La recuperación de la cultura korebaju frente a los impactos del conflicto
Ante la masacre ocurrida en 1997 en el resguardo indígena San Luis de Caquetá, producto del conflicto armado, los pocos líderes sobrevivientes y su comunidad buscan la recuperación cultural mediante el diálogo intergeneracional.
El resguardo indígena San Luis, del pueblo korebaju, posee una cosmovisión, cultura y lengua propias. Es un territorio ancestral ubicado en la orilla del río Orteguaza, en Caquetá.
En el resguardo se vivía bajo normas propias, construidas socialmente y transmitidas de generación en generación, lo que permitía resolver los conflictos y convivir de forma armónica bajo la dirección de los médicos tradicionales.
A partir de la militarización del territorio ancestral mediante la Base Aérea Tres Esquinas, las Fuerzas Militares del Estado colombiano y los grupos armados ilegales entraron en conflicto en zonas aledañas al resguardo San Luis.
Los médicos tradicionales emprendieron acciones ancestrales, espirituales y sociales, para proteger al territorio y comunidades indígenas korebaju del conflicto armado que cada día estaba más cerca.
A pesar de amenazas y señalamientos de las antiguas FARC-EP a la población del resguardo San Luis, los médicos tradicionales mantenían su posición de liderazgo, resistencia y protección de su territorio.
Los médicos tradicionales protegían espiritualmente a los más jóvenes de los malos pensamientos e influencia de las FARC-EP para prevenir el reclutamiento.
En 1981, la caída de un avión con armas del M–19 en el río Orteguaza, territorio ancestral korebaju, llevó a que las antiguas FARC-EP estigmatizaran, culpabilizaran, desplazaran, desaparecieran y asesinaran a gran parte de los médicos tradicionales del pueblo, entre ellos al líder Aquiles Bolaños.
La masacre de 1997 trajo como consecuencia la pérdida de los saberes ancestrales, la interrupción de los procesos de transmisión intergeneracional y el desarraigo cultural, conllevando al inminente riesgo de extinción.
La situación se agravó por el rápido avance de la colonización campesina y la transformación de la hoja de coca y su bonanza, promoviendo otras formas de economía y fomentando el interés por la cultura occidental.
Algunos sabedores y jóvenes se ven motivados a pervivir y recuperar la cultura propia, para que el pueblo korebaju, el legado de sus ancestros y su identidad pervivan.
Los pocos sabedores que sobrevivieron, hoy en día promueven encuentros de diálogo intergeneracional con los más jóvenes, para la recuperación de prácticas culturales y espirituales korebaju.
También, están en el proceso de recuperación del uso de la maloca como lugar de pensamiento, diálogo, enseñanza y conexión espiritual.
Además, buscan la recuperación de técnicas ancestrales de caza y pesca como prácticas propias para recibir los alimentos que brinda la madre tierra.
Y trabajan por la recuperación de las técnicas de preparación de alimentos y uso del ají como medicina tradicional.
La mujer sabedora, representativa de la madre tierra, sustento de la cultura korebaju y educadora de las nuevas generaciones, ha sido fundamental en la recuperación y pervivencia.
El proceso de recuperación cultural korebaju con énfasis en los más jóvenes como esencia de la supervivencia y la armonía, aunque ha sido lento, mantiene la unión y la esperanza.
Este fotorrelato se hace posible con el apoyo del pueblo estadounidense a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). El contenido de este fotorrelato es responsabilidad exclusiva de CRIOMC y no refleja necesariamente las opiniones de USAID o del Gobierno de Estados Unidos, ni de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
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