Caravana fluvial humanitaria en el Pacífico caucano: un clamor de esperanza
La semana pasada, la Comisión de la Verdad acompañó la caravana humanitaria que recorrió tres municipios de la costa caucana.
Bajo la bendición de los Orisha y respetando la deidad africana, transcurrió la caravana fluvial humanitaria adelantada como parte del ‘Pacto por la vida y la paz del Pacífico caucano’. Con rituales que evocaban el poder de los dioses, las comunidades recibieron a los diferentes sectores de la sociedad civil, organizaciones étnico-territoriales, sociales, eclesiásticas, del sector académico, institucionalidad y organismos internacionales que se sumaron a esta iniciativa.
La jornada que inició el pasado lunes 19 de abril con un conversatorio de apertura donde se contextualizó sobre los propósitos del pacto y de la caravana, cerró el 22 de abril en el municipio de Guapi, Cauca en medio de un emotivo recibimiento.
Los habitantes se volcaron a las calles para gritar a viva voz: “Que abran la puerta a la paz”. Al son de la marimba, bombo, cununo y guazá acompañaron este coro de la agrupación musical Semblanzas del Río Guapi.
Y es que las prácticas culturales alrededor del folclor constituyen uno de los principales mecanismos de resistencia adoptados por las comunidades del Pacífico para hacerle frente a las numerosas afectaciones que el conflicto armado ha ocasionado en el Pacífico caucano. Los canticos tradicionales, los mensajes de paz y las expresiones artísticas no se hicieron esperar. Cada arribo de las embarcaciones representó una experiencia que reflejó la riqueza cultural de estos pueblos.
Al igual que Guapi, las comunidades de López de Micay y Timbiquí se manifestaron de forma decidida y unieron sus voces a este clamor por la paz en sus territorios. Líderes y lideresas, junto con autoridades locales, sabios y sabedoras y la población civil, se manifestaron ratificando su compromiso con este pacto que contempla 13 mandatos alrededor del respeto a la vida, la construcción de paz con dignidad, participación y justicia social, la protección y conservación del medio ambiente.
Durante el recorrido y en su paso por Limones, Timbiquí, Puerto Saija, Noanamito, Zaragoza, San Antonio de Chuare, López de Micay y Guapi, se sembró la planta sagrada de matarratón como símbolo de sanación ante la pandemia del COVID-19. De la misma manera, las raíces de esta planta siembran y sostienen las raíces de una cultura que se resiste y le apuesta a la vida.
El Pacto por la vida y por la paz, cuyo lanzamiento se hizo el 10 de septiembre de 2020, tiene como propósito fortalecer la defensa de la vida y la paz en los territorios de pueblos negros, indígenas y campesinas.
En el marco del Pacto por la vida y la paz del Pacífico y suroccidente, el pasado 10 de febrero del presente año, se realizó en Popayán el lanzamiento territorial del Pacto caucano por la vida, los derechos humanos, el territorio y la paz.
De acuerdo con lo expresado por la Coordinación de Consejos Comunitarios y Organizaciones de Base del Pueblo Negro de la Costa Pacífica del Cauca, Cococauca, este Pacto articula los sentires y pensares de una sociedad cansada de padecer un conflicto ajeno que solo ha traído sufrimiento, dolor y muerte a los territorios.
La Caravana fluvial humanitaria por la vida y la paz responde a lo planteado por estos pactos, visibilizando la grave situación que se vive en los territorios del Pacífico.
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