Las verdades que cuentan las minas antipersonal en Santander
Las organizaciones sociales y de víctimas empezaron a contar lo sucedido en el conflicto a partir de informes. Sus historias muestran que las heridas y verdades del conflicto son más profundas de lo que se cree a simple vista.
En el nororiente de Colombia, según la Campaña Colombiana contra las Minas, el 79% de las víctimas de minas son hombres y la mayor parte son adultos, es decir que sus hogares se quedaron sin los mayores proveedores. En esta zona del país todos los actores armados ilegales utilizaron las minas antipersonal, usualmente los han instalado en corredores estratégicos de movilidad y alrededor de las zonas minero-energéticas.
Sin embargo, para las víctimas lo más preocupante y difícil ha sido el acceso a la atención en el sistema de salud que, para muchas de ellas, ha requerido el uso de múltiples tutelas, contra algunas EPS, que dejaron a un lado la rehabilitación de los campesinos y terminaron por favorecer a excombatientes.
En el periodo en que más víctimas se registraron, en Santander funcionó la granja autosostenible para la rehabilitación de víctimas, que durante una década fue el epicentro de la atención que brindaban las organizaciones humanitarias como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Varios actores intentaron incidir negativamente en la administración.
En la actualidad, las víctimas siguen sin recibir atención, debido a sus escasos recursos que les impiden pagar los trámites o desplazarse a las capitales de los departamentos, en donde deben recibir atención, ya que en los municipios no existe el personal ni los recursos necesarios. Como resultado, las víctimas nuevamente están fabricando sus propias prótesis con pedazos de madera y otros elementos, para evitar el engorroso y costoso camino del sistema de salud.
Asimismo, otra de las problemáticas es el impacto en la economía de las víctimas. Antes de los accidentes, más de la mitad de las víctimas eran agricultores y no había desempleados, después alrededor del 25% de las víctimas se catalogaron como desempleadas e indigentes. En cuanto a los niños, el 26% reportaron haber tenido enfermedades o trastornos psiquiátricos de importancia clínica como depresión y estrés postraumático, explican los investigadores de la Campaña.
Mientras que en el área de la justicia, todos los casos de las víctimas que acudieron a la Fiscalía fueron archivados, la mayoría por lesiones personales/acto terrorista. En la justicia ordinaria no estaba tipificado un delito por minas antipersonal. Y en términos políticos, las víctimas siguen invisibilizadas, pues al ser minoría con respecto a las víctimas de otros hechos, su participación y liderazgos no se fortalecieron.
La apertura de la Casa de la Verdad en Santander
El informe sobre las víctimas de minas antipersonal en Nororiente fue entregado oficialmente por la Campaña Colombiana contra Minas al Sistema Integral de Verdad, Justicia y Reparación (SIVJRNR) el pasado 9 de abril; algunos análisis a partir del informe fueron presentados públicamente como parte de la apertura de la Casa de la Verdad en Santander el pasado 28 de junio.
La Casa está ubicada en el tercer piso de la UIS sede Bucarica (Carrera 19 # 35-02). Allí podrán acudir las víctimas, testigos y responsables del conflicto que voluntariamente quieran contar la verdad de lo sucedido en el conflicto colombiano.
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