Al mismo son: bailar da vida
Esta historia comenzó por el final. Un final forzado y trágico, causado por una fuerza que se ha hecho indomable en Quibdó: la violencia, el flagelo que se volvió una constante en la vida de la ciudad.
A principios de abril de 2021 la cifra de muertos a causa de la violencia en Quibdó aumentó. A esta realidad se le sumó la vida de “Pachito”, un joven de 20 años que soñaba con estudiar para luego replicar lo aprendido en su comunidad.
“Pachito” era integrante de la Corporación Black Boys Chocó, uno de los grupos de baile de la región, al que también pertenecía José Yuher Palacios, asesinado en agosto de 2020 en el barrio ‘El Poblado. Un golpe del que aún no se recuperaban los cerca de 170 chicos y chicas que conforman la familia Black Boys.
La violencia se había llevado a dos de sus hermanos, esa violencia que pareciera que persigue a los jóvenes por todos los rincones a donde vayan, pues muchos de ellos son hijos e hijas de familias desplazadas de otros territorios.
Bonice, el líder principal de Black Boys, encontró en el baile una herramienta para proteger a los jóvenes y evitar que sean raptados por la violencia. El baile ha generado esperanza entre los integrantes del grupo y les ha permitido mantenerse firmes en la búsqueda de sus sueños y metas.
Durante varios años, Bonice ha trabajado incansablemente por inculcar en sus hermanas y hermanos valores como: responsabilidad, tolerancia, honradez, entre otros, siempre bajo la premisa de ‘dar ejemplo a otros’. Para él, esto es lo que le ha permitido fortalecer su proceso. En el baile han encontrado herramientas para mantenerse firmes en la búsqueda de sus sueños y el logro de sus metas.
Este grupo de jóvenes artistas, residen en el barrio ‘El reposo’, construido hace 20 años en el norte de Quibdó. Este se divide en tres etapas, la tercera fue bautizada como: “2 de mayo” por la gran cantidad de víctimas de desplazamiento que llegaron luego de la masacre de Bojayá ocurrida en esa fecha en 2002.
Muchos de los miembros de la familia Black Boys llegaron siendo niños a Quibdó. Víctimas del desplazamiento forzado ocasionado por la violencia, llegaron junto con sus familias en busca de nuevas oportunidades en medio de la escasez, pero la violencia de la que un día huyeron, los alcanzó.
Según el Registro Único de Cíctimas, al 30 de abril de 2021, 461.521 personas han sido víctimas de desplazamiento forzado en Chocó.
Durante muchos años en esta región de Colombia, diferentes actores armados al margen de la ley se han disputado los territorios. Allí cientos de jóvenes y menores de edad se han visto involucrados en el conflicto siendo víctimas de reclutamiento forzado.
Para muchos la única salida a sido huir de nuevo, siendo víctimas de un doble desplazamiento. Para quienes no lo logran, o por diversas razones deciden quedarse, el único camino es sobrevivir día a día o perder la vida en medio del fuego cruzado. Según Registro Único de Víctimas, al 31 de abril de 2021, 448 niños, niñas y adolescentes han sido reclutados en Chocó.
Los Black Boys son constructores de liderazgos de paz desde el interior de su comunidad, transformando las narrativas del barrio, alojando a jóvenes para protegerlos de la guerra.
En medio de la incertidumbre, la supervivencia y el dolor, la fuerza los ha hecho indestructibles. A pesar de que la muerte los ha tocado, ellas y ellos continúan aferrados al arte y gracias a eso no se rinden.
Uno de los requisitos para ser parte de esta familia es estudiar: “Es indispensable que ellos fuera del salón de práctica tengan otras responsabilidades y la principal es con el estudio, que acá se refleja en el compartir conocimientos con otros. Por ejemplo, Rihanna, su sueño es estudiar trabajo social, luego modelaje y dedicarse al mundo de las cámaras para ser ejemplo para otros”, expresa Bonice.
Otras historias, como la de Colacho, hacen parte de este escenario de paz y fortaleza. Su trayectoria, dedicación y conocimientos, lo convirtieron en un instructor de baile del grupo. “Es importante ver a otros como ellos mismos liderar por sus conocimientos y responsabilidad”, afirma Colacho, cuyo sueño es ser productor musical.
La persistencia en el proceso, la fe puesta en sus sueños, la fortaleza para afrontar momentos difíciles, es lo que motiva al grupo a continuar cada día sin detenerse. Poco a poco se han convertido en referentes para otros niños, niñas y jóvenes de Quibdó. Un modelo a seguir cargado de esperanza, en medio de la violencia.
Este fotorrelato se hace posible con el apoyo del pueblo estadounidense a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). El contenido de este fotorrelato es responsabilidad exclusiva de Enamórate del Chocó y no refleja necesariamente las opiniones de USAID o del Gobierno de Estados Unidos, ni de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
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