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Comisión de la Verdad

“Si Antioquia no hace la paz, no habrá nunca paz en Colombia”

Palabras de Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, durante el Reconocimiento de responsabilidades del secuestro y asesinato de Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverri, por parte de las antiguas FARC-EP en Caicedo, Antioquia.

ENCUENTRO | Agosto 09 de 2021

“Si Antioquia no hace la paz, no habrá nunca paz en Colombia”

Todos ustedes mis queridos amigas y amigos ciudadanos de Caicedo y Víctimas de esta violencia tan dura y queridas familias de Guillermo Gaviria. Aníbal que nos estas escuchando y tu madre, la mamá de tuya y de Irene. Querida Marta Inés y querida familia de Guillermo Echeverri y a todos los aquí presentes. Creo que tengo con ustedes los mismos sentimientos que nos embargan en este momento en que nos tocan de una manera tan profunda.

Quisiera empezar para tenerlo presente y es agradecer a las víctimas quienes estuvieron aquí presentes, agradecer a todo el pueblo de Caicedo y agradecer a los firmantes de la paz, el alcalde Miguel Alfonso me pidió agradecer su presencia, aquí, en este momento, en el pueblo y haber estado durante este acto.

Es muy difícil recoger todo lo que aquí se ha dicho, porque las palabras que hemos escuchado de todos los lados son tremendamente conmovedoras. Las palabras que nos dijo Irene, las palabras tan fuertes que no dijo Yolanda, las palabras que nos dijo Eugenio Prieto las palabras que nos dijo Luis Fernando el gobernador y también con ese gesto tan noble y la forma como se refirió a Aníbal Gaviria y la idea de crear un premio, la decisión de crear un premio de la no violencia acá en Caicedo y las palabras que nos dijo el alcalde Miguel Alfonso. También, lo que acabamos de oír de parte de los firmantes de la paz, me alegra mucho que la Comisión de la Verdad haya querido referirse a ustedes en este día, no como exFARC-EP, no como Partido Comunes, sino directamente como firmantes de la paz.

Yo quiero decirles que habiendo estado en La Habana, cuando vinieron los grupos de las víctimas, fui testigo eran las víctimas de las FARC-EP, de los paramilitares y las víctimas del Ejército y fui testigo, después de una de esas reuniones tremendas, en que las víctimas hablaron con toda su fuerza, cuando uno de los comandantes de la FARC, se paró para decir: “esto, nosotros nunca, nunca lo podremos arreglar. Nunca podremos satisfacer a tanto dolor de tantas víctimas, es imposible. Lo único que podemos hacer es ofrecerle nuestra decisión de que volvamos a la paz y nunca más volveremos a la guerra.

Yo he sido testigo de estos compañeros que han hablado, de la forma como han matado a 280 de sus compañeros. No es fácil lo que ellos están haciendo. Yo he asistido a algunos funerales de muchachas que fueron de la FARC-EP que firmaron la paz y las asesinaron. He visto llorar a sus madres campesinas, porque tenían la ilusión de las niñas que pudieron entrar al SENA después de haber dejado la guerra y las asesinaron en Bogotá. Saben que lo pueden matar y sin embargo siguen convencidos que la guerra que hicieron la dejaron para siempre, porque cometieron grandes errores y como dijeron aquí crímenes, no errores, solamente, sino crímenes que es cuando uno utiliza su libertad para hacer el mal, lo han dicho, ustedes lo han oído.

Ellos entraron en detalles no solamente como acaba de decir, aquí, Luis y acaba de decir Fancy Orrego, no solamente lo secuestramos, hicimos el crimen de matarles. Fancy nos contó a nosotros en detalle que esto no fue un curso de balas. No, ellos los mataron, por eso usaron la palabra crimen: “el crimen que hicimos contra ellos”.

De lo que en nuestro corazón dejaron personas la magnitud, el significado, el mensaje, el coraje de hombres como Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverry, pues, hemos quedado todos conmovidos. Yo agradezco mucho que se hayan leído, repetidas veces, las palabras de ellos; que tu Daniel Gaviria nos las hayas traído.

La no violencia activa es una cosa muy seria. Ghandi la tomó del capítulo V de San Mateo, del discurso en el monte de Jesús. Ustedes recuerdan ese discurso cuando empieza diciendo: “Oís que se dijo a los antiguos, ojo por ojo, diente por diente, amarás a tus amigos y odiarás a tus enemigos y yo les digo, no. Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que les hicieron mal, acojan a los que los destruyeron y construyan con ellos algo distinto”, les dijo también, “no hay nada oculto, que no sea vaya a saber” y les dijo también en ese mismo en ese mismo discurso del monte, “ustedes son la sal de la tierra. Ustedes, los que tienen el coraje de volverse a coger”. Ustedes son la luz del mundo, de Colombia y no se pone una luz debajo de una mesa, sino que se pone por encima, para poder construir esto juntos. De allí tomó Gandhi su discurso de la no violencia.

Yo quisiera decirles, algunas cosas muy elementales, tratando de resonar con lo que he oído aquí. Como lo decía Pastor Alape, esto es un camino, apenas empezamos. Cuando uno comienza a meterse en la Comisión de la Verdad, miren es como ir abriendo un repollo; usted quita una cáscara y hay una verdad más profunda dentro, quita esa cara y hay otra verdad más profunda dentro, y tiene que quitar otra y uno no sabe hasta qué dimensiones de dolor tiene que llegar. Esos dolores, como decía Irene, no se puede soltar, nunca, los dolores de las mamás, los dolores del pueblo, porque es eso lo que nos va a permitir a nosotros, nunca dejar de repetir: esto es intolerable, no lo toleramos, nunca lo toleraremos y no puede volverse a repetir en Colombia.

Marta Ruiz nos explicó lo era esta locura del secuestro y lo que esto significaba para todos nosotros. Yo también, ustedes, lo supieron después de que Ingrid Betancourt habló por primera vez, con la Comisión de la Verdad, estos los hombres de las FARC-EP escribieron un documento que fue muy fuerte en que dice: “Nosotros convertimos en un infierno la vida de los secuestrados y de sus familias. Nosotros destruimos la dignidad de ellos y destruimos nuestra dignidad propia y destruimos nuestra legitimidad”, estoy repitiendo palabras de ese documento que firmaron los de las FARC-EP o si ustedes quieren: los firmantes del acuerdo de La Habana, que me parece mucho más hondo decirlo así.

Yo quisiera decirles a los gobernantes, aquí presentes, al gobernador, al alcalde. Yo creo que aquí hay unas cosas muy serias para los gobernantes. Una de las cosas que nos dejó Guillermo Gaviria fue el programa congruente de paz como estrategia de gobierno, Martha Ruiz se refirió a eso. Eso hay que volverlo a hacer en Colombia, les ha cogido miedo a los gobernantes volver a hablar de la paz, de la paz en serio y de la paz con toda el alma. Es muy difícil, pero hay que hacerlo de verdad y no la paz chiquita, la paz por debajo de cuerda, no la paz en serio. En eso estamos en este país y eso era lo que Guillermo y Gilberto estaban proponiendo que se hiciera con toda determinación y la paz no solamente con las FARC-EP, la paz con el ELN, la paz con todos los grupos. Por supuesto, esa paz se construye sobre la verdad y yo les agradezco a los compañeros del Movimiento de la no violencia que nos hablaron con tanta claridad, queremos que la Comisión de la Verdad, contribuya a que todas las verdades se digan y que la responsabilidad de lo que pasó aquí sean las responsabilidades de todos los lados, en esa tarea estamos nosotros. Nosotros estamos en la disposición de no quedarnos callados en nada que podamos esclarecer. No somos jueces, la Comisión de la Verdad no es el juez, para eso está la Jurisdicción Especial para la Paz, pero estamos con la obligación de esclarecer por qué nos vimos metidos en esta locura en Colombia, en estas barbaries a las que nos hemos venido refiriendo.

Yo quiero pedirles a los firmantes de la paz que están aquí presentes, ustedes tienen esta responsabilidad inmensa de responder a lo que este pueblo de Caicedo les está pidiendo, lo que estas familias les están pidiendo, irse hasta el final para que la paz sea posible en Colombia, tener el coraje de decir la verdad, y de ser líderes de la no violencia ustedes, ante todo el país y eso lo estamos esperando. Eso los rescatará a ustedes, el derecho a la reputación.

Ayer estábamos con los alemanes en Florencia, Caquetá, estaba presente quien está en este momento de reemplazo del embajador, Klaus Botzet. Hay una cosa de los alemanes que a nosotros nos sorprende mucho, muy importante. El día, esto nos lo decía a nosotros un alemán, que el pueblo de Alemania reconoció que mataron a 6.000.000 de judíos, mandaron a mucha población de esclavos a trabajar en sus fábricas. Fueron el causante de 60 millones de muertos y decía el día que el pueblo de Alemania reconoció que ellos eran una sociedad de asesinos, estoy lo que él decía, Alemania recuperó su dignidad y ese pueblo que fue uno de los más odiados del mundo, después de la Segunda Guerra Mundial, hoy en día, es un pueblo, inmensamente, querido, porque tuvo el coraje de decir la verdad. Todos dijeron por qué habían participado de una u otra forma en la locura de la guerra.

Yo quiero pedirle al pueblo de Caicedo, aquí presente, que ustedes no pueden dejar de estar a la altura de lo que vio en ustedes, Guillermo Gaviria, el gran pueblo de la no violencia en Colombia. Este evento está siendo visto por todo el mundo, las ven los colombianos que están en 25 países distintos, también las ven los embajadores, las universidades. Caicedo está en el corazón del mundo y ustedes no pueden dejar de estar a la altura de los que Guillermo Gaviria le puso, porque lo vio en ustedes. Este pueblo del café que, con su cura, el padre Segura, comenzó a sacar el café delante de los guerrilleros para mostrar que la dignidad humana no se deja derrotar.

Caicedo no se puede echar para atrás. Perdonar es una cosa muy dura, muy difícil. Bien ha dicho Pastor Alape: “Ojalá algún día, ustedes nos perdonen”. Perdonar, en términos cristianos, no es solamente decirle una palabra a la otra persona, sino, venga: usted que cayó en ese error, usted que hizo ese crimen, venga y esto lo vamos construir juntos, nos vamos a reconstruir ustedes y nosotros. Ojalá que Caicedo tenga esta fuerza, si Caicedo, perdona, Colombia perdonará. Pero, Dios no va a perdonar si ustedes no perdonan. Dios perdona a través de nosotros. Si nosotros no perdonamos, ese misterio de Dios no perdona. Ojalá ustedes se arrepientan de verdad o como dijo aquí Irene: “ojalá que el dolor de ustedes sea sincero y entonces, estoy segura que Dios los perdonará a ustedes”.

Quiero decirles una cosa a los antioqueños, yo no soy antioqueño, pero quiero inmensamente al pueblo de Antioquia. Antioquia nos dio a nosotros la primera acumulación de capital con el café. Antioquia no dio el ferrocarril. Aquí se formaron, en Antioquia, en la Escuela de Ingenieros de Antioquia. Ustedes nos dieron a nosotros el desarrollo industrial, el desarrollo del arte, difícil pensar en un pueblo con tanta capacidad artística como la antioqueña. Ustedes, nos dieron a nosotros la más grande banca privada que tiene Colombia, pero el territorio más violento de Colombia ha sido Antioquia y la mayor parte de los hombres que han estado en la guerra, que yo sí lo he conocido, han sido de aquí; casi todos los paramilitares que yo conozco, y son muchos, han sido de aquí.

Miren, si Antioquia no hace la paz, no habrá nunca paz en Colombia. Si ustedes, los antioqueños, no se deciden de que aquí va a haber paz, si ustedes no lo hacen, en Colombia no habrá paz. Nosotros esperamos que Antioquia sea para Colombia, el territorio de la paz y se los digo porque nosotros con la Jurisdicción Especial para la Paz y la Unidad para Encontrar a las Personas Desaparecidas somos las instituciones que los firmantes del acuerdo crearon, tenemos una responsabilidad muy grande por la paz.

Antioquia en Urabá, Antioquia en el Magdalena Medio, Antioquia en el oriente antioqueño tiene que ser el territorio que le muestre el camino de la paz a Colombia. Así como lo hicieron en la economía, así como lo hicieron en arte, por favor el pueblo antioqueño, nosotros esperamos eso el pueblo antioqueño.

Termino diciéndoles otra cosa, nosotros estamos aquí porque Guillermo Gaviria y Gilberto Echeverry nos han convocado. Ellos no trajeron a aquí y porque nos trajeron las víctimas de Caicedo. Por eso alguien hizo mención a que sus espíritus están aquí presentes. Es en serio, ellos nos activan a nosotros para que sigamos en esta pasión. Por supuesto, si estuvieran aquí, le estarían dando la mano a los que firmaron el Acuerdo de Paz, bastaría haber estado con ellos para entenderlo, inmediatamente, en medio, de todas las dificultades que esto supone, de los dolores y las rivalidades que le saltan a uno en el alma, pero los hombres que construyen la paz son así. Lo que esperamos nosotros del resto de las antioqueñas y antioqueños.

 

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