El quinto Diálogo para la No Repetición, realizado este jueves en la ciudad de Quibdó, Chocó, fue una conversación entre diferentes voces que motivó la reflexión sobre los asesinatos y amenazas que padecen los líderes y lideresas sociales, defensores y defensoras del territorio en la región Pacífico.
La comisionada Ángela Salazar inició la discusión con el siguiente planteamiento: “Los territorios deben ser escuchados. Hoy más que nunca los pueblos y comunidades étnicas del Pacífico se levantan para decir ¡No queremos más guerra!”.
Este clamor se fundamenta en los más de 14 mil hechos victimizantes sucedidos en el marco del conflicto armado y en la grave situación de violación de los derechos humanos a los líderes sociales, expresada en la cifra de 53 líderes étnicos asesinados (24 afrocolombianos y 29 indígenas) de un total de 110 homicidios de este tipo ocurridos en el país, tan solo en el 2018 (CODHES, 2018). “Estamos aquí para discutir las causas de estas violencias, para intentar entender las razones que permiten que el conflicto siga vigente en la región. Partiendo del hecho, de que quienes habitan este territorio son, principalmente, comunidades negras e indígenas”, expresó la comisionada Patricia Tobón Yagarí.
Más de 60 líderes y lideresas étnicos de Buenaventura, la costa nariñenense, la costa caucana y los municipios del departamento del Chocó compartieron escenario con excombatientes, líderes políticos, periodistas y representantes del sector público y privado.
Según los líderes, protagonistas de este Diálogo, las agresiones contra líderes sociales étnicos no son de carácter individual, sino que constituyen una grave afectación contra toda la comunidad que habita el territorio que ese líder o lideresa defiende. “Hay una política diseñada para acabar con los pueblos étnicos en el Chocó. Nos mantenemos por nuestra capacidad de resistencia y “ellos” señalan a los líderes porque son los que guían a la comunidad, los que apoyan esa resistencia”, explicó Abid Manuel Romaña, del Foro Interétnico Solidaridad Chocó.
Por su parte, Orlando Castillo, líder del Espacio Humanitario Puente Nayero, de Buenaventura, manifestó que “cuando asesinan a un líder, esto afecta la lucha, pero es necesario seguir resistiendo, a pesar de que los actores armados han intentado desaparecer, no solo a los líderes, sino también a la cultura de ese líder, en este caso la cultura de la gente negra e indígena”.
Durante el diálogo también se plantearon interrogantes frente al alto costo que tienen que pagar los pueblos étnicos para formar un líder en comunidades como las del río Naya, Barbacoas, López de Micay o Bojayá, dado que la mayoría de estas comunidades no cuentan con agua potable, energía eléctrica ni condiciones para una educación de calidad, situación que algunos explican como abandono del Estado, racismo estructural y corrupción. “Es necesario que en el Pacífico se acabe la relación entre los políticos y la delincuencia”, dijo Richard Moreno, procurador delegado para asuntos étnicos. Por otro lado, Helfer Andrade, líder de la Mesa Indígena Chocó, afirmó que “Chocó es una tierra muy rica, y a pesar de ello, no contamos con la presencia real del Estado. Quienes realmente ejercen el control son las autoridades negras e indígenas, por eso los grupos armados nos atacan. Necesitamos una presencia real del Estado”.
Este espacio de diálogo sirvió para plantear la necesidad de construir una agenda conjunta para la protección de los líderes y lideresas del Pacífico, con garantías desde la institucionalidad y respaldo de las organizaciones internacionales. “Es necesario seguir con el ejercicio de repensar el país. Necesitamos que el centro del país conozca y valore la diversidad cultural y natural de esta región y reconozca a los líderes y lideresas que la defienden”,
dijo Andrés Ramírez, gerente de la Fundación Sociedad Portuaria de Buenaventura.
Al finalizar el diálogo, los diferentes actores concluyeron que los líderes étnicos en el Pacífico están en peligro, que este riesgo tiene una relación directa con el ejercicio de defender un territorio rico en recursos naturales y que es necesario seguir abriendo espacios para el diálogo y la construcción de propuestas que conlleven a la protección efectiva de los líderes y lideresas étnicos.
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