Afrocolombianidad: un asunto de todo el país
En Colombia, cerca de 3 millones de personas se autorreconocen como negras, afrodescendientes, raizales y palenqueras, un reflejo de la plurietnicidad de la nación y de la necesidad que tiene el país de reconocer la verdad del pueblo negro.
El 21 de mayo se conmemora el Día de la Afrocolombianidad, una fecha para para reconocer la riqueza cultural y los aportes, luchas y resistencias del pueblo negro.
La contribución de la gente negra a la construcción de nación partió de los procesos libertarios de la época colonial, cimarronaje, arrochelamiento y apertura económica, hasta los procesos de paz para poner fin al conflicto armado reciente.
(Monumento en memoria de Benkos Biohó, líder cimarrón de Palenque de San Basilio, Bolívar)
Hablar del pueblo negro en Colombia, conlleva a profundizar no solo en las brechas de exclusión y desigualdad que se manifiesta en los territorios de mayor población negra, sino que obliga a entender diferencialmente los impactos y daños que sufireron estos pueblos en el marco del conflicto armado.
Según la Unidad de Víctimas, más de un millón de personas negras están reconocidas como víctimas del conflicto armado. Esto se traduce en que cerca de un tercio de todo el pueblo negro de Colombia ha sufrido los estragos de la violencia.
Las mujeres han sufrido la estigmatización y la hipersexualización como una huella de La Colonia que llevan impresa en su memoria y en sus cuerpos. Sin embargo, ellas son las primeras en liderar procesos de paz y convivencia.
Muchos de los territorios donde vive la mayoría de la gente negra carecen de oferta en educación superior, acceso a servicios públicos y vivienda digna. Todo esto constituye en una trampa de la pobreza que arroja a muchos jóvenes a los grupos armados.
En la tarea de esclarecer la verdad, el pueblo negro ha puesto de manifiesto la dimensión racial en el conflicto armado, de las violencias vividas en sus cuerpos, sus prácticas culturales y su territorio.
Escuchar estas voces, durante más de un año, ha permitido que la Comisión de la Verdad implemente la metodología del enfoque étnico y contra el racismo, la discriminación racial y formas conexas de intolerancia, con el propósito de explicar el conflicto armado de una manera amplia y diversa.
“La verdad conlleva el respeto por mi hermano u’wa, mi hermano blanco, mi hermano oso, la sangre de la madre tierra, el hermano río, las hermanas montañas, lleva al equilibrio. Lo que uno habla y hace está amarrado a la verdad”, explica Natán Sáenz Sum, u’wa y enlace étnico de la Comisión de la Verdad. La Ley de Origen le dicta este pueblo que deben responder por su palabra (no hacer promesas que no van a cumplir) y por las acciones para el equilibrio de la madre tierra.
Los hombres y mujeres del pueblo negro, afrodescendiente, raizal y palenquero persisten en la búsqueda de la verdad y en la construcción de nuevos códigos que les permitan forjar una nueva forma de vivir con garantías de no repetición de la violencia y con el fortalecimiento de sus propias formas de organización.
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