La cantidad de actores armados responsables en un periodo de tiempo tan extenso ha implicado intencionalidades diversas, modalidades de ejecución cambiantes y degradantes y la articulación de la desaparición con otras prácticas criminales, han dificultado su reconocimiento y la búsqueda de la justicia.
Si bien, inicialmente, la desaparición era usada como castigo a identidades políticas o sociales disidentes, con el tiempo ha sido incorporada por los actores armados como mecanismo de control territorial, estrategia de ocultamiento, y para el entrenamiento militar en el desarrollo de prácticas de guerra.
Esas características del drama de la desaparición en Colombia han facilitado altos niveles de impunidad no solo frente a la desaparición, también a los otros hechos que se presentan en cada caso (amenazas, violencia sexual, tortura, reclutamiento, secuestro, homicidio, entre otros). De esta manera el delito de la desaparición es altamente funcional para los actores armados y persiste en el país con altos niveles de silencio.
Aun así, las organizaciones de familiares y organizaciones acompañantes han persistido en la denuncia, la visibilización y la resistencia a perder el derecho a no ser desaparecidos. Desde su apuesta organizativa por investigar, buscar, dignificar y denunciar, se han convertido en escenario protector y defensor de la moral de un país que habría podido permitir más desapariciones si no hubiese contado con la labor altruista y amorosa que ha significado visibilizar el delito y mantener viva la memoria de los desparecidos.
Incluso en el periodo de mayor cantidad de casos de desaparición (1995 - 2005) la respuesta de las familias y líderes de derechos humanos fue constituir mayor cantidad de organizaciones para la búsqueda y la documentación.
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Las rutas de investigación de la Comisión de la Verdad en Antioquia y el Eje Cafetero hacen énfasis en la desaparición forzada como una modalidad de victimización que favorece el ocultamiento de las acciones de los actores armados. Su uso, aparentemente, se intensifica en periodos de transición de la guerra a la paz o en territorios donde se hace necesario reducir las cifras de homicidios o de desplazamiento forzado. La Comisión de la Verdad en Antioquia y el Eje Cafetero ha escuchado a más de 150 familiares de personas dadas por desaparecidas. En estos relatos hemos podido identificar cómo ocurrieron los hechos, algunos actores responsables y posibles explicaciones sobre el uso de esta modalidad de violencia.
Esta es la tercera entrega de un especial de siete entregas en el que explicamos qué reconoce la Comisión de la Verdad en las buscadoras y cómo vamos en Antioquia con el proceso de esclarecimiento de la verdad de la desaparición forzada.