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Comisión de la Verdad

“Que se sepa que nosotras resistimos y que contamos nuestras historias”

Relatos de violencias, afrontamientos y resistencias de mujeres trans, que se dieron a conocer en el Encuentro por la Verdad ‘Mi cuerpo dice la verdad’ del pasado 26 de junio.

ENCUENTRO | July 05 de 2019

“Que se sepa que nosotras resistimos y que contamos nuestras historias”

“Nosotras las mujeres trans, hemos sufrido por mucho tiempo rechazos y discriminaciones que pasan en la mayoría de nuestras familias, en los lugares donde vivimos, por el hecho de no ser unas mujeres tradicionales.

Hoy queremos hablar para romper el silencio de la violencia que se ensañó dolorosamente contra nosotras en medio del conflicto armado, con nuestros cuerpos, con nuestras identidades y que mucha gente justificó o promovió.

Nosotras vivimos la violencia en el conflicto, violencia que venía de muchos espacios y actores, grupos con las mismas prácticas en todos los territorios. Todas fuimos violentadas, sea donde haya sido, en El Carmen de Bolívar o en otro territorio, todas fuimos agredidas… con la llegada de los actores armados a los territorios fuimos objeto de persecución y violencias selectivas, aprovechando muchas veces el rechazo y la discriminación de las personas de nuestra comunidad”.

Aquí los relatos de tres mujeres:

Relato 1

“Entre 1994 y 1996 en mi niñez fui víctima de violencia sexual en la Vereda Santa Elena, luego, cuando creí que estaba a salvo en El Carmen de Bolívar volví a ser violentada en el año 2002 por la Fuerza Pública que abusó sexualmente de mí. Después de eso momento bajé mis calificaciones, me volví agresiva y muy resentida con todo el mundo y sobre todo con los policías y militares.

 ¿Por qué? Siempre me preguntaba ¿Por qué a mí? ¿Solo porque era una mujer trans?

Cuando estaba estudiando en el Sena, en el año 2007, recuerdo que por debajo de las puertas nos metían pasquines con palabras amenazantes, con palabras obscenas, decían que nos daban 24 horas para que saliéramos del municipio. Si no nos íbamos, mataban a nuestros seres queridos, fuimos a colocar la denuncia en la Fiscalía y el funcionario que nos iba a tomar la declaración dijo que eso era algún marido de nosotras que nos estaba haciendo esa broma.  ¡Por favor!".

Relato 2

“En un lugar a las afueras de la ciudad de Sincelejo, conocido como el maizal, nos encontrábamos un grupo de mujeres trans ejerciendo el trabajo sexual.  Llegó una camioneta a intimidarnos, teníamos miedo, tanto, que corrimos todas a escondernos en el baño de un restaurante del sector.  Ellos llegaron hasta el restaurante a intimidar al vigilante para que los dejara pasar, para sacarnos a todas, una por una y maltratarnos físicamente. Nos decía “Salgan que a todas les daremos su pedacito de torta y gaseosa”.

Las persecuciones eran constantes y cada vez más agresivas hasta el punto de conducirnos al desplazamiento a ciudades como Bogotá y Medellín. En mayo del mismo año, me encontraba ejerciendo el trabajo sexual, me abordó un hombre el cual me pidió un servicio. Una vez me tenía en cierto lugar, me despojó de mis prendas de vestir, al mismo tiempo, me decía palabras e insultos. Después, hizo conmigo lo que quiso. Me mandó a salir de la parte enmontada y toda desnuda; fui a la unidad de reacción inmediata y la respuesta fue que ellos me llamarían si llegaran a arrestar a alguien con los mismos rasgos faciales de este hombre que yo describí. Quité la denuncia porque sentía que los agentes encargados de mi caso se burlaron. Me llaman tres veces en una sola semana para ir a identificar al capturado y cada vez que iba me sentía como burlada por parte de ellos. Después de eso me alejé de ciertos lugares, empecé a sentir temor de algunos hombres - hombres en motocicleta-  Me aislé de mis amigos por cierto tiempo, mi opción fue “hacer de tripas corazón” porque si me aferraba a mis miedos me quedaba sin sustento”.

Relato 3

“En agosto 29 de 1999, en el Tolima fui sometida a violencia física, verbal, psicológica y sexual. Los responsables son paramilitares. El Estado fue cómplice por su silencio, nunca valieron las denuncias, las respuestas fueron nulas. Me obligaron al desplazamiento, tuve miedo, lesiones permanentes en el cuerpo, enfermedades de transmisión sexual, perdí mi familia, mi pareja y mi comunidad, tuve que irme incluso del país, con ello perdí el arraigo, perdí lo que tenía. Le arruinaron la vida a uno. Muchas nos fuimos del territorio y al cabo de mucho tiempo retomamos a ver cómo formábamos resistencia y nos empoderábamos de nuestros derechos.

Las mujeres trans queremos que se sepa la verdad, las verdades sobre las mujeres trans asesinadas y desaparecidas, sobre las mujeres trans violentadas sexualmente por el hecho de ser nosotras mismas, que se sepa que nosotras resistimos, contamos nuestras historias, resistimos desde nuestra forma de ser y estar.

Las mujeres trans que nos quedamos en el territorio, resistimos a través de la cultura y la alegría, los desfiles, los carnavales. De esta forma, fue como las mujeres trans logramos hacer resistencia y nos mantuvimos en los territorios, a pesar de la crueldad contra nosotras por parte de los grupos paramilitares y guerrilla.

Las mujeres trans queremos decir una y otra vez, estamos vivas, estamos vivas, estamos vivas”.

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