Las mujeres que le enseñan a Colombia a persistir
En Colombia y en la subregión del Magdalena Medio son ellas quienes principalmente buscan a los hombres y mujeres desaparecidos.
FOTORRELATO |
Abril 22 de 2020
Entre 1995 y 2009, en la región del Magdalena Caldense, parte del Magdalena Medio, la guerra desapareció del territorio a varias generaciones de hombres que tenían entre 13 y 40 años de edad.
La desaparición forzada es un delito poco visible en esta región, según el informe ‘Plan regional integral de búsqueda de las personas desaparecidas en la región del Magdalena Caldense’, detrás de este crimen los paramilitares ejercían prácticas como la tortura y el desmembramiento con el objetivo de ejercer control con el terror y dificultar el juzgamiento de estos delitos al eliminar evidencias; por su parte las FARC-EP, según el mismo documento, efectuaron desapariciones al reclutar niños, niñas y adolescentes.
En distintos encuentros con la Comisión de la Verdad, las personas que buscan a sus familiares desaparecidos han señalado: “Queremos saber qué es lo que hay detrás de la desaparición, por qué reclutaron a los más jóvenes en nuestro territorio”.
Escuchar de manera amplia para develar la verdad, es una de las tareas que realiza la Comisión en el Magdalena Medio. “No sé nada de él y tengo la esperanza de poderlo encontrar”, expresa Aminta a quien le desaparecieron a su hijo, José Alfonso Vidal Torres hace 19 años en La Dorada, Caldas. Mientras que Blanca, de Puerto Boyacá, Boyacá, busca al padre de sus hijos quien desapareció en las montañas de Yondó, Antioquia, en una zona de influencia de la exguerrilla de las FARC-EP.
“Busco a mi hijo José Andrés López Urueña, desaparecido en el barrio Las Ferias en La Dorada, Caldas, hace 19 años, también busco a muchos más desaparecidos”, dice Gloria Ines Urueña, quien hizo de la búsqueda de desaparecidos un objetivo común y solidario en el Magdalena Medio.
“Somos Orlando Salas y Maritza Méndez, padres de Duverney Salas Méndez, desaparecido el 21 de enero de 2003 cuando tenía 18 años. Que nos lo entreguen, encontrarlo es lo que más anhelamos”, dicen estas personas que, como otros y otras buscadoras de desaparecidos, creen que la verdad es el camino para encontrarlos.
“Soy Elizabeth Pinto, hace 10 años emprendí la búsqueda de mi papá Manuel Antonio Pinto, desaparecido en el año 2002 por los paramilitares en Santiago de remolino, Cundinamarca”.
“Soy María Walter Orjuela, busco a mi hijo desaparecido. Se lo llevaron cuando tenía 15 años”.
La desaparición forzada en Colombia se ha ejercido en su mayoría contra campesinos, jornaleros, agricultores y obreros. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica: “De los 59.000 desaparecidos, de los que se conoce su sexo, 87,8% son hombres y 12,8% son mujeres”.
Esto da una perspectiva de por qué la dolorosa y persistente tarea de buscarlos ha recaído en las mujeres. Mujeres que en la región del Magdalena Medio buscan a más de 12.000 desaparecidos, según el Registro único de Víctimas (RUV).
Han sido las mujeres, en su mayoría, quienes tuvieron que impulsar la reconstrucción de sus familias, la búsqueda de sus familiares desaparecidos y el cuidado de los seres queridos en medio del conflicto, mientras han tenido que enfrentar la pobreza, la exclusión y la estigmatización. Estas son razones suficientes para que la sociedad colombiana valore la tenacidad de las mujeres por traer tanta luz a la verdad.
ENCUENTROLa Comisión de la Verdad reunió a empresarios y empresarias de distintas edades, regiones y sectores económicos para que intercambiaran perspectivas sobre los cambios necesarios para un futuro en paz.
ENCUENTROA lo largo de su mandato, la Comisión de la Verdad ha promovido acciones para el reconocimiento de todas las víctimas y la construcción de un relato amplio, en el que estas participen, con miras a que estos hechos no se repitan.
CULTURAParedes de veredas, calles y avenidas de estos territorios, fueron intervenidos por víctimas del conflicto, campesinado, juventudes y responsables, para simbolizar sus reflexiones sobre cómo el conflicto armado ha impactado sus vidas y territorios.