Campesinos de El Congal celebraron el ‘Encuentro por la dignidad campesina’
La Comisión de la Verdad en el Magdalena Medio acompañó el proceso de dignificación de las familias campesinas que fueron desplazadas y despojadas en El Congal por causa del conflicto armado.
El proceso de retorno de la comunidad campesina de El Congal, una población desplazada y despojada de esta vereda del municipio de Samaná, Caldas, es una iniciativa de convivencia escuchada y documentada por la Comisión de la Verdad que invita a tener más razones para creer que la paz es posible desde los territorios.
Con alegría el 15 de octubre se convirtió en el día de la ‘Dignidad campesina’, luego de 19 años de que los congaleños, víctimas del conflicto armado, tuvieran que abandonar su territorio. Un 19 de enero del año 2002 integrantes de las Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio quemaron las casas y desplazaron a todos los habitantes de El Congal, un hecho que dejó en cenizas la vida campesina de esta vereda. “La casa la quemaron un sábado por la mañana, en el momento que quemaron la casa yo no estaba, si hubiera estado me hubieran matado”, comenta José Gustavo López, habitante de El Congal.
“Vimos los copos de humo sobre las casas, de ahí nos fuimos corriendo para escondernos en un cafetal debajo de un árbol grande, dizque habían dejado una nota que a los del caserío nos daban un día para desocupar y a las veredas cercanas ocho días”, recuerda Estefanía Cardona.
“En la tierrita de uno donde está trabajando y está tranquilo tener que salir de un momento a otro porque lo van a matar, pues es duro y más en esa época que tenía los seis hijos todos pequeños, yo llegué a Florencia con toda la familia y sin plata, no fue fácil”, menciona Joaquín Antonio Marín Cardona, mientras explica cómo fueron los impactos del conflicto que vivieron los campesinos congaleños, despojados de su tierra, vivieron desarraigados de su propia historia en Bogotá, Medellín, Cali y en Florencia (Samaná).}
Este encuentro planeado en coordinación con el grupo motor y la comunidad tuvo como propósito central resaltar la labor de los campesinos, su capacidad de resiliencia, los avances en el proceso de retorno y, desde lo simbólico, artístico, religioso y cultural, celebrar el retorno como muestra de resistencia y arraigo por su tierra. En palabras de Danilson Betancurt uno de los líderes de la comunidad: “Nos pusimos a preparar con la Comisión de la Verdad, y las instituciones hace meses, un día que representara para nosotros la dignidad campesina, porque ese desplazamiento tan largo nunca más queremos repetirlo acá”.
“Pasamos 14 años viviendo en la ciudad de Bogotá, la vida fue muy dura, nunca pudimos acceder a una vivienda como desplazados, íbamos de un conflicto a otro, entonces un día nos llaman y nos dicen que ya hay un grupo de desminado humanitario y hay seguridad para regresar”, añade Betancurt. Él se dio a la tarea de pensar voy para El Congal, “voy para mi territorio y a ser lo que quiero ser”.
Ana Miriam Lopera Cano, defensora del pueblo del municipio de Samaná, Caldas, recuerda que el padre Humberto la convocó para que las familias congaleñas que habían sido desplazadas rindieran declaración y accedieran a su derecho, pues ante la expedición de la ley 1448 de 2011, las familias que nunca habían dicho lo que les pasó pudieron declarar ante la Defensoría del Pueblo y ser reconocidas todas las familias como víctimas del conflicto para reclamar sus derechos ante el Estado. Ana Miriam menciona que aun así “no todas las familias que salieron desplazadas y quedaron reconocidas quisieron retornar”.
Aún con miedo, algunas familias tuvieron el coraje de retornar a su tierra. Un día el padre Hernando Cortés les dijo: “Vamos a revivir El Congal”. Así lo cuenta José Gustavo López: “Ahí fue donde iniciamos con él todo ese proceso, y él nos jalaba cada ocho días a los convites, en eso nos colaboró mucho las chivas que nos traían a mitad de precio, en esa época el pasaje nos valía 10.000 hasta La quiebra y a nosotros nos costaba 5.000 ida y vuelta”. La unión hizo que juntos todos pusieran de su parte.
Los congaleños recuerdan que para entonces todo era monte, la misma naturaleza se había encargado de sepultar las cenizas que quedaban en los recuerdos y como el ave fénix, les dio la fortaleza de devolverse a trabajar para hacer la carretera del punto que llaman “La quiebra” hasta el caserío y de la mano del grupo de jóvenes de la “Legión del afecto”.
La iniciativa de convivencia que unió a los congaleños fueron los convites, que son estrategias de trabajo comunitario donde todos los miembros de la comunidad se unen por un propósito y lo trabajan en conjunto, unos trabajan, otros cuidan, otros preparan a ritmo de guitarra la retreta para hablar de lo vivido y así cada ocho días, los domingos se convirtieron en el día de la motivación del retorno y con ese mismo llamado las entidades fueron acompañando la sostenibilidad del proceso “De ahí ya empezaron las entidades a entrar y a animar mucho y se volvió a ver el caserío”, cuenta Estefanía Cardona.
A la fecha, 18 familias ya lograron sentencia por el retorno, emitida el 19 de diciembre del 2016 por el Juzgado Primero Civil del Circuito Especializado en Restitución de Tierras de Pereira; una motivación judicial para continuar luchando de la mano del Estado y las organizaciones sociales aliadas. “La experiencia de retorno a El Congal es valiosa porque no fue impuesta, la base de la comunidad que dijo “yo quiero volver” se involucró y decidieron en comunidad el listado de prioridades para su retorno”, recuerda Jersun Eliot Fetecua, coordinador de mesas subregionales del Programa de Desarrollo para la Paz del Magdalena Centro.
La Comisión de la Verdad inició desde 2020 el acompañamiento a la Comunidad de El Congal, partiendo de un proceso de esclarecimiento por los hechos de conflicto armado interno a partir de dos actores y un hecho de retorno. Mayid Fernanda Villa, profesional de la Comisión de la Verdad en el Magdalena Medio dice que “el conocer el proceso permitió identificarla como una experiencia de convivencia que merecía ser contada y reconocida en el país”.
“El trabajo con la Comisión de la Verdad ha sido un proceso articulado entre la Fundación Apoyar, Hilando Capacidades, el Programa de Desarrollo para Paz del Magdalena Centro, la Defensoría del Pueblo y la Personería de Samaná, esto ha permitido que la comunidad tenga confianza y fluya la escucha de testimonios y la visibilización del proceso de convivencia”, añade Jersun Fetecua.
Por su parte, Viviana Giraldo, coordinadora de proyectos de la Fundación Apoyar, recuerda que una vez reunió la información documental, hizo el consenso de unas piezas comunicativas con la comunidad para recoger la iniciativa de convivencia, las socializó y las produjo: “Que la Comisión tenga como propósito contar esa historia contribuye a visibilizar y proteger el proceso de retorno campesino de los congaleños”.
El ‘Encuentro de la dignidad campesina’ tiene que ver con el reconocimiento de las personas que habitan el territorio como seres humanos que tienen derecho a vivir con lo que para ellos representa tener una vida digna y tranquila, que eso que a partir del conflicto se borró, desde la dignidad se permita volver a recuperar el territorio, los sueños, la vida.
“Nos pusimos a preparar con la Comisión de la Verdad, y las instituciones hace meses un día que representara para nosotros la dignidad campesina, porque ese desplazamiento tan largo nunca más queremos repetirlo acá”, comenta Danilson Betancurt. Fue así como un día Rodrigo Londoño, campesino, compositor y trovador de El Congal dijo un día “me gustaría que un día pudiéramos entrar en la chiva” y otro dijo “si y poder decir todos retornamos a ElCongal” y los niños se sumaron y quisieron decir “nosotros somos El Congal”.
El concepto de vida digna es tan claro para la comunidad, que para Valeria Betancourt y Johan Echeverrí, niños de tan solo 11 años que nacieron en el desplazamiento y ahora retornaron al hogar de sus familias, la vida digna significa la felicidad que sienten con la naturaleza, los animales, el encuentro entre los congaleños: “Uno aquí se amaña mucho, tener los amigos, la familia, uno se siente muy feliz”.
Al preguntarle a los congaleños ¿Cómo no repetir el conflicto ya vivido? Afirman al unísono que en los campos no se debe sembrar cultivos ilícitos y que el Estado no los abandone, en especial con la seguridad. El compartir de experiencia hizo que los invitados de otros lugares también llevaran un aprendizaje sobre esta experiencia de convivencia en El Congal. Denis Alberto Trujillo reportero comunitario lleva para la vereda San Lorenzo “cómo esta comunidad sale y vence los obstáculos, la guerra, la inequidad”. Mientras que Karina Moreno, representante de la Red de Ambiente, aprendió que “hay que seguir construyendo desde el hogar para que esos valores surjan y sigan saliendo adelante con el acompañamiento institucional”.
Hoy llegar a El Congal es sentirse en un hogar, la hospitalidad y calidez de sus habitantes, escucharlos mientras hacen el recorrido por las casas blancas con techos azules ya construidas y por el obelisco que narra lo vivido. Ver las plantas, las gallinas, las vacas, los cultivos y la unión de los congaleños, es sentir una comunidad que renace de las cenizas, como lo visionaron los primeros convites de la comunidad para trabajar alrededor de la comida, la música campesina y los sonidos de la chiva y la chirimía.
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