“Es importante reconocer que eso nos pasó y a partir de eso emprender un cambio”
Relato de una estudiante de Cúcuta que descubrió la historia de violencia que afectó a su familia a través de la lectura del libro ‘Me hablarás del fuego - Los hornos de la infamia’.
“Por las visitas que hice a la Casa de la Verdad, me sugirieron leer el libro ‘Me hablarás del fuego - Los hornos de la infamia’ de Javier Osuna, estaba haciendo una investigación con unas compañeras”, cuenta Johana Mantilla*, estudiante de Cúcuta.
“Al principio me impactaba leer que la violencia fuera tan cercana, porque siempre se había oído lejos, que era para la parte de Antioquia, todo tan lejano. Pero los hornos para deshacerse de esos cuerpos estaban tan cerca de donde uno ha visitado comúnmente.
Hablando con mis compañeras en mi casa, estaba mi mamá, les comento a ellas respecto al ‘Iguano’ y lo que había leído. De repente mi madre me detiene y me pregunta por el nombre del ‘Iguano’, yo no le dije en el momento y ella me lo dijo. Me pregunté por qué sabía el nombre:
- Me dijo, ¿usted no sabe?
- ¿Cómo así que no sé?
- Él fue el que mandó a matar a su nono.
Todo quedó en silencio y se sentía un frío. De una, todo lo que había leído lo interioricé más aún. Ahora es mi familia, no las familias de las otras personas.
Al día siguiente mi mamá había leído el libro que yo había dejado en la mesa. Me dijo: siéntese. Abrió el libro y me habló de lugares que yo no había visto, me mostró la foto de una finca y me dijo:
- Esta finca quedaba como a dos cuadras de la de nosotros.
Yo era consciente de que a mi nono lo asesinaron y que esto conllevó a que mi familia se desplazara y perdiéramos lo que teníamos en Puerto Santander. Hasta ahí, no más, porque era una temática que no se hablaba. Al enterarme, al principio fue como: ¡Esto me tocó a mí! Pero no me contaban nada. Era como estar caminando a ciegas.
Lo que más veía en mi mamá era que estaba cansada del tema. Le pregunté por qué yo no estoy en el registro de víctimas y ella tampoco. Me dijo que la cola era muy larga y que no quería que eso la marcara, que era mucho papeleo. Aprecio y valoro esa opinión de mi mamá de que no quiere que eso la marque, pero es importante reconocer que eso nos pasó y que, a partir de eso, podamos emprender un cambio”.
*Nombre cambiado / **Relato recogido por la Comisión de la Verdad en Norte de Santander
La mentira y el miedo
La historia de Johana fue una de las que llegó al Salón de la Memoria y la Verdad que la Comisión de la Verdad instaló en la Fiesta del Libro de Cúcuta, en donde recibió a niños y jóvenes para reflexionar sobre la verdad del conflicto armado en la región.
“El primer problema es el miedo”, les dijo el comisionado Carlos Martín Beristain a una centena de niños y jóvenes de colegios y universidades que llegaron para escuchar su conferencia sobre la verdad en la frontera, que hizo parte de la agenda de actividades desarrollada durante toda la semana.
“La confianza es el segundo problema, solo llega cuidando la forma en cómo se hacen las cosas”, explica Beristain. “El derecho a la palabra es el primer derecho violado en una guerra, el segundo es la confianza”.
Entre preguntas, manos que se alzaban impacientes y jóvenes ávidos por ser escuchados, la conversación se alargó por horas. Parece ser que los niños y jóvenes tienen más preguntas de las esperadas y una historia violenta que les está llegando y de la que no sabían que hacían parte.
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