Viva Voz: beca de narrativa comunitaria sobre la convivencia y no continuación del conflicto

Durante seis meses, la primera cohorte de seis becarios realizó una serie de podcast resaltando historias de una sociedad que ha sido activa en la reconstrucción del tejido social, roto por el conflicto armado interno. Los actos comunitarios por la no violencia han sido tan numerosos y profundos como los centenares de actos de violencia en Colombia.

El grupo de seis becarios estuvo compuesto por un miembro de la comunidad LGBTI, una indígena, una palenquera, un campesino, un artista y una activista: Alfonso Marrugo, activista por los derechos de la población LGBTIQ de Bolívar; Diana Collazos Cayapu, integrante de la comunidad indígena nasa del norte del Cauca; Seider Herlinton Calderón representa a los campesinos de Putumayo; Mili Yulieth Pardo, una joven palenquera de Cesar que rememora a las comunidades negras; Alejandro Cartagena de Aguas, un artista joven en Medellín, y Lina Marcela Álvarez Camargo quien trabaja en las zonas rurales de Meta y Santander a través de un colectivo de comunicación alternativo.

El proyecto es esencialmente radiofónico teniendo en cuenta a la voz como un instrumento para no olvidar. La importancia de esta beca, es “escuchar a las personas más vulnerables de nuestro país y entender la importancia de la reivindicación de los derechos humanos en un país que desea buscar la paz”, dijo Alfonso Marrugo de Luque, gestor cultural y activista de las personas población LGBTIQ en Cartagena y participante a través de la experiencia Juventud Diversa Radio.

Los becarios y las audiencias de los medios que representan han logrado conocer a fondo cuáles han sido las contribuciones de las comunidades al desarrollo regional y la paz de Colombia. Alfonso exaltó que con cerca de 53 entrevistas realizadas a personas LGBTQ descubrió que “siempre han estado presentes acciones de movilización en la búsqueda construir una cultura del respeto y reconocimiento”.

Con el propósito de no repetir los actos de violencia, esta iniciativa narrativa rescata diversas historias organizativas, comunitarias e individuales como aportes de los territorios que se han resistido a la violencia. Las comunidades, los líderes y lideresas sociales de Montes de María en municipios como El Carmen de Bolívar, San Juan Nepomuceno, Chalán son ejemplos de comunidades que han actuado desde la no violencia.

“Quise resaltar la historia de Eliécer Sierra, en el municipio de Colosó, Sucre quien después de ser víctima del conflicto armado interno, continuó trabajando por la reconciliación, es un aporte trascendental para que no se vuelva a repetir la violencia en Colombia”, agregó Alfonso.

Vida digna y sabrosa para las comunidades

“Esta experiencia de Viva Voz me permitió conocer las voces, relatos e historias y la fuerza que tiene mi comunidad. Somos un pueblo fuerte y seguimos caminando con esa fuerza”, expresó Diana Collazos Cayapú, nacida en el norte del Cauca.

Dentro de las historias que documentó en diversos reportajes, Diana rescata la de la mayora Etelvina Zapata por lo que representa ser madre y mujer nasa en su territorio. En una parte de su entrevista, la mayora afirmó: “Si no me quedé callada al inicio, ahora no me calla nadie”, y así, dice Diana, “ha sido la historia del pueblo nasa: nadie va a venir a callar nuestra voz. La comunidad sigue floreciendo y siempre va a encontrar una forma de gritar su dolor y su rabia y además defender sus derechos y su dignidad”.

Diana buscó historias que resalten el buen vivir como una meta de las comunidades en la búsqueda de alcanzar “una vida sencilla y sabrosa”.

Por su parte, Lina Marcela Álvarez concentró su registro de historias en el Peñón, Santander, y aprovechó la experiencia como “una oportunidad de dedicación exclusiva para viajar a las veredas más lejanas y un tiempo de escucha”, todo esto antes de la pandemia.  Ella resumió la beca de Viva Voz como un tiempo valioso para “recopilar la memoria de las personas que trabajan sin descanso por construir un lugar más habitable, con respeto hacia la naturaleza, y una forma de visibilizarlos”.  Además, valoró la posibilidad de entregar a la propia comunidad de El Peñón el registro sistematizado de su propia historia.

Como jóvenes becarios de distintos territorios no solo documentaron hechos del pasado, sino que indagaron sobre proyectos de vida regional y local en la posibilidad de un país que implemente el proceso de paz.

“En la mayoría de relatos que escuché la necesidad de contar con condiciones de vida digna que se deben garantizar en el campo. Una forma de no volver a la violencia es que el Estado garantice carreteras, comercialización de los productos agrícolas y brinde opciones a la vocación de desarrollo rural”, explicó Lina Marcela quien además revela que El Peñón es el municipio con más cavernas y riqueza subterránea del país lo que le da gran proyección ecoturística, pero el aislamiento y el abandono estatal han dejado a merced de grupos ilegales y la avanzada del negocio de la coca y la amapola.

Los becarios valoraron las posibilidades del diálogo y de la garantía de derechos para evitar nuevos actos de violencia, pero fortalecidos con presencia del Estado y la protección de las comunidades y de sus proyectos de vida esencialmente agrícolas.

En este momento se prepara la convocatoria y selección de la segunda cohorte de la beca para favorecer la creación radiofónica, especialmente radialistas comunitarios y activistas de las zonas de los diálogos para la no repetición del conflicto armado que la Comisión de la Verdad adelanta

Para ver las producciones vaya a https://www.vivavoz.org/