Paz y verdad para sus pueblos: el sueño de los líderes en los Montes de María

Son tiempos de verano en la sabana bolivarense. Los campos han perdido su verdor. Hay 39 grados de temperatura y en las calles pocos se atreven a salir. La canícula es abrasadora.

Bajo el frescor generoso de un quiosco de palma y la ayuda de unos abanicos eléctricos, 35 hombres y mujeres, de unas quince organizaciones sociales de diez municipios de los Montes de María, hablan con devoción de paz. Son personas curtidas que conocen los horrores de la guerra. En sus territorios los fusiles y el odio acabaron con muchos sueños, provocaron muchas lágrimas y lastimaron infinidad de corazones.

Este fue un sábado caluroso, pero también de esperanza. Los integrantes del Espacio Regional de Construcción de Paz de los Montes de María, recibieron a la Comisión de la Verdad en el Carmen de Bolívar para expresar su voz de aliento a este proceso que busca esclarecer la verdad, consolidar de la paz, la no repetición de la guerra y la violencia que tanto los afectó.

La comisionada Marta Ruíz, el asesor Antonio Madarriaga y los coordinadores regionales Arturo Zea y Eduardo Porras, explicaron la importancia de hacer alianzas para trabajar en el proceso de esclarecimiento de la verdad y contar al país lo que ocurrió en tantos años de guerra.

“Hay miedo de que esto (la guerra) vuelva. Y va a depender de nosotros que esto no suceda”: Marta Ruíz, comisionada.

Por su parte, Arturo Zea explicó los objetivos y alcances de la Comisión y Eduardo Porras la importancia de lograr el esclarecimiento de la verdad para la no repetición.

Los asistentes del Espacio Regional de Construcción de Paz de los Montes de María han realizado dos festivales de la reconciliación donde han aprendido a perdonar, a darse un abrazo con quienes un día les causaron daño.

Recibieron con esperanza a la Comisión de la Verdad y confían en la entidad para saber lo que pasó, la verdad que el país no conoce. Saben que estos son tiempos difíciles, pero dicen ser soñadores, que nunca dejarán de serlo y que seguirán de pie y con los ojos abiertos imaginándose la paz.