Lo que cuenta el Informe Final de la frontera Nororiental (Arauca y Norte de Santander)
Les contamos algunos de los datos y temas clave que presenta el Informe Final sobre la frontera Nororiental, desde los capítulos 'Colombia adentro' (territorios) y 'La Colombia fuera de Colombia' (exilio).
El informe adopta el concepto de desplazamiento forzado transfronterizo, que se refiere a las personas o comunidades forzadas a atravesar la frontera para huir de la violencia y salvar su vida.
Al cruzar la frontera política, los colombianos perdían la posibilidad de registrarse como víctimas y reclamar la protección de sus derechos. Por el contrario debían enfrentar las dificultades de ser migrantes sin refugio político o con irregularidad migratoria.
El proceso de la Comisión
En la frontera Nororiental (Arauca y N.Santander) la Comisión escuchó a 2.035 personas y realizó 77 espacios de conversación y reconocimiento con 1.539 personas. Los Mínimos Humanitarios en Arauca fueron compartidos con 838 personas. Se recibieron 122 informes de organizaciones.
El cruce de bases de datos que hizo la Comisión de la Verdad muestra que en Nororiente se han registrado 8.131 homicidios, 1.1184 secuestros, 2.460 desapariciones forzadas, 646 reclutamientos forzados y 125.057 desplazados forzosamente. Se sospecha de un subregistro.
Son 7 los temas sobre la frontera nororiental:
1. Territorio
2. Colonización, organización campesina y entrada de guerrillas (1958-1978)
3. Consolidación guerrillera, persecución politica y apertura democrática (1979-1988)
4. Bonanza económica y disputa territorial (1989-1998)
5. Las AUC: espiral de violencia y disputa con las guerrillas (1999-2005)
6. De las nuevas tácticas de guerra al proceso de paz con las farc (2006-2015)
7. Persistencia de la guerra e implementación de los acuerdos (2016-2022)
Al otro lado, Venezuela
El Estado colombiano no acompañó ni atendió a las comunidades afectadas por el conflicto. Durante años no pudieron acceder a la figura política de ‘refugiado’, los consulados no atendían a las víctimas ni contemplaban la idea de los desplazados forzadamente, sólo eran migrantes.
“Ha habido una expulsión de colombianos desde hace 30 años y no hemos entendido que no podemos pedirle a un campesino un sello del pasaporte, cuando cruzó un río o caño huyendo”, ratifica Víctor Bautista, secretario de Frontera.
Venezuela ofreció cedulación para atender a las víctimas, por eso la mayoría tiene doble cédula (colombiana y venezolana), fue la manera de recibir ayuda y derechos en igualdad de condición. Esto terminó por invisibilizar el desplazamiento.
Los cuerpos de las víctimas de las masacres e incursiones armadas fueron arrojados a los ríos fronterizos: Catatumbo, Táchira y Arauca. Del lado venezolano recogieron los cuerpos y están en cementerios en los municipios Simón Bolívar y Jesús María Semprúm, entre otros.
526.000 del millón y medio de migrantes que ingresaron a Colombia en los últimos años, en realidad son colombo-venezolanos, colombianos desplazados transfronterizos o hijos y nietos de estos. "Se usa el exilio como una forma para no darles refugio", explica Beristain.
La cifra la ratificó Víctor Bautista, secretario de Frontera de Norte de Santander, "ha habido fallas en los procesos. Esos 500 o 700 mil colombianos que pasan como migrantes deben retomar su identidad y estatus como colombianos". Se ha avanzado con la Registraduría y la ONU.
El pueblo barí
La Comisión recogió casos de desplazamiento y retorno del pueblo barí en La Gabarra (Tibú). Los picos del desplazamiento forzado se dieron con la incursión paramilitar; los barí atravesaron el río Catatumbo y huyeron hacia varios municipios de Venezuela.
Los desplazamientos fueron liderados por mujeres que crearon refugios humanitarios en la frontera, en espera de que la violencia disminuyera y pudiesen retornar.
Hubo un impacto cultural y político en los barí. A pesar de que son binacionales, en Venezuela estaban los caciques barí de la zona, los caciques en Colombia perdieron su liderazgo, lo que rompió la estructura en Colombia.
El retorno
Tras la desmovilización paramilitar hubo un retorno. Tras la firma del Acuerdo de paz y la crisis venezolana hubo un segundo retorno (2015-2017). Los dos retornos no tuvieron acompañamiento del Estado y generaron nuevas violaciones de los derechos humanos.
Las comunidades campesinas habían ocupado algunos territorios del pueblo barí. Tras conversaciones, las comunidades campesinas e indígenas llegaron a acuerdos para habitar en conjunto. El Estado no intervino ni apoyó los procesos.
Algunas víctimas crearon asentamientos humanos (invasiones) en La Gabarra (Tibú), tras no encontrar apoyo ni garantías del Estado. Como no hay una figura política ni procesos para los retornados, el Estado los registra como migrantes.
Por el vacío en el acompañamiento institucional para los desplazados y retornados transfronterizos, que termina por invisibilizarlos, negarles derechos y generar enfrentamientos con la fuerza pública. En algunas zonas, el Ejército dice que los predios invadidos le pertenecen.
"Debemos discutir con el nuevo gobierno una política de retorno, con @ACNURamericas y @OIMColombia, y evaluar cómo estamos desglosando el fenómeno migratorio. No tiene sentido que una víctima deba sacar una cédula venezolana para ser atendida", opinó V. Bautista, sec. Fronteras.
"Colombia tiene una responsabilidad a dos bandas, permitió que gente saliera hacia Venezuela por la violencia. Ahora regresan. Hoy, cuando decimos que el migrante venezolano es criminal, ese migrante es nuestro tío o primo, somos nosotros mismos retornando", dijo V. Bautista.
Afrontamientos y resistencias
El pueblo barí se declaró como un solo pueblo, tras un proceso de diálogo entre liderazgos para proteger a la nación barí como un solo pueblo sin importar si están en Colombia y Venezuela.
El retorno de las comunidades desplazadas transfronterizamente alimentó la necesidad de generar nuevos procesos de organización en el territorio, de los que surgieron @AscamcatOficia y @cisca, por ejemplo.
¿Por qué continúa el conflicto en la zona?
“La presencia de actores armados sigue siendo factor de persistencia del conflicto, además del tráfico de coca, armas, gasolina y personas. Otro factor es la poca presencia del Estado, ¿dónde estaba cuando los barí se fueron o regresaron?”, explica y se pregunta Saúl Franco.
"Hubo persecución política y exilio por hacer un trabajo. El patrón es la agudización del conflicto por el terror paramilitar entre 1995 y 2000. La crisis humanitaria fue invisible, el Estado no actuó, la vida y el territorio se convirtieron en objetivo militar", dijo Beristain.
"También está el patrón de la desprotección de agentes del Estado que estaban haciendo bien su trabajo y fueron perseguidos por el mismo Estado u otros actores. Y en opuesto hubo funcionarios cooptados por grupos armados y mafias", expuso Carlos Martín Beristain.
"Hay presencia de grupos armados: ELN, disidencias FARC, EPL y bandas. Aumento del pie de fuerza. Las comunidades terminan confinadas, amenazadas, los líderes son asesinados. La población exige que pare la guerra", explica el investigador Miguel Grijalba.
"Está el patrón de los familiares que luchan por justicia ante el Sistema Interamericano y tuvieron que irse del país para protegerse; además de familiares de excombatientes en procesos de paz en los 80, en el Caguán y las AUC, el ELN, M-19, las FARC", agregó Martín Beristain.
Recomendaciones del Informe Final: Hay futuro si hay verdad
Replantear las relaciones internacionales de Colombia. "Aquí no podemos seguir con esa relación peligrosa. Hay que reconocer la frontera de lado y lado, y encontrar fórmulas humanitarias, jurídicas, económicas y prácticas para resolver los problemas", expresó Saúl Franco.
"Educar para transformar a la sociedad, desde las guarderías hasta la universidad. La cultura es fundamental por lo que cuenta y el arte para generar conciencia. La cultura es como nos relacionamos, tratamos a los demás, reconocemos al otro, tratamos la naturaleza", opinó Franco.
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