Exintegrantes de las AUC reconocieron sus impactos en el Caribe y se comprometieron con la no repetición
Este sábado se realizó el espacio de contribución a la verdad ‘Afectaciones e impactos de las Autodefensas Unidas de Colombia en el Caribe’. Hubo reconocimiento de responsabilidades y recomendaciones para la no repetición.
Con la presencia de seis excombatientes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), en un acto público sin precedentes, este 9 de octubre la Comisión de la Verdad llevó a cabo el espacio ‘Contribución a la Verdad: afectaciones e impactos de las AUC en el Caribe’. Este espacio tuvo lugar desde el Museo Histórico de Cartagena - Casa de la Inquisición, que fue el escenario donde los responsables reconocieron los daños causados durante el conflicto armado.
Precisamente el museo fue escogido como un símbolo de cómo se puede resignificar los espacios que fueron violentos, de cómo “generar una reflexión hacia el respeto de las ideas y, en este caso, contar la verdad sobre lo hecho por las autodefensas en el Caribe colombiano”, así lo expresó Moisés Álvarez al dar la introducción a la contribución. En el patio, sobre el pozo colonial fueron ubicadas en círculos flores amarillas y blancas y algunas velas encendidas durante todo el acto en honor a las víctimas.
Ana María Ferrer, coordinadora de la Macroterritorial Caribe, señaló que el accionar las AUC causó mucho dolor en las familias colombianas y por eso el proceso voluntario que comenzaron los excombatientes con la Comisión de la Verdad es valioso, para escuchar a quienes participaron directamente en el conflicto armado en clave de reparación para las víctimas y de no repetición de la violencia.
En el museo estuvieron presentes Uber Banquez Martínez, Luis Fernando Barreto, Sergio Córdoba, Manuel Castellano, Yairsiño Mesa y Emiro Correa, quienes integraron las autodefensas y estuvieron acompañados por sus familias durante el espacio.
Durante la apertura, la comisionada Marta Ruiz agradeció la disposición de los excombatientes. “Ustedes han vivido por muchos años una experiencia de contar la verdad, una verdad que la sociedad no conoce porque ha sido judicial y, por esa razón, el espacio no judicial del día de hoy es muy importante”.
Accionar de las AUC en el Caribe
Sergio Córdoba manifestó que se vinculó en la región de Urabá, con rabia por el secuestro de su padre, pero fue escalando posiciones hasta llegar a ser comandante. “Me fue consumiendo (la guerra)”, señaló.
“Yo no veía a las Convivir como algo ilegal, era algo constituido por el Estado. Veo esa oportunidad y entro. Lamentablemente como siempre he dicho, de día las Convivir eran legales, pero de noche eran ilegales”, contó Uber Banquez Martínez. Por su parte, Luis Fernando Barreto reconoció que consideraban aliadas a las Fuerzas Militares.
Córdoba reveló que entraron masacrando a las poblaciones, reconoció que afectaron a la población civil en el afán de encontrar a miembros de la insurgencia que pudieran estar actuando sin uniforme. “Por eso hubo tanto desplazamiento y fue un gran error de nosotros. Esto que hicimos no tiene presentación, es horroroso”.
¿Por qué el Caribe? Porque para las pretensiones de las autodefensas era como un tesoro, un corredor desde Antioquia hasta La Guajira, con ciudades importantes como Barranquilla y Cartagena. Eso revelaron los responsables sobre la razón de su accionar en la zona, la importancia del río Sinú y lo estratégico de los Montes de María.
El vínculo de autodefensas con políticos, empresarios y ganaderos, señaló Córdoba, se dio por el hostigamiento y las extorsiones que les hacían los grupos guerrilleros. Eso llevó al sector privado, agregó, a financiar el funcionamiento de las AUC, quienes les exigían cuotas mensuales para garantizarles seguridad.
En el caso de las masacres, que fueron más de 100 en la región, la comisionada Marta Ruiz preguntó si recibían listas. Barreto respondió que sí, que lo hacían de comerciantes y ganaderos, pero también de la fuerza pública. Banquez Martínez coincidió y afirmó que no actuaron como “una rueda suelta”.
Política, narcotráfico y autodefensas
La comisionada Marta Ruiz expresó que a comienzos de los años 2000 ya había un baño de sangre en la zona, cuando se comenzaron a conocer los primeros casos de vínculos con políticos de la región. “¿Cómo se dio ese vínculo?”, les preguntó.
Banquez Martínez reveló que, a medida que iban replegando a la guerrilla hacia la cordillera, vieron la opción de entrar en la política. “Se iban organizando las comunidades, viendo las opciones con concejales, alcaldes, gobernadores. Esas comunidades nos escuchaban. Nosotros no salíamos a buscar candidatos, ellos nos buscaban a nosotros”.
En cuanto al narcotráfico, Barreto subrayó que mientras no se combata el narcotráfico a fondo, siempre van a existir grupos al margen de la ley. Asimismo, lo expresó Córdoba, quien dijo que el desmonte de este fenómeno es la única salida para detener el accionar de los grupos armados en zonas como los Montes de María, pero también en todo el país.
Banquez Martínez insistió en legalizar las tierras ilegales. “Hay que montar una reforma agraria para los campesinos”, dijo y agregó que otros países, por ejemplo, no tienen tierras improductivas, sino que las usan para cultivos legales que evitan la extensión de los ilícitos.
Desplazamiento, despojo de tierras y desaparición forzada
Para comenzar el segundo bloque testimonial, Julia Cogollo, del equipo de Diálogo Social de la Comisión, hizo énfasis en la importancia de las víctimas en este proceso. Si bien el proceso de escucha fue con los excombatientes de las AUC, “los protagonistas siempre fueron las víctimas, nunca salieron de ese escenario; la Comisión amplificó su voz”.
Esas víctimas fueron desplazadas y perdieron sus tierras. Por eso, a la hora de reconocer su responsabilidad, Emiro Correa dijo que debido al grado de violencia que causaron, considera muy valientes a las personas que persistieron en sus tierras. Además, reveló que incluso la desaparición forzada fue una práctica que sí recibían de los altos mandos, pues el fin era “no alterar el orden público porque las autoridades no querían que se hallaran los cadáveres”.
Manuel Castellano mencionó que dentro de los impactos mayúsculos están los homicidios. Por su parte, Yairsiño Mesa dijo que “las masacres son de donde surgieron todos los delitos: desplazamiento, asesinatos y violaciones”.
Las familias, anotó Mesa, perdieron el sustento en su tierra y tuvieron que salir a buscar la vida en las ciudades. “Esa culpa la tiene uno. La gente nos tenía miedo solo cuando nos veían llegar en camionetas, así no fuéramos a hacer nada”. El excombatiente aprovechó el espacio para pedir perdón por los actos crueles cometidos por él y sus compañeros, y se comprometió a trabajar por la no repetición del conflicto armado.
Reparación por los impactos y reconciliación
“La paz se construye cuando se toca la fibra del excombatiente. Es necesario encontrar, en medio de esa violencia descarnada, lo humano que nos dé el punto de partido para esa construcción de paz”, dijo Cogollo antes de preguntarles a los excombatientes sobre su arrepentimiento y sobre si en algún momento, antes de actuar en contra de la población, sintieron temor o piedad.
Correa respondió que lo que les causó su accionar fue su propia deshumanización. “Aunque dicen que deshumanizamos a las víctimas, los deshumanizados fuimos nosotros. No nos conmovía nada”, dijo y agregó: “Ahora nos damos cuenta del daño que hicimos”.
“Conmueve el sufrimiento de las víctimas, pero también el de las propias familias”, señaló Castellano, quien reconoció que su mamá cada tanto a pedirle que se devolviera a su casa, que si seguía en su guerra algún día regresaría, pero dentro de un cajón de madera.
Mesa, por ejemplo, contó que mantenía una actitud de rabia, no hablaba con su familia, y al reencontrarse con su padre se dio cuenta de la angustia que les causó a los suyos por tantos años y agradeció a su esposa por ayudarle a cambiar su forma de pensar. “Estoy aquí para dar la cara y aceptar todas las barbaridades que cometimos. Sufrí bastante y sufro todavía, porque no crean que esto es fácil. Sufro por mis hijos, los veo crecer y no quiero que sigan el camino que yo seguí”.
Banquez Martínez reconoció el miedo al que sometió a los jóvenes bajo su mando, a ellos y al país les expresó su perdón “por usar una maquinaria para hacer daño y no para hacer el bien en las comunidades”. Correa mencionó que por sus acciones aún sienten que la sociedad les da la espalda, por eso pide una nueva oportunidad para aportarle a la paz y a la reconciliación.
No repetición
El bloque final del acto estuvo a cargo del comisionado Leyner Palacios, quien indagó sobre por qué el conflicto armado persiste en el Caribe y sobre qué deberíamos hacer como sociedad para cambiar la situación. Los reconocimientos y las contribuciones servirán “en la medida en que lo recibamos, lo analicemos y sepamos que esto no puede volver a pasar. Ese pasado nos pone en perspectiva de que podemos volver a esa tragedia si no tomamos medidas, para ello debemos afrontar la verdad con responsabilidad”.
Los responsables mencionaron entre los factores de persistencia: el desempleo, el narcotráfico, la reforma agraria pendiente, la corrupción, la falta de control de las economías ilícitas y el modelo educativo del país que debe fortalecer la tolerancia desde los primeros años de estudio.
Para los responsables, mencionó el comisionado Palacios, también hay riesgos cuando deciden contar la verdad. En ese sentido, los responsables afirmaron que sienten que a veces luchan contra una poderosa maquinaria económica de terceros, e incluso sectores políticos, que no reconocen su relación con las AUC y generan presiones a la hora de sus reconocimientos, también anotaron temen por sus familias y que las estructuras que no se desmovilizaron son una amenaza.
“Ojalá como sociedad podamos parar esta dinámica. Es importante que protejamos la vida de las víctimas y los excombatientes, y debemos trabajar para que no existan esos factores de riesgo por contar la verdad”, expresó el comisionado Palacios.
Al final de la contribución, los seis excombatientes presentaron un documento en el que se comprometieron a no volver a empuñar armas, a contribuir para la búsqueda de las personas desaparecidas -pese a las dificultades que eso suscita-, y donde dejaron sus recomendaciones para la no repetición. Este pacto fue firmado simbólicamente por cada uno de los responsables que participaron en el espacio.
La Comisión de la Verdad reconoció el nivel de compromiso de los responsables y su voluntad para afrontar la tarea de la reconciliación. Como cierre del acto, la Escuela Musical Batata, de San Basilio de Palenque, presentó un ritual para la sanación de la sociedad colombiana.
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