legado

y reconciliación

 

Más allá del informe final que presenta cada comisión al término de su mandato, son varios los legados y lecciones que dejan los procesos de comisiones de la verdad a través de la historia. Sin embargo, como explica María Camila Moreno, estos legados o los cambios necesarios se ven mucho más adelante, incluso décadas después de la entrega del informe final.

“Los informes finales no se pueden ver con una óptica inmediatista. La entrega del informe final es un hito en un proceso muy largo, que toma generaciones. Pero también es un referente, porque la demanda de verdad, de justicia y de reparación permanece en el tiempo”.

Y continúa: “La verdad es la cuota inicial. Se requiere más que verdad para que una sociedad que ha atravesado por periodos de guerra pueda reconstruir la confianza en el Estado, la confianza cívica entre distintos sectores de la sociedad y se requieren transformaciones profundas. Mayor democracia, mayor justicia, mayor equidad y una lucha constante contra la impunidad. Hay que dejarles a las futuras generaciones unas bases sólidas para que puedan encaminarse a un futuro distinto”.

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La mayoría de comisiones no le han dado un nombre  al informe que entregan al cierre de su mandato. Solo unos pocos casos, han decidido poner un nombre a su informe final.

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La entrega de los informes es la apertura al conocimiento de verdades profundas, cuyo recibimiento variará según los sectores políticos, sociales o incluso económicos. En panoramas de buena acogida, los presidentes pidieron perdón públicamente y se comprometieron a cumplir con las recomendaciones. Un ejemplo de esto fue el caso del primer ministro de Canadá, Justice Trudeau, quien pidió perdón por el genocidio cometido contra niños y niñas indígenas en las escuelas residenciales.

Aun con el reconocimiento del informe por parte de un mandatario, los hallazgos, el tratamiento de los testimonios y la narrativa utilizada para referirse a los actores pueden ser motivo de polarización entre distintos sectores. Así ocurrió en el caso peruano, donde se vivió una fuerte polarización tras la publicación del informe, en especial de parte de la fuerza pública y, por muchos años, del fujimorismo.

“Los informes de las comisiones de la verdad generan ese impacto social porque hay un cierto escepticismo sobre lo que ocurrió y abren los ojos sobre las dimensiones del horror (...). Uno de los riesgos que tiene es que el informe sea un arma de guerra de los unos contra los otros y que se utilice no para la reconciliación nacional, no para sanar las heridas, sino como un arma de guerra para enfrentar al Estado o para que sectores de las élites enfrenten a sus adversarios”, comenta Eduardo Pizarro.

El impacto de los informes

Eduardo Pizarro considera que los informes deben generar un impacto en la sociedad para que esta entienda y conozca lo que pasó durante el conflicto, sin embargo, habla del riesgo que puede significar este impacto en sociedades polarizadas.

 

 

 

Muchas comisiones de la verdad tienen el objetivo explícito de promover la reconciliación, incluso incorporan el término en su mandato y nombre oficial. Aun así, la experiencia muestra que este es un proceso social largo que no se logra con imposiciones. Por ejemplo, las comisiones de Sudáfrica y de Timor Oriental crearon espacios en los que víctimas y victimarios se encontraban y trabajaban para avanzar en el perdón y la reconciliación viéndose cara a cara.

La reconciliación, como uno de los fines que persigue una comisión, se llegó a interpretar en la experiencia sudáfricana como una acción de carácter nacional que se cumpliría durante la existencia de la entidad dedicada a este propósito, pero la realidad estuvo lejos de ser esa. Debido a esto, a mitad del mandato, según se expone en el texto ‘Verdades innombrables’, Desmond Tutu, presidente de la comisión, empezó a referirse a la promoción de la reconciliación como una tarea más clara y alcanzable durante el periodo de funcionamiento de la entidad.

Parte del legado de esa comisión no fue la consecución de la reconciliación nacional entre todos los ciudadanos; no obstante, investigadoras como Priscilla Hayne, rastrearon las visiones de las víctimas para conocer qué aporte dejó o trajo consigo la creación de la comisión. Los resultados más favorables fueron: el valor de contar por primera vez, en las audiencias públicas, el alivio emocional por romper el silencio, la discusión nacional sobre las necesidades de resarcir el pasado y la conformación del grupo de apoyo ´Khulumani´- hablar, en español- para sobrevivientes del conflicto, como una acción previa que fue inspirada por la conformación de la entidad.

Entre los menos favorables se encontró la intensificación del trauma con impacto físico y psicológico en las víctimas, tras haber revivido la situación violenta y en especial la sensación de impunidad en muchas familias que consideraron las amnistías como un acto de impunidad, en especial, si esperaban que su testimonio público diera lugar a investigaciones.

 

La entrega de los informes es la apertura al conocimiento de verdades profundas, cuyo recibimiento variará según los sectores políticos, sociales o incluso económicos

 

Esa tarea desbordada por alcanzar la reconciliación en periodos muy cortos ha demostrado ser inalcanzable tanto en Sudáfrica como Chile o Perú. Incluso así las comisiones tuvieron un rol clave en el reconocimiento estatal de la segregación racial, las desapariciones forzadas durante la dictadura de Pinochet y la concentración del conflicto armado en regiones de mayorías indígenas en Perú. Cada reconocimiento constituye verdades que en mayor o menor medida fueron acogidas o controvertidas por diferentes actores sociales de cada país.

Además, estos reconocimientos constituyeron un paso hacia la reconciliación en el que los estados, principalmente, se comprometieron a la implementación de las recomendaciones entregadas junto al informe final. Por lo que estas experiencias muestran que una de las mejores estrategias para aportar a la reconciliación es buscar los cambios estructurales, institucionales, políticos y sociales para restaurar los derechos y la dignidad de las poblaciones más afectadas por la violencia durante el conflicto armado vivido.

La reconciliación después de las comisiones de la verdad

La directora en Colombia del Centro internacional para la Justicia Transicional (ICTJ por sus siglas en inglés) destaca el valor de conocer la verdad para que no se repita el horror en las sociedades y destaca la importancia de no buscar inmediatamente los impactos de las comisiones de la verdad en las sociedades porque es un proceso que toma tiempo.

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y reconciliación

La mayoría de comisiones no le han dado un nombre al informe que entregan al cierre de su mandato. Solo unos pocos casos lo han hecho.

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El impacto de   los informes

La reconciliación después de las comisiones de la verdad

La directora en Colombia del Centro internacional para la Justicia Transicional (ICTJ por sus siglas en inglés) destaca el valor de conocer la verdad para que no se repita el horror en las sociedades y destaca la importancia de no buscar inmediatamente los impactos de las comisiones de la verdad en las sociedades porque es un proceso que toma tiempo.