La fiesta de Reyes
“Que la violencia no se repita” fue uno de los llamados constantes en el encuentro de las víctimas de ‘La masacre de los 13’ con la Comisión de la Verdad.
¿Qué hacemos nosotros un cinco de enero? La vida desde el 2001 no volvió a ser la misma. Esas eran nuestras últimas fiestas de Navidad, la fiesta de Reyes. Hoy nos reunimos, hacemos una misa, pero la tristeza es profunda.
En las veredas Chiquinquirá y Mesetas del municipio de El Peñol, Antioquia, asesinaron a 13 personas. A un campesino le dieron un tiro en la cabeza mientras volteó a quitarle las llaves al carro. Cayó al suelo. El poncho le cubrió la cabeza. No supo más. Así lo encontraron. A otro, lo sacaron de su casa y lo mataron. Otros fueron encontrados en la carretera. Fueron asesinados por la espalda.
Los paramilitares del bloque Metro los señalaron de ser colaboradores de la guerrilla; la guerrilla los intimidó obligándolos a ser funcionales a su guerra.
Clara no volvió a ser la misma después del asesinato de su esposo. Dejó de dormir por 15 días. Se la pasaba buscando noticias sobre el lugar al que van los muertos. No lo asimiló y su mente se desconectó de la realidad. Estuvo internada por varios meses en un hospital psiquiátrico. Pasó el tiempo entre psiquiatras. Intentaba llenar el vacío comprando ropa que nunca usó. Se desconectó de sus hijos. Pasaba todo el día en la calle. Clara tuvo tres intentos de suicidio y la amenaza de un cáncer que casi la mata.
Cosas similares ocurrieron con las demás familias. Se enfrentaron a la soledad, al miedo a denunciar, temían nuevas represalias.
Con el tiempo fueron recogiéndose, acompañándose. Hoy, a pesar del dolor que continúa, se reúnen, se acompañan, conversan. Se encuentran en las exigencias al Estado por el reconocimiento de lo que ha pasado, por la verdad y la justicia, pero, sobre todo, por la no repetición.
En el encuentro con la Comisión de la Verdad el pasado 14 de febrero, las víctimas de ‘La masacre de los 13’, como es conocida en el municipio, temieron por el paro armado del ELN: “Así empezó la vez pasada”. Por eso, la exigencia por que la violencia no se repita fue uno de los llamados constantes.
Esclarecer las trayectorias de los actores armados y sus intereses al perpetrar estas acciones que infunden temor le permitirá a la Comisión de la Verdad la comprensión de la sistematicidad en el ejercicio de la violencia. Si bien la Comisión no esclarecerá caso a caso, todas las voces, todas las historias, en todos los rincones del país, son importantes para entender patrones, conexiones con otro tipo de acciones que se han hecho en distintos municipios. El repertorio de violencia de esta masacre coincide con la violencia en otros lugares de Antioquia. El reto de la territorial es unir estos relatos y conectarlos para explicarle al país los porqués de estas violencias.
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