La ruralidad del mar, el río y las ciénagas

Por dos días veinte pescadoras y pescadores del norte, centro y sur del Magdalena, estuvieron reunidos con la Comisión de la Verdad y la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Al final de sus deliberaciones suscribieron este pronunciamiento dirigido a la sociedad magdalenense y colombiana.

Las pescadoras y pescadores, reunidos en El Rodadero de Santa Marta, pidieron mayor visibilidad y respeto por sus saberes y conocimientos, así como los aportes a la sociedad.

Expresaron que son hombre y mujeres de paz y que esta solo se alcanzará cuando se acabe la desigualdad. Pidieron a la Comisión de la Verdad que el ejercicio desarrollado en el Magdalena, de reconocimiento y esclarecimiento de sus verdades, se haga extensivo a todo el país, como una forma de reparación a la invisibilización histórica.

El texto completo del pronunciamiento es el siguiente:

Las pescadoras y pescadores del departamento del Magdalena nos encontramos reunidos por primera vez en un espacio propiciado por la Comisión de la Verdad y la Oficina de la Alta Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas (OACNUDH) para narrar nuestras verdades sobre lo que hemos vivido durante el conflicto armado y nuestras apuestas de construcción paz para nuestras comunidades.

En las reflexiones expuestas, reconocimos la invisibilización histórica de la que hemos sido víctimas, desconociendo nuestros saberes, conocimientos y aportes a la sociedad Magdalenense. Este desconocimiento ha propiciado la exclusión de nuestros modos de vida por parte del Estado Colombiano, restringiéndolo y promoviendo proyectos de desarrollo y conservación sin contar con nosotros. La exclusión se agudizó con la presencia de los grupos armados y los asesinatos y desplazamientos de nuestros líderes y lideresas y comunidades.

Con el objetivo de dar fin a esa invisibilización, en este espacio brindado por la Comisión de la Verdad, expusimos ante el estado y la sociedad, nuestra condición de sujetos de derechos, cuidadores y cuidadoras y protectores del medio ambiente, como sujetos económicos que garantizan la seguridad alimentaria de las familias de la región Caribe y como sujetos que aportamos todos los días a la paz y a la convivencia en los territorios.

Manifestamos que la paz para nuestras comunidades, solo será posible cuando acabe la desigualdad, cuando se nos garantice la pesca como práctica ancestral y se reconozcan nuestros saberes. Manifestamos que, nuestro llamado urgente a la paz es para desarrollar una actividad tranquila y sin temores, para así garantizar la subsistencia de nuestras familias y la pervivencia de nuestra cultura y modos de vida. Resaltamos el trabajo de las mujeres pescadoras en la construcción de nuestra identidad y sobre las cuales ha recaído el enorme peso de la invisibilización estatal junto a nuestras víctimas que han navegado ciénagas, mares y ríos.

La no repetición debe garantizar el reconocimiento y la garantía de derechos de las y los pescadores por parte del Estado; debe garantizar nuestro derecho a las aguas, a un medio ambiente sano, a la libre movilidad, a la pesca artesanal. Debe reconocer que el desarrollo y la conservación no debe y no se puede realizarse sin nosotros; y debe garantizar que los hechos de violencia no se repitan.

Llamamos a la Comisión de la Verdad a que el ejercicio desarrollado en el Magdalena, de reconocimiento y esclarecimiento de nuestras verdades, se haga extensivo a todo el país, como una forma de reparación a la invisibilización histórica.

Finalmente invitamos a la sociedad y a las instituciones a que nos acompañen y aporten a la construcción de paz territorial para las comunidades pescadoras de mar, ciénagas y ríos del departamento del Magdalena.

Santa Marta, 7 de marzo del 2020