad y experticia específica al abordar temas como el reclutamiento forzado en niños, niñas y adolescentes y las violencias sexuales contra mujeres y personas LGBTI.
Promulgar la reconfiguración de la comunidad política del país. Por ejemplo: dentro de las narrativas se debe priorizar a los grupos históricamente vulnerados comolas comunidades étnicas o el campesinado para contribuir a que estos y estas se sientan representados.