“El campesinado ha sido parte central de las resistencias a la guerra”

El informe, que es de autoría de siete organizaciones campesinas, con el apoyo del Instituto de Estudios Culturales de la Universidad Javeriana y el centro de estudios jurídicos y sociales Dejusticia, fue presentado el pasado 15 de marzo, durante una solemne ceremonia.

El evento inició con un homenaje a todas las víctimas campesinas que ha dejado el conflicto armado en Colombia. Los familiares de las víctimas se expresaron a través de canciones y la lectura de palabras para recordar su memoria y honrar su trabajo en el campo.

Posteriormente, Rodrigo Uprimny, integrante del Consejo Asesor de la Comisión de la Verdad, hizo la entrega oficial del documento a Francisco de Roux, presidente de la Comisión, con un corto discurso que explicó la tesis esencial del informe:

“Lo que expresa este informe es que en este conflicto armado, la principal víctima ha sido el campesinado; si uno cuenta las víctimas fatales, de 430.000 al menos 251.000 serían campesinos y campesinas… No es solo el impacto cuantitativo de esta guerra sobre el campesinado, es también el impacto cualitativo, el impacto de cómo este conflicto armado ha intentado infructuosamente destruir las organizaciones campesinas, silenciar las demandas campesinas, aplazar las posibilidades de una reforma agraria y de esa manera perpetuar el conflicto armado y la injusticia en el campo”. 

El informe presenta un análisis histórico del conflicto armado y su relación con el campesinado, un análisis sistémico y los principales patrones de victimización a los campesinos colombianos. Este informe se complementa con una línea de tiempo virtual que contiene los principales hechos de violencia y de movilización campesina en la ruralidad colombiana, la cual será publicada próximamente.

Más adelante cada una de las organizaciones autoras del informe presentó patrones de violencia en el campo y algunas recomendaciones que se deberían tener en cuenta para que el Estado colombiano escuche las necesidades del pueblo campesino y valore sus observaciones.

“Uno de esos patrones es el despojo del poder político del campesinado. Es uno de los patrones más importantes para entender la violencia y la discriminación contra el campesinado colombiano… Sí ha habido una exclusión en ese pacto político Estado-nación, así lo demuestran las cifras en nuestro informe. Ha sido una violencia silenciosa pero contundente. Somos las principales víctimas en este país. Cuando hemos intentado participar en espacios políticos, en los poderes públicos, también hemos sido violentados. Seguiremos luchando por el derecho a la dignidad”, explicó Eliécer Morales, vocero de la Asociación Campesina Inzá Tierradentro (ACIT).

El desplazamiento campesino forzado, el despojo y el desarraigo también fueron temas centrales en este evento. Alexander Fernández, vocero campesino del Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA), hizo un llamado para que el Estado reconozca el derecho de los campesinos a sus territorios y la importancia de que dichas tierras pertenezcan al campesinado y no queden en manos de grandes concesiones: “Ante el patrón de la desterritorialización deben tomarse medidas que permitan la restitución para los campesinos que habitaron territorios comunales o baldíos inadjudicables, que fueron despojados de ese uso comunitario. Deben revisarse los rechazos que han dado lugar a la no inscripción en el registro de tierras despojadas”.

Los campesinos y campesinas presentes en el evento destacaron que el campo ha sido el principal escenario del conflicto armado en Colombia, y que sus habitantes, además de ser víctimas de asesinatos y desplazamientos forzados, han sido víctimas de estigmatización, como consecuencia de la batalla del Estado contra los cultivos ilícitos. Los señalamientos injustos contra los campesinos afectan sus economías y, en cambio, favorecen a las grandes industrias. 

También, se destacó que las campesinas de Colombia han sido las principales víctimas del conflicto armado interno y que sus cuerpos han sido tratados como botines de guerra. “No hay un reporte exacto de víctimas porque nos da miedo denunciar, y, porque, a pesar de que hay espacios para hablar, es difícil ser mujer en Colombia, pero es más difícil ser mujer campesina en Colombia. El control del territorio fue también sobre el cuerpo de las mujeres, los ejercicios de esclavitud sexual y doméstica fueron fuertemente intensificados entre nosotras, las mujeres campesinas”, ratificó Elda Martínez, vocera de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina (ANZORC).

A pesar de todo el dolor y sufrimiento, los campesinos y campesinas de Colombia se reinventan desde sus territorios y desde la urbanidad que muchos han tenido que asumir a causa del desplazamiento forzado. Siguen luchando para que las violencias a las que han sido sometidos no se sigan invisibilizando.

Los comisionados presentes en el evento, Alejandra Miller, Saúl Franco, Carlos Martín Beristain, y Francisco de Roux se unieron a las palabras de agradecimiento de la comisionada Marta Ruiz: “Tenemos al campesinado en varios de nuestros tomos, y tenemos un apartado solo sobre el campesinado. Agradezco mucho este informe porque veo una cantidad de perspectivas y de lecturas que no tenemos. Este es un momento precioso para incorporarlas, pensar en ellas y retomarlas”. El comisionado Saúl Franco agregó que: “El campesinado ha sido, realmente, parte central de la columna vertebral de las resistencias a la guerra y de la construcción de la paz”.

Conoce más sobre los patrones de violencia contra el campesinado en el marco del conflicto armado interno, y las recomendaciones que dieron campesinos y campesinas a la Comisión de la Verdad ↓↓