“Una casa para recuperar la dignidad”

Desde el Museo de Antioquia, el comisionado Alejandro Valencia, el coordinador regional Max Yuri Gil y el coordinador de Medellín Rubén Darío Jaramillo, anunciaron la apertura de la segunda Casa de la Verdad de la región Antioquia – Eje Cafetero. La primera, en Apartadó, se inauguró el pasado 22 de marzo. 

La Casa de la Verdad de Medellín, ubicada en la Avenida Oriental con Maracaibo, carrera 46 # 53 – 15 Edificio torre 46, piso 10, estará abierta entre 8 de la mañana y 5 de la tarde, y las personas se pueden acercar sin cita previa. Serán 19 casas en todo el país, pensadas como espacios políticos, sociales y culturales para ser epicentros de la labor de la Comisión en las regiones.

Las personas pueden acercarse a contar su relato de lo que conoce acerca del conflicto armado para ayudar a construir la respuesta de por qué se ha presentado esta guerra degradada por más de 60 años.

Desde Bogotá, el presidente de la Comisión, Francisco de Roux, resaltó el rol fundamental de Antioquia en la construcción de la paz y su deseo de que la casa de la verdad de Medellín sea un lugar para recoger lo mejor del pueblo antioqueño y “trabajar juntos al lado de las víctimas en las posibilidades de llegar a una versión comprensiva de lo que nos pasó en Colombia en el conflicto armado interno, de tal suerte que podamos construir juntos el futuro que se merecen las niñas y los niños de Colombia. No vamos a ahorrar esfuerzos en Antioquia para liderar desde allá, lo que la Comisión quiere hacer en toda Colombia”.

Por su parte, Guillermo Fernández Maldonado, representante adjunto de la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, instó a la Comisión a mantener durante todo su mandato los escenarios públicos de discusión y reflexión sobre su labor y sus hallazgos a fin de mantener informada a la comunidad y de promover la reflexión y reconoció su potencial para reconstruir, de manera rigurosa, seria e imparcial, los hechos que caracterizaron décadas de confrontación armada, así como para visibilizar y dar voz a millones de víctimas. “Desde esta perspectiva, el cumplimiento del mandato de la Comisión favorece el conocimiento de la información relacionada con responsabilidades colectivas sobre violaciones graves de los derechos humanos e infracciones graves al derecho internacional humanitario, pues la Comisión hace públicos los relatos y las memorias de las víctimas. Esta es una contribución de especial valor para la comprensión y el reconocimiento de un doloroso pasado que todavía algunos buscan negar o cuestionar”.

Una casa de la verdad es un espacio de diálogo, de construcción colectiva y de fortalecimiento de procesos sociales y políticos. “Es una casa para recuperar la dignidad”, expresó Marta Ligia Pulgarín, de la Mesa de Víctimas de Antioquia, durante el foro ‘Los Retos de la Verdad en Antioquia’, jornada durante la cual se anunció la apertura de la Casa de la Verdad.

Alrededor de reflexiones como esta conversaron en el Museo de Antioquia Marta Ligia, la periodista Ana Cristina Restrepo, la profesora Adriana González, integrante de la plataforma Voces de Paz, y Max Yuri Gil, coordinador de la Regional Antioquia – Eje Cafetero, de la Comisión de la Verdad.

La verdad de todos

Uno de los principales retos para la Comisión es llevar el mensaje a cada colombiano de que la verdad es suya, es su derecho y no un privilegio de algunos.

En esa vía, Adriana González y Marta Ligia Pulgarín hablaron de la necesidad de las transformaciones culturales: desactivar las prácticas arraigadas de exclusión e intolerancia fortalecidas por las dinámicas del conflicto armado y la violencia; para unirnos en un proceso de pedagogía y comunicación para que no vuelvan a ocurrir los horrores de la guerra.

Megáfonos de la guerra

Ana Cristina Restrepo señaló que los retos de los medios de comunicación son entender y transmitir en qué consisten y para qué sirven los Acuerdos de La Habana y, después, preguntarnos cuáles son las voces que aportan al esclarecimiento de la verdad desde el interés colectivo. “Hay voces que han tenido siempre todos los medios de comunicación a su disposición y no defienden precisamente los intereses colectivos”.

La periodista destacó la necesidad de salir, como país, como sociedad, de la dicotomía de quién ganó o quién perdió. “Lo importante es acabar la guerra, pensar cómo estamos usando la palabra y cómo nos están usando a través de la palabra. Esa pregunta es fundamental en el esclarecimiento de la verdad. Los medios de comunicación no deben ser megáfonos de la guerra”.