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Comisión de la Verdad

“Buscar a las personas desaparecidas es un deber humanitario, es un imperativo ético y moral”

Palabras de la comisionada Marta Ruiz en el Encuentro por la Verdad #ReconocemosSuBúsqueda, una acción dedicada a la persistencia de mujeres y familiares que buscan personas desaparecidas.

ENCUENTRO | Agosto 29 de 2019

“Buscar a las personas desaparecidas es un deber humanitario, es un imperativo ético y moral”

La Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición está aquí para reconocer la búsqueda de todos. El reconocimiento significa tomar la realidad tal y como es, sin máscaras, sin mentiras.

Este es el segundo acto de reconocimiento que hace la Comisión en el marco de su mandato a las víctimas del conflicto armado interno, a su dignidad, y a su aporte a la construcción de una paz estable y duradera, que es el horizonte moral y político que se ha trazado el acuerdo de paz.

Estamos reconociendo a quienes han buscado a los más de 100.000 desaparecidos que ha dejado la larga y dolorosa guerra en Colombia. Aquellos que fueron arrancados a la fuerza de sus casas o trabajos; quienes jamás regresaron del secuestro; los niños o niñas ingresaron a las filas de los grupos armados y cuyo rastro se esfumó en medio de la pólvora. Aquellos a quienes el combate los dejó enterrados en inhóspitas selvas o en olvidados cementerios, mientras sus familias aún los esperan.

Todas las víctimas y sobrevivientes, sea cual sea el momento o circunstancia en las que han sido afectados por el conflicto armado interno, tienen igual importancia para esta comisión.

Buscar a las personas desaparecidas es un deber humanitario, es un imperativo ético y moral, y es una obligación política y jurídica del Estado colombiano. Estado que hoy representamos aquí la Unidad de Búsqueda y la Comisión de la Verdad, como parte de las nuevas instituciones creadas para contribuir a la transición de un estado de guerra prolongada a la construcción de paz.

Las buscadoras, esas personas que con un retrato en la mano se han rebelado contra la dictadura del negacionismo y el olvido, contra el cinismo y las justificaciones, y le han dado a Colombia y al mundo una lección de dignidad, de humanidad. Ellas señalan caminos para afrontar un pasado doloroso, que todavía se niega a ser pasado.

Nosotros venimos a asumir el reto y la tarea que ustedes nos proponen. Lo asumimos como parte del mandato que nos ha sido dado por la constitución, pero también por el que nos da nuestra condición de humanidad.

Según el diccionario, una de las acepciones del reconocimiento, es la gratitud. esa es la que elegimos hoy para este Encuentro por la Verdad. Venimos a dar las gracias a todas quienes con las fotos de sus seres amados han caminado por el país, por cementerios y ríos, por montes y ciénagas, por cárceles y juzgados. Esas fotos demuestran que los que desaparecidos siguen entre nosotros, como memoria del nunca más.

Hoy quiero invitarlos a todas y todos ustedes a que construyamos un tercer significado para la palabra reconocimiento: conocer con el corazón. Porque la magnitud de este hecho no se mide en los ceros a la derecha que tengan las cifras, ni en las toneladas de papel que suman los empolvados expedientes donde reposan sus denuncias. la magnitud de la desaparición ni siquiera se puede medir por la desoladora cantidad de fosas y de cuerpos que han sido exhumados.

Conocer con el corazón implica conectarnos con cada persona, con cada mujer que ha hecho de la búsqueda un acto de dignidad personal y un acto de pedagogía política para un país que aún se niega a ver, se niega a reconocer, y al que todavía le cuesta mucho trabajo perdonar.

Venimos a conocer con el corazón. A escuchar. A rendirle tributo al dolor, a ese dolor que se ha convertido en motor del esclarecimiento de la verdad.

Esta esfera da testimonio de la preparación de este encuentro en Medellín, Barrancabermeja, Villavicencio, Cali, Tumaco, Saravena, Cúcuta, porque la desaparición es un drama humanitario que no respeta geografía.

Esta esfera representa la comunidad que se ha creado en medio de la búsqueda. Porque el reverso de la una experiencia tan dolorosa como es la desaparición, de ese duelo prolongado, es la capacidad de tejer complicidad y de mancomunarse.

En la Comisión estamos seguros de que, aprendiendo de su búsqueda, podremos encontrar a sus seres queridos. Pero al encontrarlos a ellos, guardamos la esperanza de encontrar también la manera de restaurar la humanidad compartida entre los colombianos. Buscándolos a ellos buscamos también la solidaridad, la compasión, la piedad, la justicia. En esa búsqueda allanaremos el camino para ser una sociedad mejor y, sobre todo, más democrática. Una sociedad pacífica donde prime el buen vivir, pero donde aún la muerte tenga la dignidad que se merece.

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