Género, discapacidad y conflicto armado: cuerpos, mentes y emociones invisibles

El pasado 25 de noviembre, ‘Día Internacional de la eliminación de las violencias contra las mujeres’, la Comisión de la Verdad escuchó las experiencias de dolor, las historias de resistencia, los sentires y las recomendaciones para la no repetición del conflicto armado de mujeres diversas (jóvenes, adultas, campesinas, lesbianas) con discapacidad.

Este encuentro hizo parte de un proceso en el cual se busca comprender el pasado y los factores de persistencia del conflicto armado desde una perspectiva interseccional para esclarecer la verdad desde las experiencias de personas con discapacidad preexistente o adquirida durante la guerra de acuerdo a la edad, la etnia, el territorio, la orientación sexual e identidad de género que las atraviesa.

Salomé Gómez Corrales, coordinadora del Grupo de Trabajo de Género, inició el evento con estas palabras: “Sobre mujeres y discapacidad es necesario mantener una perspectiva amplia y diversa para dialogar con las mujeres las cuales habitan y experimentan múltiples discriminaciones de acuerdo con sus contextos e identidades. Por décadas las violencias de género han sido calificadas como un asunto de la esfera privada y de poco interés público; se hace urgente y necesario erradicar estas violencias como un paso fundamental para la construcción de paz”.

La Comisión de la Verdad celebró la valentía de estas mujeres porque han enfrentado miles de barreras no solo físicas, sino miles de barreras que ponen en sospecha sus narrativas en las que se evidencia el patriarcado y el capacitismo. El movimiento mundial de discapacidad dice ‘nada de nosotras sin nosotras’  por eso este escenario significó un primer paso para abrir un diálogo plural en donde las voces de las mujeres y personas LGBTIQ+ con discapacidad fueron escuchadas y dignificadas.

Jessica Pautt a los 10 años fue víctima de una emboscada de las extintas FARC-EP, una bala se le incrustó en una pierna causándole una artrosis de segundo grado. En su relato habla de cómo adquirió la discapacidad, de dolencias personales y de su fuerza, resistencia, insistencia y tenacidad. “Recuerdo que yo decía ‘¿por qué a mí?’ Mi mamá se quiso volver loca. Yo vivía en Puerto Libertadores frente a una cancha de fútbol, se podrán imaginar para una niña vivir frente una cancha de fútbol y mantener con una pierna estirada encima de una silla porque no podía hacer nada. Me tocaba ver como mi mamá lloraba todas las noches de dolor porque ella tenía que cargarme, le tocó sola. Entonces yo ahí decidí, voy a coger las muletas porque mi mamá no puede conmigo, yo cogí las muletas para ayudarle a ella y a mí también. Llegué al colegio, demoré un año sin estudiar y ahí creo que peor que la propia discapacidad era enfrentarme a la sociedad”, expresó.

Por su parte, Sabrina Pachón, activista sorda señaló: “Se ha pensado que la mujer con discapacidad tiene una doble vulnerabilidad, pero lo cierto es que no se trata de una vulnerabilidad con la que nacemos, sino que es impuesta por las personas que tienen el poder y que en virtud de ello se apropian de nuestra vida, de nuestras decisiones, de nuestro cuerpo. Bajo la idea que somos sujetos de cuidado las mujeres con discapacidad no somos dueñas de nuestras vidas, no somos vistas como sujetas de derecho, esa forma de pensar se ha naturalizado. Los discursos de las mujeres con discapacidad han sido discriminados ¿porque es sorda tiene discapacidad cognitiva? Necesitamos cambiar esa normalidad que tiene el Estado frente a esta situación”.

La comisionada Alejandra Miller agradeció a las víctimas por la confianza, por contar sus historias y cerró recordando algunas de las recomendaciones, que deben tenerse en cuenta para hacer de Colombia un país para todas y todos, expresadas en los espacios de escucha por personas con discapacidad: “Sabemos que han pedido que hagamos visible la necesidad de que se facilite el acceso a la educación, a la formación laboral y a la salud. Sabemos que se requiere que los actores armados desminen los territorios para que no hayan más personas víctimas de minas antipersonal y sabemos también que necesitamos que las personas con discapacidad tengan realmente garantías de inclusión y vida digna”.

La Comisión de la Verdad continuará escuchando con todos los sentidos porque solo de esta manera se podrá amplificar las historias de las víctimas y reconocer los cuerpos, mentes y emociones de las personas desde los diferentes tipos de discapacidad.

Les invitamos a escuchar el espacio de escucha y el podcast ‘Género, discapacidad y conflicto armado: cuerpos, mentes y emociones invisibles’ en los que las mujeres y personas LGBTIQ+ cuentan en primera persona sus historias, pensamientos y sentires. ¡Nada de nosotras sin nosotras!

Podcast

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