Violencia contra menores de edad con orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género diversas
A lo largo de seis capítulos un informe de Caribe Afirmativo evidencia factores de persistencia que han abierto el camino para que estos niños, niñas y adolescentes viviesen vejámenes en medio de la guerra.
Caribe Afirmativo entregó el informe ‘Juguemos en el bosque mientras el lobo no está. Violencias en el marco del conflicto armado contra niñas, niños y adolescentes con orientaciones sexuales, identidades y/o expresiones de género diversas en Colombia’ a la Comisión de la Verdad. Este informe es el resultado de la documentación de 24 casos de violencia cometidos en el marco del conflicto armado contra niñas, niños y adolescentes con orientaciones sexuales, identidades o expresiones de género en los territorios de Montes de María, Medellín, oriente antioqueño y Urabá antioqueño.
Este informe hace parte del proceso de escucha plural que lleva a cabo la Comisión y servirá como insumo en el riguroso proceso investigativo que realiza la entidad.
Para su elaboración, entre 2018 y 2020 se aplicaron distintos instrumentos investigativos que permitieron identificar las formas diferenciadas en que las personas menores de 18 años con orientaciones sexuales, identidades o expresiones de género diversas fueron violentadas por actores armados legales e ilegales en el marco del conflicto armado en razón del prejuicio hacia sus sexualidades o género. Según Caribe Afirmativo, estas violencias fueron ejecutadas para “corregir”, castigar y “prevenir la desviación” de estas niñas, niños y adolescentes, así como por el simple deseo de los actores armados por sexualizar sus cuerpos.
Según Wilson Castañeda Castro, Director de Caribe Afirmativo: “Los estudios sobre las afectaciones del conflicto armado en Colombia se han quedado cortos a la hora de indagar por los efectos sobre niñas, niños y adolescentes; por nuestro adultocentrismo que también pervive y que ha sido eje articulador, no solo en el conflicto armado, sino para determinar el orden moral, añadiendo a esta visión reduccionista expresiones misóginas, homofóbicas, transfóbicas y racistas, y cuando persisten ahondan particularmente en la vida de niños niñas y adolescentes como depositarios sistemáticos de violencia”.
De las 24 víctimas identificadas, 20 eran adolescentes y 4 eran niñas o niños, y con base en ellos se documentaron al menos 34 casos diferentes de violencia, específicamente: violación sexual, acoso sexual, desnudez forzada, esclavitud sexual, embarazo forzado, amenazas individuales y generalizadas, desplazamiento forzado, desaparición forzada, tentativas de homicidio y feminicidio, agresiones físicas y psicológicas, detenciones arbitrarias y tortura.
El informe expone a lo largo de seis capítulos los factores de persistencia que se consideran han abierto el camino para que niños, niñas y adolescentes con orientaciones sexuales e identidades de género diversas, viviesen estos vejámenes en medio de la guerra.
“Muchas de estas niñas, niños y adolescentes vivían en zonas rurales y campesinas. Pertenecían a comunidades afrodescendientes o indígenas, o se encontraban en condiciones de pobreza. Estos casos son la exacerbación del contínuum de violencias que las personas LGBT viven a lo largo de sus vidas. En ocasiones, ellas, ellos y elles se encontraron en desprotección porque fueron discriminadas o excluidas de sus hogares previamente, precisamente por los prejuicios hacia su diversidad sexual o de género, llegando a habitar la calle en muchos casos o incluso condenándose al silencio por el temor a la estigmatización, la culpabilización o la revictimización social frente a lo ocurrido. Las armas, sin duda alguna, agudizaron todas esas violencias preexistentes contra niñas niños y adolescentes”, explicó Vivian Cuello Santana, coordinadora del equipo de Paz y conflicto armado de Caribe Afirmativo.
Con esta entrega, Caribe Afirmativo espera visibilizar las condiciones de mayor vulnerabilidad que experimentaron niñas, niños y adolescentes en el marco del conflicto armado en el país, pues este exacerbó todas las violencias que ya venían padeciendo por la estigmatización de sus expresiones del género o la sexualidad durante su niñez o adolescencia.
Al final del encuentro, la comisionada Alejandra Miller, concluyó: “Quiero agradecer a las víctimas por sus voces, por su confianza, por la fuerza para poder contar todo el sufrimiento que vivieron, por ese coraje para mostrar su historia y también por ese coraje para, no solo sobrevivir a ella, sino para reponerse, resistir y organizarse. Creo que dan ejemplo de resistencia a este país. Como bien decían, es hora de que todos y todas sepan, es hora de que este país sepa lo que pasó no solamente con las personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, sino lo que pasó con esos niñas y niñas que adicionalmente estaban en total estado de indefensión”.
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