¿Por qué el prejuicio es funcional a la guerra?
La discriminación se encuentra en el corazón del conflicto armado colombiano según el informe ‘¿Quién nos va a contar?’, realizado por Colombia Diversa y entregado a la Comisión.
En el informe ‘¿Quién nos va a contar?’ se documentan más de 37 hechos en los que personas LGBTI han sido víctimas de violencia por prejuicio por parte de los actores armados en el conflicto colombiano. Este informe hace parte del proceso de escucha plural que lleva a cabo la Comisión y servirá como insumo en el riguroso proceso investigativo que realiza la entidad.
“Las orientaciones sexuales diversas y las identidades de género no heteronormativas fueron objeto de vulneración de los actores armados. No solo nos nombraron objetivo militar, también fuimos su blanco de guerra, su botín de guerra. Sobre nosotros y nosotras descargaron todo su odio, toda su violencia. Nos utilizaron para enviar mensajes a las comunidades, imponiendo lo que para ellos era correcto o incorrecto. En algunas regiones el objetivo fue exterminarnos”, este es el relato de un hombre gay, víctima del conflicto armado, que participó del informe entregado a la Comisión de la Verdad el pasado 14 de octubre.
Durante la entrega del documento, Lucía Baca, investigadora de Colombia Diversa, señaló: “En diversas partes del mundo las comisiones de la verdad han sido llamadas a reconstruir las épocas más tenebrosas de la humanidad, a recomponer ese rompecabezas de violencias, de silencios, de temores que pretendían someter a pueblos enteros con extrema crueldad. Pero, esos relatos oficiales con frecuencia han gestado nuevos silencios, han relegado a ciertas poblaciones a ciudadanía secundarias, incluso terciarias, y este ha sido el caso de las personas LGBT, quienes, con algunas pocas excepciones, han sido borradas de las historias oficiales de dictadura y de conflicto de sus países”.
La violencia por prejuicio es una noción que permite entender por qué los actores armados usaron violencias específicas contra lesbianas, gais, bisexuales y trans, generalmente, para eliminar, “corregir”, someter, castigar o usar su diferencia. Como expresó la comisionada Alejandra Miller: “Con Colombia Diversa aprendimos este concepto que además estamos trabajando desde la Comisión. Esta categoría de violencia por prejuicio que no solo aplica para personas LGBTI, pero que creo que por primera vez lo escuchamos y lo entendimos precisamente a partir de las reflexiones y de los análisis que nos hicieron en esos momentos”.
El informe compara y analiza las diferencias entre las formas de violencia que ejercieron las desaparecidas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) contra personas LGBTI. Asimismo, el documento identifica la persecución, el hostigamiento y la anulación sistemática de las personas LGBTI por parte de todos los actores armados; lo que, según Colombia Diversa, evidencia que en sus cuerpos, sus identidades y sus dinámicas sociales se jugaba un botín que cada parte deseaba reclamar para sí.
También analiza como una y otra vez los actores armados usaron la discriminación contra las personas LGBTI a favor de sus intereses de guerra y para instrumentalizarlas valiéndose de su vulnerabilidad económica, social y política. Igualmente, estudia cómo estas víctimas, al ser vulnerables por la discriminación a la que el prejuicioso social las sometían, no encontraban mecanismos de protección frente a estas violencias, haciéndolas particularmente intensas.
“Podemos afirmar que los actores armados usaron el prejuicio o la discriminación como un arma de guerra en contra de las personas LGBTI y para alcanzar múltiples fines, como por ejemplo lograr mayor legitimidad los territorios bajo su control o vincular a personas que consideraban especialmente vulnerables para realizar labores feminizadas como lavar la ropa o cocinar. Existe la percepción de que estas violencias fueron aisladas, individuales, incluso aleatorias. Los relatos de las víctimas cuentan otra verdad”, aseguró Lucía.
Ante esto, el comisionado Carlos Martín Beristain expresó: “La violencia por prejuicio conlleva muchas condiciones que están en la base, condiciones sociales de discriminación, de estigmatización, de falta de aceptación de la diversidad. Están en la base en la cual después opera el conflicto armado con una dimensión de violencia y de profundización de esas heridas”.
El informe también profundiza en las resistencias de las víctimas y la importancia de reconocer la agencia de las personas LGBTI y mostrarlas no solo como víctimas, sino también como personas con proyectos que insistieron en su identidad y en su sexualidad a pesar de las violencias que pretendieron normalizarlas.
“Ser víctima es muy duro, las heridas nunca sanan, las heridas son como un recordatorio cada vez que te paras al espejo. Si no puedes ir a tu lugar de nacimiento, es tan duro empezar una nueva vida en un lugar donde verdaderamente las oportunidades han sido vetadas”, aseguró una mujer trans afrocolombiana.
“Esto nos debe interpelar a nosotros como Comisión, precisamente para pensarnos cuáles son las transformaciones o las recomendaciones que debemos hacer para que esto no vuelva a pasar. Sus voces son un grito al interior de la comisión para que seamos capaces de hacer las recomendaciones y generar las condiciones para que la violencia se cierre. Escucho un grito muy fuerte que es la esperanza de que no continúe la discriminación”, puntualizó el comisionado Leyner Palacios contestó.
Como cierre del encuentro, el comisionado Alejandro Castillejo dijo: “La palabra conflicto armado no es suficiente para describir todo lo que acabamos de escuchar. La no repetición no es solamente de nuevo este tema de no más guerra y no más conflicto. En la no repetición tiene que estar también toda esa profundidad histórica y esa profundidad que implica que una sociedad que construye sobre la base de la liquidación de otro porque no hacen parte de la norma”.
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