La Comisión de la Verdad en el Día internacional de la mujer afrolatina, afrocaribeña y de la diáspora
La Comisión de la Verdad se une a esta conmemoración, llama a una reflexión colectiva y rechaza el racismo, la discriminación racial y las violencias cometidas en contra de las mujeres negras.
Este 25 de julio se conmemora el Día internacional de la mujer afrolatina, afrocaribeña y de la diáspora, una fecha que exalta las luchas de las mujeres afrolatinas, afrocaribeñas y de la diáspora con la finalidad de aunar esfuerzos colectivos para erradicar y combatir el racismo y el sexismo en los países América Latina y el Caribe.
“Este es un día para reflexionar sobre como fuimos despojadas, negadas las negras y los negros en la construcción de nación. Un día para reflexionar sobre cómo no identifican nuestros legados y como aún persisten los factores que mantienen a un pueblo en la marginalidad”, expresa Audes Jiménez, coordinadora territorial Atlántico, norte de Bolívar y San Andrés de la Comisión de la Verdad.
Este espacio de reflexión y articulación transnacional tiene sus orígenes en el marco del Primer Encuentro de Mujeres Afrolatinas y Afrocaribeñas celebrado en 1992 en República Dominicana. En ese sentido, esta fecha conmemorativa debe leerse como un llamado a todos los países de la región a adoptar e implementar las medidas necesarias para eliminar las múltiples violencias históricas ejercidas sobre las mujeres negras.
El primer acto de conciencia colectiva, es decir, que la historia del pueblo negro y por tanto de las mujeres negras no inicia con el proceso de secuestro, trata y esclavización de hombres y mujeres de origen africano al continente americano. Sus raíces históricas provienen del Imperio de Ghana, del Imperio de Malí y del Imperio de Songhai, el Reino del Congo y el Reino Asante, de las ciudades estado de Ife y Benín en la región del África subsahariana. Por ende, el proceso de esclavización de las mujeres racializadas como negras debemos leerlo como una irrupción en su largo arco histórico.
Según diversas publicaciones, estas mujeres fueron reducidas a la esclavización absoluta por el proceso de colonización de España, Inglaterra, Francia y Portugal sobre Abya Yala “continente americano” y el continente africano. Su fuerza de trabajo no remunerada se utilizó principalmente en las plantaciones, minas y la economía del cuidado. La materialización del sistema esclavista-colonial necesitó justificar moralmente la esclavización creando un orden racial sustentado en un proceso de clasificación y jerarquización, que da origen al racismo antinegro. Esta racionalidad fue el sustento ideológico, político y ético que permitió la existencia de 500 años del régimen colonial que derivó en un crimen de lesa humanidad cimentado en el racismo. Desde ese momento, las mujeres negras han luchado contra estas violencias y contra esta imposición histórica hasta el día de hoy.
Esta fecha hace reflexionar como los factores de violencia que persisten no solamente en Colombia sino en el Caribe y otras partes del mundo, están muy integrados sobre todas las concepciones que se produjeron sobre el concepto de la raza y el concepto del patriarcado desde la época colonial.
La Comisión de la Verdad reconoce esa historia, le da un valor fundamental y la comprende como parte de las violencias que las mujeres negras han vivido en el conflicto armado. Ser mujer y negra, ha implicado desde hace 530 años la existencia de un contínuum de violencias racistas y patriarcales que aún perduran, circulan y se practican en el conjunto de la sociedad colombiana, violencias que se han exacerbado en el contexto del conflicto armado.
“El conflicto armado ha afectado a las mujeres negras de manera desproporcionada. El empobrecimiento, siendo las mujeres negras las más pobres, entre las pobres; la violación sexual que sufren las mujeres negras por sus empleadores cuando son empleadas en el oficio doméstico; el reclutamiento forzado que sufren nuestros hijos al ubicarnos en las zonas periféricas cuando llegamos a las ciudades; los asesinatos selectivos de nuestros hijos por la vinculación a la venta y consumo de microtráfico como una opción de vida; los desplazamientos intraurbanos, la persecución y amenazas que sufrimos a través del ejercicio de nuestro liderazgo; las dificultades al acceso a la educación y la salud como base fundamental para el desarrollo, son algunos de los impactos que el conflicto armado nos ha dejado como mujeres negras”, dice Ángela Ramírez, integrante de La Comadre y la Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados (Afrodes).
La Comisión de la Verdad, reconoce la importancia de esclarecer estas violencias cometidas contra las mujeres negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras, las cuales han implicado la fractura y aniquilación de las redes que soportan el cuidado de la vida individual y colectiva de sus comunidades. También, reconoce sus historias de resistencia, su aporte a la construcción de nación, la paz y la convivencia.
La Comisión llama a una reflexión colectiva y rechaza el racismo, la discriminación racial y las violencias cometidas en contra de las mujeres negras, todas estas intensificadas en el contexto del conflicto armado.
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