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Comisión de la Verdad

Diario de un líder social en el exilio, en tiempos de amenazas y COVID-19

Jorge Montes, líder defensor de los derechos humanos en los Montes de María, a pesar de estar lejos de su territorio continúa en su lucha por evitar que se debilite la organización social en esta región.

CRÓNICA | May 05 de 2020

Diario de un líder social en el exilio, en tiempos de amenazas y COVID-19

Desde la pequeña ventana del segundo piso, sumergido en la penumbra del cuarto, Jorge Montes, líder social y defensor de los derechos humanos de la alta montaña de los Montes de María, mira, embargado por la nostalgia, las calles y casas de una ciudad, de un vecindario que no es el suyo. Aquí nadie lo conoce y él tampoco conoce a nadie.

 

ventana lider montes

 

En febrero pasado tuvo que salir de su vereda, en la zona montañosa de El Carmen de Bolívar, Bolívar. “Sentí la muerte detrás de la oreja”, cuenta. No quería resistirse a abandonar a los suyos en momentos tan difíciles. Pero adoptó la determinación de hacerlo porque entendió que quienes emitían las amenazas no estaban hablando en juego: “Me iban a matar, a mí y a mi primo, y por eso salimos del territorio”.

Desde entonces, sus días están cargados de distintos sentimientos que se estrellan, muchas veces. Tuvo que salir de su poblado para salvar su vida, pero dejó su felicidad: su hija, sus sobrinos, sus padres y amigos. Y su lucha por las reivindaciones sociales de su gente.

A veces mira morir la tarde desde su ventana de habitación y se duele de no estar en las montañas de María, en su parcela, viendo fenecer el sol a los lejos.

Sin embargo, al día siguiente se llena de esperanzas, de energías y confianza en que su lucha debe seguir, que es la lucha de los líderes sociales. Aprovecha las tecnologías que tiene a su alcance y vuelve al liderazgo, a animar por teléfono a los que se quedaron en los territorios, a no permitir que se apague la llama de los defensores de las causas de sus pueblos.

Jorge lucha con fervor para no dejarse vencer por la nostalgia y las tristezas. Él cuenta que no está en su casa pero que todos los días busca la forma para saber de su familia, de los suyos.

“Mi rutina es levantarme, desayunar, leer, escribir, llamar a la familia, llamar a los líderes de las comunidades. Preguntar si no hay infectados con el virus y, sobre todo, darles ánimo para que no se caiga la organización social”, cuenta Jorge.

Agrega que los invita a que sigan denunciando cualquier cosa extraña que vean. “Les digo que, aunque esté lejos, cuentan conmigo”, dice. Explica que su primo también fue amenazado porque era quien lo transportaba en su moto por las veredas. “Los violentos ordenaron que a mi primo también ‘debían darle’ (matarlo) dizque para que no ‘quedara evidencia’. Por eso él está conmigo en este encierro”.

Jorge cuenta que a pesar de lo duro que es este exilio en tiempos de la pandemia del coronavirus, “tenemos tiempo para reír, comentar la situación de las amenazas a los líderes, de la pandemia, analizar la situación nacional”.

 

documentos lider montes de maria

 

Cuando se interna en la soledad de su habitación revisa documentos en el computador, escribe reflexiones y al final de día hace ejercicios físicos que lo ayudan a tener un equilibrio mental y corporal.

“Algo especial que hago día a día es llamar a mi hija, a mis sobrinos, a mi mamá, para que sepan de mí. Ellos muestran su preocupación porque estoy lejos y no pueden verme como quisieran, todos los días”, cuenta.

Agrega que, en su rutina, con frecuencia analiza el tema del liderazgo en los territorios, las amenazas a líderes y se plantea a qué se van a atener, una vez pase la pandemia.

“Confiamos en instituciones como la Comisión de la Verdad, en la que tenemos la esperanza que con su liderazgo y su trabajo logre hacer entender lo nefasto que es la repetición del conflicto en nuestras comunidades, que contribuya a la defensa de la vida de los líderes y haga un buen papel en todo esto para solucionar los temas de las amenazas”, dice.

Jorge espera la protección del Estado y sus entes gubernamentales, en especial a las comunidades campesinas de la alta montaña de los Montes de María, en estos tiempos de crisis sanitaria y amenazas.

“De resto estoy cumpliendo las normas que ha fijado el Estado colombiano para enfrentar el coronavirus, nos lavamos las manos con frecuencia, usamos gel, desinfectantes y estamos aislados socialmente. Esa es nuestra rutina por estos días”, concluye el líder.

Se asoma a la ventana y ve la soledad de las calles y, de nuevo, no puede evitar pensar en los caminos, en el canto de los pájaros en el monte. En esa otra vida que está lejos y por la que sigue luchando por preservar.

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