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Comisión de la Verdad

Escuelas de palabra: nunca más la escuela y el conflicto armado juntos

Docentes, estudiantes y egresados de centros educativos, de nueve departamentos, contaron sus experiencias en el proceso de conocer la verdad de los conflictos cotidianos y las memorias del conflicto armado en sus territorios.

ENCUENTRO | Septiembre 14 de 2021

Escuelas de palabra: nunca más la escuela y el conflicto armado juntos

Este lunes se presentaron los hallazgos de ‘Escuelas de palabra’, una iniciativa pedagógica que llevó la verdad como bien público a 64 escuelas del país en nueve departamentos: Atlántico, Bolívar, Cesar, Córdoba, Sucre, La Guajira y San Andrés y Santa Catalina.

En el espacio de conversación entre el Programa Nacional de Educación para la Paz (Educapaz), la Universidad del Norte, docentes y estudiantes de 64 escuelas de la región Caribe e Insular y Centroandina presentaron ante la Comisión de la Verdad la evaluación de la primera fase de la iniciativa ‘Escuelas de palabra: un viaje desde el aula en busca de la verdad’, desarrollada durante 2019.

A partir de cinco caminos, congregados en la metodología, diferentes instituciones educativas iniciaron procesos para construir el valor de la verdad en distintos ámbitos:

  1. El valor de la verdad en la convivencia escolar
  2. Investigando las verdades de los territorios
  3. Niñas, niños y jóvenes expertos en la Comisión de la Verdad
  4. Los puentes entre la memoria y el derecho a la verdad
  5. La escuela como sujeto colectivo en el conflicto armado y la construcción de paz

Óscar Sánchez, director ejecutivo de Educapaz, comentó: “Lo que vi en el proceso de escuelas de palabra es esperanzador. Lo realizado por un grupo de comunidades escolares escogidas y Educapaz no fue sólo pasar por un texto escolar o solo la denuncia, es aprender a sentir de un modo profundo la realidad”.

En el espacio, estudiantes y egresados contaron sus experiencias en el proceso de conocer la verdad de los conflictos cotidianos y de las memorias del conflicto armado en su territorio. Ruth Camargo, estudiante del Colegio Nuestra Señora de las Mercedes, expresó: “Teníamos una venda en los ojos que no nos dejaba ver que la violencia estaba ahí, que nosotros mismos incurrimos en prácticas de violencia o que éramos víctimas de ella”.

Sebastián Morales, egresado de la Institución Educativa Agroecológica de Tierralta (Córdoba), manifestó que esta labor “le permitió entender qué pasó y por qué pasó  y entender estas verdades del territorio para no volverlas a repetir”.

Asimismo, docentes de la Universidad del Norte contaron cómo la investigación participativa fue la metodología que les permitió construir junto a los jóvenes unas claves para dejar el silencio atrás y reconectar con la realidad del territorio. “El proyecto abrió el espectro no solo para completar la cátedra de paz, sino también para enseñar la historia del territorio y reconectarse con esas realidades locales”, contó el profesor Javier Vega.

“En la iniciativa se lograron romper silencios que ya habían estado allí por muchos años. Eso de romper el silencio termina siendo importante porque posiciona el valor de la palabra y la escucha”, añadió el docente Camilo Pérez de la misma universidad.

Trabajando desde las aulas se dio paso a la formación pedagógica de jóvenes que podrán replicar sus conocimientos con otros procesos y que individualmente fortalecieron su visión crítica. Al igual el mosaico metodológico está disponible para que las escuelas de otras regiones puedan implementar las prácticas.

Más allá de las discusiones, las investigaciones conjuntas de docentes y estudiantes se vieron materializadas en informes y piezas creativas que recogen las reflexiones hechas en las aulas. “Los productos creativos tienen una gran posibilidad de convertirse en herramientas pedagógicas y mostrar las posibilidades que nos ofrecen para nuevos diálogos”, dijo el profesor Pérez.

También durante el evento se proyectó el cortometraje ‘Que no muera mi pueblo’, realizado por la Institución Educativa Escuela Normal Superior de San Juan del César en La Guajira. El documento fílmico mostró los relatos de pobladores que vivieron la crudeza del conflicto por el asesinato de amigos cercanos y el desplazamiento forzado, producto de las amenazas de los actores armados con control del territorio. A la entrega también se sumó un libro sobre las reflexiones de la escuela de la palabra en Valencia, Córdoba.

El presente de los participantes y sus perspectivas a futuro se vieron transformadas por estas acciones pedagógicas que los llevaron a preguntarse por el valor de la verdad y de la memoria dentro de sus comunidades y la apertura de distintas oportunidades de vida, aun si en el territorio persisten actores armados. “En el mapeo del territorio nos encontramos con personas que vivieron los hechos, algunas querían hablar, pero a la vez se preocupaban porque pensaban que nosotros estábamos buscando culpables”, expresó Camila Arteaga.

Y agregó: “Recoger las memorias nos permitió el reconocimiento de nuestras propias historias y a la vez permitió que cada joven piense que tiene una oportunidad de salir adelante, que hacer parte de las filas no es una oportunidad de vida. Nunca más la escuela y el conflicto armado juntos”.

María Yovadis Londoño, educadora de San José de Uré en Córdoba destacó: “Pudimos hablar de eso que nos había pasado en todas las escuelas donde dictamos clases en medio del conflicto, eso se lo contamos a los estudiante y permitió romper los muros que nos separaban; eso solo se logra con la verdad. Se generó empatía y nos pusimos en el lugar del otro”.

Finalmente, la comisionada, Marta Ruiz destacó los aprendizajes de quienes hicieron parte de escuelas de palabra e hizo un llamado: “La paz no crece silvestre. Es sembrando, todos los días, con espacios, con propuestas y con la fuerza de gente berraca que se le mida a las cosas”.

 

Vea aquí el evento en su totalidad ↓↓

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