20 mujeres que le apostaron al café en medio de balas
En Alpujarra, Tolima, un emprendimiento liderado por mujeres aporta al fortalecimiento del tejido social.
Alpujarra, el último municipio del sur oriente del Tolima, separado del Huila por el río Cabrera, vivió el conflicto armado durante 14 años (1999 – 2013), sufrió cinco tomas guerrilleras, dos en el casco urbano y tres en el corregimiento La Arada. Los habitantes sufrieron hostigamientos, ataques, secuestros, quema de buses, reclutamiento forzado, retenes ilegales, extorción, desplazamiento, declaratorias de objetivo militar, entre otros, así lo manifestaron funcionarios de la alcaldía municipal durante un encuentro participativo realizado con la Regional Centroandina de la Comisión.
“Nosotras vemos hoy que podemos resurgir, somos realmente una muestra de resiliencia de todo este conflicto que se presentó tristemente en nuestro municipio. Hoy podemos decir que por consecuencia de ello nos levantamos, surgimos de las cenizas y vivimos en paz” afirma Maribel Esquivel Murcia, integrante de la Asociación de Mujeres Unidas por el Progreso Alpujarreño.
Por la violencia, la falta de oportunidades y “al ver que nuestro municipio solo era visto como zona roja”, Maribel junto con sus dos hijos y su esposo pensaron en abandonar la región como muchos de sus habitantes lo hicieron en los años de guerra. Sin embargo, ella junto con otras 19 mujeres víctimas del conflicto armado se unieron y se organizaron en el año 2003 para crear la marca Café Mizar como un acto de resistencia y resiliencia.
Café Mizar hace honor al cerro que se encuentra ubicado sobre la cordillera Altamizar donde existe una gran extensión de cultivos de café bajo el sistema de sombría en arboles de Guamo, Naranjos, pomarrosas y plantas de bananos entre otros.
“Vivía a cien metros de la estación de policía y cada vez que el municipio era tomado por las Farc teníamos que correr a escondernos en la cocina. Al escuchar la explosión de los cilindros bomba y los miles de disparos, nos escondíamos debajo de los mesones para cubrirnos de las balas que venían de todos lados. Desde el aire, lanzadas por los helicópteros del Ejército para repeler los ataques; y desde tierra, con los policías defendiendo la estación y los guerrilleros atacándola. Lo que esta guerra le dejo al municipio, además de muertos, fue una crisis económica, social y emocional. Fuimos estigmatizados por el resto del país por ser declarados zona roja”, recuerda Bellanery Avendaño Herrera, madre de cinco hijos y representante legal de Café Mizar.
La determinación de la sociedad civil para sacar adelante proyectos de emprendimiento empresarial en medio de etapas de violencia, es una muestra de la existencia de procesos de transformación positiva de las organizaciones a lo largo del conflicto. El proyecto de las mujeres de Alpujarra es una forma de fortalecer el tejido social en la comunidad.
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