Envejecimiento, vejez y conflicto armado

La Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 1 de octubre como el ‘Día Internacional de las Personas de Edad’ con el objetivo de reconocer la contribución de las personas mayores al desarrollo económico, social y resaltar los retos relacionados con el envejecimiento demográfico.

La conmemoración, impulsada desde 1991, busca promover en el mundo políticas y políticas públicas que incorporen el trabajo con personas mayores teniendo como base el respeto a sus derechos dentro de la sociedad.

Para la Comisión de la Verdad se consideran mayores aquellas personas con 60 años o más. Sin embargo, hay que señalar que el proceso de envejecimiento si bien es irreversible, depende de múltiples y variados factores propios y del contexto, como la identidad de género, la orientación sexual, la pertenencia étnica, la condición de discapacidad, la situación socioeconómica, la exposición a la violencia, entre otras.

En este sentido, son las trayectorias e hitos en el curso de vida las que determinen la vejez, entendiendo que las personas mayores no son un grupo homogéneo y que si bien comparten la condición de la edad, no pueden estereotiparse bajo ninguna idea de conjunto.

Cabe anotar que la discriminación en razón de la edad avanzada de las personas no comienza ni termina con la ocurrencia de los hechos victimizantes, ya que las afectaciones causadas por los mismos, pueden derivar en una intensificación de estigmas como la falta de capacidad y la dependencia, con los que deben enfrentarse al resto de la sociedad y a las instituciones del Estado para rehacer sus vidas.

De acuerdo con el Registro Único de Víctimas (RUV), a julio 31 de 2020 existen aproximadamente 9.041.303 personas en calidad de víctimas. De esta cifra, se ha identificado que son personas mayores un 11.1%, lo que equivale a aproximadamente 1.051.549 personas registradas. En el futuro, la cifra de personas mayores víctimas seguirá aumentando debido al proceso de envejecimiento que avanza a la par de un conflicto que no ha cesado.

Para la Comisión de la Verdad, es necesario que el país comprenda lo que ha significado envejecer en el marco del conflicto armado y que la vejez que ahora viven más de un millón de víctimas no era el proyecto de vida que habían soñado, es decir, la afectación que genera un hecho victimizante en todos los aspectos y etapas de la vida de quien lo sufre.

“Envejecer es una condición propia de la misma naturaleza, pero envejecer en medio del conflicto armado trae una condición diferente como mujer mayor y como madre”, asegura una víctima de 76 años del departamento de Antioquia.

Nos encontramos ante lo que algunas personas mayores han manifestado: “Vivimos un triste futuro que no soñamos”. En un conflicto armado de tan larga extensión como el colombiano, las afectaciones han sido multidimensionales. Las víctimas no solo han perdido bienes y tierras, sino que han sufrido impactos físicos y/o emocionales, cambios en la estructura familiar, cambios abruptos a proyectos de vida, infancias negadas, pérdida de transmisión cultural intergeneracional y sobre todo un dolor que no cesa con el paso de los años.

En la Comisión de la Verdad conmemoramos este 1 de octubre con la convicción de que, para una escucha amplia y plural, es imprescindible escuchar a todas las personas mayores, las víctimas, excombatientes y de la fuerza pública, quienes tienen mucho que contarle al país sobre sus vivencias en el marco del conflicto armado, sus impactos individuales, familiares, comunitarios y sobre todo sus recomendaciones para la no repetición del conflicto.

Vea aquí el especial ► El conflicto colombiano, en las voces de quienes superan los 60 años