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Comisión de la Verdad

Los ‘Diálogos improbables’ de John Paul Lederach, una forma de construir confianza en los territorios

El académico, experto en mediación de conflictos, habló con la Comisión de la Verdad sobre su metodología de trabajo en sociedades divididas.

Junio 06 de 2018

John Paul Lederach | Académico estadounidense, especialista en mediación de conflictos

El académico estadounidense John Paol Lederach, especialista en mediación de conflictos, expuso y profundizó sobre la conformación de “los diálogos improbables” y explicó el paso a paso de la metodología para construir confianza en los territorios más afectados por la guerra.

El académico ha trabajado en Colombia con movimientos sociales y poblaciones que han sufrido el impacto del conflicto armado interno. También fue asesor del equipo de la oficina del Alto Comisionado para la Paz.

“Colombia siempre me ha dado mucho. Hay mucha gente que se desespera pero aquí siempre encuentro mucha esperanza. Los invito a que no se desesperen”, dijo Lederach al inicio de su intervención.

¿Qué son los diálogos de improbables?

Lederach es el creador de esta expresión que encierra un significado muy profundo. Son conversaciones entre personas y grupos diferentes en contextos polarizados en función de buscar una estrategia en común para lograr transformaciones de largo aliento.

Son diálogos en sociedades divididas y en transición.

Para este investigador estadounidense, experto en resolución de conflictos y exdirector del Instituto Kroc, el diálogo entre opuestos es fundamental en escenarios donde se busca una transición para pasar de la violencia armada a una política sin violencia.

El último Acuerdo de paz de Colombia desde su comienzo ha sido tema de discusión. Aunque muchos comparten la meta final, hay divergencias profundas sobre la manera como se construyó, la forma como se aprobó, el modo como se buscó la interconexión de la Mesa en La Habana con la sociedad colombiana y todo ello sigue teniendo repercusiones en la vida política. “Este es un momento muy agudo en el que se exageran los miedos y se le atribuye la responsabilidad a otro en lugar de hacer propuestas concretas que permitan avanzar en el bien común”.

¿Cómo surgieron los diálogos improbables?

Después de estudiar cientos de procesos de paz en el mundo que incluyen la experiencia de Colombia, Lederach identificó dos grandes desafíos:
- ¿Cómo preparase para hacer el tránsito de una política con violencia a una política sin violencia?
- ¿Cómo se obtiene la capacidad de negociar?

En escenarios de transición hacia la paz es frecuente encontrar el ambiente polarizado y Colombia no es la excepción. Frente a estas circunstancias, Lederach considera que el diálogo de improbables es un mecanismo idóneo para construir un horizonte de convivencia y favorecer el reconocimiento de las víctimas.

Para Lederach es importante que una mesa de negociación cultive el terreno del diálogo aunque se haga en plena polarización. “Aunque la gente no pueda verse porque está tan dividida que no pareciera posible que se junte con sus opuestos, es posible el acercamiento indirecto”.

El allegado en lugar del mediador

En sociedades polarizadas, es necesario identificar quién tiene la confianza de las partes que están en conflicto. Se necesita, por tanto, encontrar personas allegadas a los grupos enfrentados, sin tener que sentar a la mesa de conversación a los principales en disputa.

Sobre la construcción de confianza, Lederach puntualiza:

- La red social es un recurso increíble en momentos de polarización: El recurso existe pero no es muy visible. Hace falta hacer un mapeo de confianzas: actores sociales con capacidad de hacer de puente.

- En su libro “La imaginación moral”, en el capítulo “La vida en la telaraña” señala que los científicos que estudian las telarañas tienen algo de particular: “lo que estudian no es visible; por tanto, cada paso que dan debe ser cuidadoso para no dañar aquello que se quiere estudiar”. A menudo, cuando hay polarización, la gente que llega de afuera empieza a actuar destruyendo lo que ya existe porque no lo ve, no reconoce las redes existentes. Lederach propone la disciplina de preguntar “qué relaciones existen, con el fin de lograr un proceso con más apoyos, en lugar de pensar que no existe nada en medio de escenarios polarizados y alzados en armas y creer que todas las soluciones deben venir de fuera”.

- Por otro lado, cuando se busca un cambio social en comunidades divididas, el profesor sugiere que la presencia institucional no se limite a la convocatoria de eventos; considera que los eventos no permiten una participación amplia y suelen priorizar personas con representatividad, lo que se convierte en un modelo excluyente.

Los ‘Diálogos improbables’ de John Paul Lederach, una forma de construir confianza en los territorios

Es necesario cambiar el formato

Uno de los aportes más significativos a la metodología para la construcción de confianza en el territorio se refiere al análisis del “formato del evento”. Los eventos se caracterizan por ser espacios en los que los asistentes tienen un gran y justificado afán por ser escuchados, circunstancia que convierte las intervenciones en descargas o monólogos que no se conectan. El especialista en mediación de conflictos propone un cambio en el formato y retoma la metáfora de la construcción de una tela de araña. la araña da vueltas y vueltas sobre unos hilos invisibles, pero en realidad lo que está haciendo es encontrar esos puntos clave de donde anclar y conectar sus hilos para tejer la tela. A esto, Lederach le llama el proceso. Propone, entonces, que cambiemos la mentalidad del formato - evento a la del proceso. Al llegar al territorio se deben buscar esos anclajes de la red de araña y volver sobre ellos una y otra vez. Así se establece una conversación con las personas y se crea confianza, se crea una red social.

Tejer como arañas

Lederach emplea la metáfora de la telaraña y considera que lo que importa más que la red es el movimiento que crea. El movimiento es circular y va buscando en el espacio los puntos de anclaje con los que se crean las sedas más largas que se extienden de un punto a otro y que son las más duraderas en el tiempo.

“Todo el esfuerzo de construcción de una telaraña requiere un gran compromiso con la innovación y la flexibilidad. El resultado final y el proceso de creación del resultado final se caracterizan por la capacidad de adaptación a entornos cambiantes, entornos en continua modificación y que permiten intrusiones inesperadas. Por lo tanto, nunca se puede pensar en una telaraña como algo permanente, fijo o rígido. La genialidad de la araña está en su habilidad para adaptar, redefinir y rehacer su red de conexiones dentro de las realidades que se le presentan en un determinado espacio”. ('La imaginación moral', pág 167).

Extrapolando, Lederach señala que el primer paso es identificar a las personas que son anclaje en un territorio concreto, preguntarse cuáles son las brechas estratégicas más importantes allí y cuáles son las mayores divisiones que repercuten en todo lo demás. “La gente valora más la palabra dependiendo de donde venga, de quién la formule”.

La confianza se teje con apoyo de personas del territorio que tienen credibilidad para las partes. Con ellas se va construyendo la capacidad de hacer puentes y de abrir la posibilidad de crear conexiones entre sectores opuestos.

Se requiere de una labor preparatoria: se requiere buscar el tiempo y el espacio para preparar las condiciones del diálogo de tal manera que se facilite la conversación como una conexión humana en medio de profundas brechas sociales.

Se trata de un proceso: se trata de una conversación sostenida en la que se va paso a paso para que los distintos actores encuentren puntos de coincidencia hasta lograr la capacidad de soñar un futuro juntos. Es necesario tener en cuenta la naturaleza de las divisiones sociales que han existido y que afectan las relaciones en cada territorio y, por eso, no basta con hacer un evento con solo unas horas de dedicación. “No es el contenido de las ideas, es la calidad de la presencia”.

Es un proceso itinerante e iterativo: es itinerante porque viaja hasta las comunidades y a los espacios de tensión y es iterativo porque se repite, implica hablar una y otra vez.

Es una conversación circular, no jerarquizada: Es un espacio que no tiene jerarquías o relaciones de poder; por el contrario, es una conversación donde todos pueden tener voz y expresarse libremente.

Necesita una intención: Se trata de un diálogo con objetivos y con propuestas de las partes que intervienen, de tal manera que se busque llegar a acuerdos sobre lo que se puede transformar “aquí y ahora”.

Se busca la transformación de las relaciones sociales: Lo que está en juego en gran parte es recontextualizar las relaciones que tenemos y repensar la manera como vamos a convivir. Al final del diálogo, se espera que se transforme la relación entre los participantes.

Es un camino largo: “un trabajo que requiere disciplina, compromiso y voluntad”; “ponerse en la casa del otro”, reconocer la experiencia que ha vivido.

¿Cómo puede la Comisión de la Verdad dinamizar conversaciones con las comunidades y en los territorios?

El gran desafío de la Comisión de la Verdad es crear una capacidad pública y social que no narre desde el rechazo o el miedo, sino que se abra hacia algo nuevo y motive la intención de los opuestos a crear juntos, algo que no han vivido antes, que no ha existido.

Crear espacios de conversación íntima con las comunidades en lugares concretos de conflictividad histórica y brindar espacios de apoyo muy profundos para atender el impacto psico-emocional de las personas durante y después de esas conversaciones.

En los territorios y con las comunidades: el proceso debe desarrollarse en los mismos territorios (no solo desde la ciudad capital) y recaer en cosas concretas (escuela, teatro, un mecanismo de participación en las decisiones). "La paz no vendrá desde Bogotá sino que brotará desde la tierra vivida donde hay sufrimiento y esperanza".

Con imaginación de abuelas que miran a sus nietos: Es construir sentido de bienestar en el que coexistan narrativas diversas. Si bien la Comisión mira al pasado, no puede perder de vista la visión de futuro, preguntarse qué queremos legar a las futuras generaciones y contribuir a que la sociedad imagine el bienestar para sus propios nietos y los nietos de sus enemigos. “Uno de los grandes retos que tiene Colombia es cambiar el imaginario que tiene del conflicto”.

Capacidad de diseño: La Comisión de la Verdad no solo explicará los patrones que llevaron al conflicto armado, sino que también propone el nuevo patrón que refleja lo que queremos cambiar, cómo mejorar lo que ha existido, cómo repensar las reglas y las distintas formas con las que hemos ejercido el poder.

No binario: No debe aceptarse una mirada binaria: urbano-rural, lo étnico/ lo "blanco", victima y victimario. Es necesario hablarles tanto a los territorios como a la nación.

Con apoyo psicosocial, deben facilitarse los tres encuentros: consigo mismo: es la gran lucha de encontrarse consigo mismo para ganar el valor de encontrarme con mi enemigo, encuentro con el opuesto/enemigo: carne a carne nos vemos; encuentro con Dios u otro referente espiritual.

No olvidar la poesía: Cuando le preguntaron a Jorge Luis Borges qué entendía por esperanza respondió: “ese hermoso recuerdo del futuro”. De eso se trata: de darnos la oportunidad de imaginar juntos el futuro en medio de nuestras diversidades.

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