Casa de la Verdad de Florencia: territorio seguro para el diálogo
Sobrevivientes del conflicto armado, organizaciones sociales y dirigentes comunitarios celebraron la apertura de la sede de la Comisión en Caquetá, un sitio clave para el esclarecimiento de la guerra en el suroriente de Colombia.
Caquetá. 16 municipios. 89.000 kilómetros cuadrados de tierra. Más de 477.000 habitantes. El 47% de la población es víctima de la guerra y el 59% tiene sus necesidades básicas insatisfechas: déficit en cobertura de salud y educación, déficit en acueducto, déficit en vivienda. Lo dicen las cifras oficiales. Según el Dane, cada hogar en Caquetá tiene, en promedio, cuatro víctimas y el número de hogares violentados en el marco de la guerra supera los 55.000.
Territorio en disputa. La historia de Caquetá ha estado atravesada por el abandono y el dolor, pero también por complejas experiencias de organización social. Su historia es la de la explotación cauchera, la de los expedicionarios de la Casa Arana, la de la esclavitud y el exterminio de miles de indígenas. Es la historia de los de colonos y las familias campesinas que llegaron desde otras regiones del país para fundarse en tierras baldías, donde -movidos por un profundo sentido de solidaridad- levantaron pueblos, caseríos y proyectos comunitarios de vida. También es la historia de los latifundios y de las grandes haciendas ganaderas; la del acaparamiento de tierras, la de la expropiación de pequeñas fincas y la de los desplazamientos de comunidades rurales enteras hacia los centros urbanos.
La historia de Caquetá es la de la decadencia de las economías campesinas, la del Estado precario, ausente, ineficiente y muchas veces violador de los derechos humanos. Es la historia del auge de la economía cocalera y la del boom de distintas actividades extractivas minero-energéticas
Caquetá también ha sido escenario de muchas formas de resistencia civil, de fuertes movimientos campesinos que se organizaron para reclamar créditos, titulación de tierras, vías de acceso, servicios públicos básicos, mejores precios para las cosechas y programas efectivos para sustituir los cultivos de uso ilícito. La historia de Caquetá es la de Chocaguán, organización de campesinos que reemplazaron la coca por cacao en los años más turbulentos de la guerra. Es la historia de la Zona de Reserva Campesina de El Pato-Balsillas y la de las primeras Juntas de Acción Comunal del país que -pese a la extrema represión, estigmatización y persecución de las que fueron víctimas- lograron agenciar los sueños, las luchas y los proyectos de las comunidades.
Caquetá ha sido pionero, por ejemplo, en formas de organización como los Núcleos Comunitarios. Desde allí se han gestado proyectos educativos, de salud pública y desarrollo sostenible.
Caquetá. Territorio de expansión, fortalecimiento y despliegue de movimientos insurgentes como el M-19, el EPL y las Farc-Ep, organización que controló y reguló buena parte del departamento durante décadas. Escenario de acciones bélicas, de masacres como la de la familia Turbay Cote, de tomas guerrilleras y secuestros masivos. Zona de despliegue del Plan Esmeralda para exterminar a los militantes de la Unión Patriótica. Lugar de operaciones de la estructura paramilitar Sur Andaquíes del Bloque Central Bolívar.
La historia de este departamento es la de la negociación de paz del Caguán, la de la Zona de Distensión, la del Plan Colombia, el Plan Patriota y el Plan de Consolidación Territorial
Desde principios de este siglo, escenario de los abusos del poder y la fuerza por parte de agentes del Estado, de los montajes judiciales, las detenciones arbitrarias e ilegales, las torturas, los empadronamientos, los desplazamientos forzados, los confinamientos, los bombardeos, las ejecuciones extrajudiciales y las amenazas que trajeron consigo la puesta en marcha de esos planes y de las nuevas políticas de seguridad, según cuentan muchos sobrevivientes.
La historia de Caquetá es la de los nuevos conflictos que empiezan a emerger tras la firma del Acuerdo Final de Paz. La de la deforestación incontenible, la de las violencias recicladas y la de los nuevos actores armados. Es la historia de las comunidades que esperan que ese Acuerdo se cumpla, que temen que la violencia desproporcionada que vivieron hace pocos años se repita, que están decididas a persistir en la sustitución de los cultivos de coca, en el impulso de la economía campesina y en la materialización de la paz territorial.
Mural en un internado a orillas del río Caguán. Caquetá se sigue movilizando por la implementación de los Acuerdos de Paz. Varias organizaciones sociales han volcado su lucha a la reivindicación de lo pactado en La Habana.
En este territorio, a la vez esperanzado, expectante y atemorizado, la Comisión ha dispuesto de una Casa de la Verdad para impulsar el esclarecimiento de las explicaciones de la guerra. Esta casa, que abrió oficialmente sus puertas el 11 de julio, es, en palabras de la comisionada Marta Ruiz, “un territorio seguro para el diálogo, para conversar sobre lo que pasó ayer y sobre lo que pasa hoy en el territorio”.
Con la apertura de esta Casa, las víctimas y toda la sociedad en Caquetá tienen un lugar donde dialogar sobre esa historia compleja de violencias y resistencias que ha marcado la vida de casi todas las comunidades y las personas que habitan este territorio.
“Si queremos salir de la guerra –anota Marta Ruiz- es porque necesitamos vivir en democracia. Para vivir en democracia es necesario ponderar la palabra y fortalecer todos esos lugares donde el diálogo tiene el valor de reconstruir la confianza y de darle vida a nuestra la capacidad de soñar como sociedad. Justamente para eso es esta Casa: para imaginar un mañana sin guerra en Caquetá”.
Las puertas de la Casa de la Verdad de Florencia están abiertas para todo el que quiera aportar con su relato al esclarecimiento del conflicto. La Casa está ubicada en el barrio La Estrella de la capital de Caquetá, detrás del estadio de fútbol.
► Si quiere conocer más sobre las Casas de la Verdad visite este enlace
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