Adrián Nicolás Almeida, el hombre trans que huye de la transfobia

Adrián Nicolás creció siendo agredido por los hombres de su familia. Vivía con su abuela hasta hace dos meses en Belén, en un barrio de Bogotá donde creció y fue víctima de discriminaciones, hostigamientos, intimidaciones y amenazas. Una noche de noviembre en 2017, dos hombres le apuntaron con un arma de fuego y lo agredieron con una muleta, y la policía que atendía el caso no le quiso dar el número de cédula de sus agresores para poder poner una denuncia. Actualmente, Nicolás se encuentra en una casa-refugio y ve en el exilio la posibilidad de cortar con el continuum de violencias al que se ha enfrentado toda su vida.

“Al iniciar la transición, mi objetivo era construir mi identidad como hombre transgénero. Durante el tiempo en que iba visibilizándome en algunos espacios de participación organizados por grupos de mujeres feministas diversas, y al poder compartir con otros hombres trans en organizaciones sociales colectivas y redes de apoyo, pude vivir y sentir que el autodenominarme hombre en mis círculos sociales y en los espacios de participación ciudadana me otorgó privilegios sobre mis compañeras cisgénero y transgénero, imponiéndome cargas y exigencias culturales que me hicieron sentir incoherente frente a mis ideologías, convicciones y posturas políticas. Asimismo, el trabajo de cerca con algunos hombres trans machistas, con masculinidades frágiles y violentas, que admiré en un principio, también me hizo cuestionar cuál iba a ser mi construcción identitaria. Por esta razón, empecé a participar en grupos de amplia experiencia en feminismo, transfeminismo, art-ivismo, incidencia sexual de género, teorías y vivencias queer. Es así como empiezo a identificarme como persona trans no binaria, con expresiones de género masculinas”, estos son los mecanismos de afrontamiento que Nicolás ha desarrollado frente a la transfobia que le toca vivir diariamente y que lo tienen buscando asilo en el extranjero.