La selva detectada
Con este trabajo reconocemos que el territorio en el que se realiza esta exposición, incluyendo la constelación de seres que lo habitan, rocas, agua, tierra, vegetación, animales, cielos y nubes, es un territorio colonizado.
El mural que se presenta en la exposición en el Museo de Arte Miguel Ángel Urrutia se concentra en una región de 37.000 km2 en Guaviare. Este lugar de la Amazonía ha sido visto como un territorio vacío para ser colonizado y dominado. Es un conjunto de imágenes satelitales y aéreas, teledetección remota, mapas históricos y material de archivo: desde las fotos aéreas más antiguas registradas por el Estado en la zona, en 1987, hasta el presente.
El mural incluye el resguardo nukak, originalmente parte de la zona de reserva forestal establecida en 1953. Esta zona fue progresivamente fragmentada, con porciones de la selva excluidas de la reserva para su uso en diferentes proyectos de desarrollo, agricultura y extracción de recursos naturales.
La imagen es un registro de la historia de dominación y desaparición de la vida amazónica, mostrando las prácticas de destrucción ambiental -deforestación, quema, fumigación, ganadería y proyectos de desarrollo- que han intentado subyugar al territorio y a su pueblo.
Al no poder visitar la región debido a la pandemia, se realizó este estudio con base en fotografía aérea y satelital, investigando las políticas de la representación que estas herramientas soportan. La información que compone el mural es producto del ejercicio técnico-científico de la dominación cartográfica estatal.
Vea aquí el mural (para una mejor experiencia lo invitamos a visitar la exposición en el MAMU)
Con este trabajo reconocemos que el territorio en el que se realiza esta exposición, incluyendo la constelación de seres que lo habitan, rocas, agua, tierra, vegetación, animales, cielos y nubes, es un territorio colonizado.
El conflicto armado interno del siglo XX y XXI, así como sus manifestaciones violentas presentadas en esta exposición, son solamente el último ciclo de guerra en una espiral de 500 años de violencia contra los pueblos indígenas en las Américas que inició con la aurora del colonialismo desde el siglo XVI.
Reconocer la profundidad histórica y los efectos contemporáneos de la violencia colonial son un camino importante para una comprensión más completa de la historia presente.
Esa violencia, que aún persiste, tiene lugar también en las tierras del pueblo nukak, así como en las de otros pueblos indígenas que viven en la Amazonía, un territorio que actualmente se encuentra en proceso de desaparición.
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