“El conflicto armado nos está afectando más que el coronavirus”
Francisco De Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, exhortó a tomar medidas extraordinarias para frenar el asesinato de líderes y lideresas. “Los colombianos no nos indignamos por las masacres, asesinatos, falsos positivos y desaparecidos”.
En el marco del seminario web organizado por el Centro de Fe y Culturas y el Grupo de Animación del Encuentro y Diálogo Interreligioso e Intercultural, Francisco De Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, hizo una serie de aseveraciones que conmovieron a las personas que participaron en el evento virtual.
De Roux comenzó su intervención nombrando, una a una, a las 52 personas que han sido asesinadas desde el momento en que empezó el confinamiento en Colombia, especificando el lugar donde habían perdido la vida y dando detalles sobre algunas de ellas, insistiendo en que las víctimas no son cifras, sino personas con nombre propio, con una historia y una familia. “Nosotros no hablamos de números sino de personas cuya sangre empapó nuestras tierras”.
El presidente de la Comisión de la Verdad, llamó la atención sobre las paradojas de la búsqueda de la verdad, afirmando que, si por cada víctima del conflicto armado colombiano hiciéramos un minuto de silencio, tendríamos que callar durante 15 años.
Insistió en decir que “el coronavirus nos ha demostrado que ante un problema extraordinario se debe dar una respuesta extraordinaria. El conflicto armado en Colombia es un problema extraordinario que también requiere soluciones extraordinarias. Es un problema que nos afecta más y tiene más víctimas que el coronavirus”.
Al hacer referencia al asesinato de líderes y lideresas dijo que: “Cuando asesinan un líder acaban con la energía, la esperanza y la sabiduría de una comunidad. El líder era el punto de apoyo para avanzar en la lucha. Era la antorcha de luz a la que todos miraban en medio de la oscuridad, la incertidumbre y el miedo. Asesinar a un líder es apagar una antorcha que estaba iluminando a la comunidad y entonces, llega la oscuridad”.
Enfatizó en que se deben tener en cuenta los escenarios y las razones por las que se mata a los líderes sociales. “En nuestro país se estableció la idea del enemigo interno y los líderes fueron encasillados, estigmatizados y señalados como enemigos. Adicionalmente, construimos sistemas privados de seguridad, que aseguran la riqueza, no a las personas. Hicimos una seguridad para la propiedad, no para las personas”.
Fue contundente al afirmar que en el país tenemos una incapacidad de indignarnos por las masacres, los asesinatos, los falsos positivos y los desaparecidos. “No reaccionamos indignados por estos hechos. En Estados Unidos la gente se tiró a las calles por el asesinato de George Floyd. Aquí nos quedamos quietos. ¡Colombia se quedó quieta!”.
Sin señalamientos específicos, De Roux indicó que todos compartimos responsabilidad en alguna manera: instituciones públicas; grupos armados ilegales; quienes se benefician del tráfico ilegal de armas, explotación de minerales, destrucción del medio ambiente y otros negocios turbios; confesiones religiosas, opinión pública. “¿Qué nos pasa que no nos movemos para detener este continuo derramamiento de sangre?”, puntualizó.
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