“Nuestros cuerpos, además del territorio, también han sido objeto de despojo”
A un año del cuarto Encuentro por la Verdad ‘El campo cuenta la verdad’, la Comisión sigue avanzando en el esclarecimiento de los impactos y afrontamientos de las mujeres campesinas y rurales desde un enfoque de género.
Con el objetivo de seguir avanzando en el esclarecimiento de los impactos y afrontamientos en el marco del conflicto armado desde un enfoque de género, a inicios de octubre de 2020, la Comisión de la Verdad llevó a cabo una entrevista colectiva con organizaciones de mujeres campesinas, en la que el Equipo de dinámicas económicas, despojo y desplazamiento, junto con el Grupo de Trabajo de Género, abordaron y profundizaron sobre las temáticas, los hallazgos, los patrones y los casos que han arrojado el primer encuentro preparatorio de campesinas para el reconocimiento, así como el amplio proceso de investigación de la Comisión.
En el encuentro participó Oxfam, que garantizó la realización de este espacio, junto con la Asociación Nacional de Mujeres Campesinas, Negras e Indígenas de Colombia (Anmucic), la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), la Corporación Jurídica Yira Castro y la Asociación de Mujeres por la Paz y la Defensa de los Derechos de la Mujer Colombiana (Asodemuc). La entrevista colectiva se realizó con el objetivo principal de escuchar las diferentes vivencias y las experiencias de las mujeres campesinas y rurales de estas organizaciones, especialmente para profundizar en los temas sobre cómo el despojo y el desplazamiento las han afectado de una manera diferencial.
Poco a poco, las voces de las campesinas fueron evidenciando cómo vivieron la guerra y cómo esta contribuye al despojo de tierras. “La guerra ha diseñado que se haga el desplazamiento, ha comenzado con la militarización, el señalamiento, la judicialización de líderes y campesinas. Nos quitan los terrenos que son productivos para entregárselos a las empresas privadas. Como nosotras decimos, “imponiendo la guerra y la bota militar”. La intención es ir sacando al campesinado de su tierra. Las que vivimos el impacto más grave somos las mujeres”, contaron algunas de ellas.
Asimismo, se refirieron a las huellas del desplazamiento forzado: “Lo que más impacta es la pérdida de la identidad campesina. Se desplaza el territorio, se desplaza la comunidad y se pierde la identidad”. Asimismo, otra de las mujeres complementó: “Efectivamente las mujeres desplazadas, son despojadas de ese vínculo con el territorio. Entran a otros espacios que puede que no sean rurales. Desplazarse a una ciudad genera unas barreras mucho más grandes y uno tiene que hacer como padre y madre”.
Para ilustrar el tema otra mujer relató: “Entrar en un tema de lo urbano es demasiado complicado. En ese entonces encontramos que en lo urbano estaba el tema del paramilitarismo. Los niños jugaban en los patios a los pistoleros, los niños se fijaban en los paras. Perder uno su autonomía económica, todos sus sueños, pensar que, en su ruralidad, la niñez y la juventud se quedaba allá atrás de un mundo diferente al cual debíamos afrontar con mucha responsabilidad, la familia y los niños”.
De igual manera, las campesinas señalaron los hechos y los impactos diferenciales que vivieron por el hecho de ser mujeres, como las violencias sexuales. “El despojo ha venido acompañado de fuerzas que han intimidado a las campesinas, nuestros cuerpos; además del territorio, también han sido objeto de despojo y han sido utilizados como armas de guerra por medio de la violencia sexual y otras violencias que han dejado huellas profundas en nuestro día a día. Muchas mujeres han pasado por esta situación de sentir que su cuerpo no vale y su tierra tampoco”. También, se refirieron al reclutamiento forzado: “Que un hijo se lo arrebaten para actores armados legales e ilegales, eso es despojo. También por el Ejército. Laceran nuestras entrañas cuando le arrebatan a uno un hijo, le arrebatan la vida, el sentido de vida, noches de desvelo, tristezas”.
Frente a estos dos hechos, otra de las víctimas concluyó: “Nuestra condición biológica es estrictamente analizada desde las esferas del control político y armado como reproductoras para la guerra y la satisfacción sexual”.
Otro impacto que nombraron varias veces fue la ruptura de los procesos colectivos y organizativos generados por la desterritorialización y el desplazamiento: “El rompimiento del tejido social de nuestras organizaciones es muy difícil. Éramos fuertes y teníamos incidencia en veredas, trabajo por las mujeres. Nuestras organizaciones las han ido rompiendo, no tenemos ni derecho de hacer una reunión”.
Sin embargo, para la mayoría, estas dificultades no les impidió continuar con sus procesos para seguir resistiendo: “Lo bueno es que nos pudimos educar y aprender de espacios de incidencia, el acuerdo de paz, el desarme de las FARC. Estamos construyendo con las mujeres”.
Vea aquí la realtoría gráfica del encuentro ►
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