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Comisión de la Verdad

Así fue el primer año de la Comisión de la Verdad en la Orinoquia

No le dimos espera a la escucha porque sabemos que buena parte de la verdad de esta región no se develaría en grandes eventos ni en nuestras oficinas, sino en los pueblos, los caseríos, los ríos, las sabanas y las selvas que hace 12 meses recorremos. 

LA COMISIÓN | December 06 de 2019

Buscando la verdad a pie en pueblos y veredas del Alto Ariari, Meta.

La escucha, impostergable

Pocos días después del acto con el que se dio inicio al mandato de la Comisión de la Verdad en noviembre de 2018, Alfredo Molano se reunió con su equipo de trabajo en Villavicencio. Éramos apenas trece personas de un grupo de profesionales que creció en los siguientes once meses. Nos reunimos para definir cómo sería el despliegue de la Comisión en la Orinoquia, macrorregión que comprende los departamentos de Meta, Vichada, Guaviare y Caquetá y las intersecciones de estos departamentos con Casanare, Boyacá, Cundinamarca, Putumayo y la región del Sumapaz.

En esa reunión revisamos una serie de documentos que habíamos construido previamente con base en fuentes secundarias que daban cuenta de los hitos de la guerra y de las violencias más graves y reiterativas en la región. “Estos documentos –nos dijo Molano en aquella ocasión– son valiosos y ciertamente nos dan luces, pero no pueden ser el único punto de partida para formular nuestras hipótesis y para definir las rutas de investigación. El punto de partida son los relatos y los interrogantes que tiene la gente en relación con la manera como se ha vivido la guerra en sus territorios”.

Para Molano, el proceso de escucha era urgente, impostergable. “Si nuestra tarea es construir un relato profundo y explicativo de la guerra en la Orinoquia debemos salir al encuentro de esas voces. Y debemos hacerlo cuanto antes”. Esa fue su orientación. Y así lo hicimos. Fijamos una agenda de recorridos y rápidamente salimos a andar los caminos, los ríos, las sabanas y los montes por donde pasó la guerra. Estas primeras salidas de campo (que Molano llamaba ‘travesías’ y que nos condujeron a los lugares más remotos y abandonados de la región) tenían tres propósitos: primero, hacer pedagogía sobre la Comisión; segundo, construir vínculos de confianza con las comunidades que visitábamos, y tercero, escuchar testimonios (generalmente colectivos) para determinar cuáles eran las dinámicas, hitos e impactos de la guerra que debíamos incluir y priorizar en el proceso de esclarecimiento de la verdad.

 

orinoquia ano foto 2 En búsqueda de la verdad por las aguas del río Guaviare.

 

Pero, además de las travesías, realizamos diagnósticos participativos y comunitarios, espacios amplios de diálogo que tuvieron lugar en diferentes sitios de la macrorregión y en los que víctimas, responsables, sobrevivientes, campesinos, académicos, indígenas, afros, empresarios, mujeres, personas LGBTI, jóvenes, líderes espirituales, etc. intercambiaron relatos, preguntas, hipótesis y explicaciones sobre la guerra, pero también sobre las experiencias de organización, resistencia y convivencia gestadas por la sociedad civil en medio del conflicto.

Andar y escuchar han sido siempre los principios elementales de nuestro equipo de trabajo. Por eso no les dimos espera y desde el primer día de mandato, los priorizamos. Lo hicimos porque estamos convencidos de que buena parte de la verdad de esta región (y sobre todo la verdad de quienes más sufrieron el conflicto) no la encontraríamos en grandes eventos, ni en los auditorios de las universidades, ni en las instalaciones de nuestras oficinas, sino en esa Orinoquia rural que pocos han visto y escuchado. Iniciado el mandato, salimos a andar y así seguimos haciéndolo durante el 2019 por casi todos los pueblos, veredas y caseríos de esta macrorregión donde, además, fueron abiertas tres casas de la verdad: una en Villavicencio, otra en Florencia y otra en San José del Guaviare.

 

orinoquia ano foto3 Las Casas de la Verdad también son escenarios de escucha. En ellas tuvieron lugar varios diagnósticos participativos y comunitarios.

 

Los núcleos claves de la investigación en la Orinoquia

A partir de ese primer ejercicio de escucha y de la elaboración del balance bibliográfico, el equipo de investigación de la Orinoquia fijó unas rutas de investigación que ya se comenzaron a recorrer. Se determinó, además, que, entre los temas a investigar, resaltan tres ejes estructurantes del conflicto armado en esta región, estos son:

  • Poblamiento y colonización:

Este eje se refiere a las diferentes corrientes migratorias que produjeron el poblamiento y la articulación de la Orinoquia y de buena parte de la Amazonia con el resto del país. Nos referimos, por tanto, a tres corrientes migratorias: i) las columnas en marcha o colonización armada, es decir, el desplazamiento de campesinos que, huyendo de La Violencia y de la represión militar, salieron de departamentos como Huila y Tolima y de regiones como Sumapaz hacia Meta, Caquetá y Guaviare; ii) la colonización dirigida, es decir, las migraciones impulsadas por políticas oficiales que pretendían ampliar la densidad rural en los mal llamados “Territorios Nacionales”, y iii) la colonización espontánea de campesinos de distintos lugares del país que llegaron a la región movidos por las bonanzas del caucho, de la quina y de los cultivos de coca y marihuana.

 

orinoquia anofoto4La Orinoquia, una región fundamentalmente poblada por colonos campesinos que llegaron de otras regiones del país.

 

  • FARC

El segundo eje tiene que ver con el carácter determinante de la presencia de la guerrilla de las FARC-EP en esta región. La Orinoquia fue epicentro de la lucha guerrillera desde la década de 1960. Desde entonces, ese grupo insurgente influyó social y políticamente en las relaciones humanas y en los tejidos comunitarios de la región. Todas sus conferencias nacionales (incluida la última conferencia como guerrilla armada en los Llanos del Yarí, en 2016) tuvieron lugar allí. En esta región, además, se ubicó la sede del Secretariado y el Estado Mayor de las FARC y nació el Bloque Oriental (el más grande de esa guerrilla). En Meta se firmó el acuerdo de paz con el gobierno de Belisario Betancur (que dio origen a la Unión Patriótica) y tuvo lugar la Zona de Distención durante las negociaciones de paz con el gobierno de Andrés Pastrana entre 1998 y 2002.

Pero, así como la Orinoquia fue epicentro de la lucha guerrillera y del crecimiento y fortalecimiento de las FARC, también fue teatro de operaciones de la lucha contraguerrillera. En esta región se desplegaron con fuerza el Plan Colombia, el Plan Patriota, el Plan Espada de Honor, el Plan Victoria, entre otros. Esto sin contar que, desde la década de 1970 y hasta la actualidad, diferentes grupos paramilitares se extendieron por la Orinoquia para disputar –muchas veces en connivencia con las fuerzas del Estado– el control político y económico de la región.

Lo anterior (lucha guerrillera y contraguerrillera) marcó definitivamente el rumbo histórico de la Orinoquia.

 

orinoquia anofoto5 Ya se han hecho varios recorridos por los municipios en los que hicieron parte de la Zona de Despeje (La Macarena, Uribe, Vistahermosa, Mesetas y San Vicente del Caguán) para entender cómo vivieron sus pobladores este momento histórico.

 

 

  • Economía cocalera

El tercer y último eje clave de investigación en la Orinoquia se refiere a la economía cocalera, una forma de economía compleja que no se reduce a las dinámicas y las lógicas del narcotráfico, sino que ha permitido la subsistencia de miles de familias campesinas, ha soportado y movilizado los procesos de colonización y ha sido combustible para el fortalecimiento de grupos armados (legales e ilegales).

 

orinoauiq ano6 Pista de aterrizaje de Miraflores, Guaviare, otrora municipio cocalero. Allí ha llegado la Comisión de la Verdad en varias oportunidades.

 

Avances con pueblos y comunidades étnicas

En 2019, avanzamos en la escucha de distintos pueblos y comunidades étnicas de la región, cuyas voces son indispensables para entender la larga y reiterativa historia de despojos, destierros, desplazamientos y exterminios (físicos y culturales) que ha tenido lugar en la Orinoquia.

Hicimos diagnósticos participativos étnicos en cada uno de los departamentos que conforman la macrorregión y dialogamos con varias organizaciones indígenas y afros. En Meta, visitamos tres asentamientos indígenas y los resguardos de Caño La Sal, Caño Jabón, Wacoyo, Turpial La Victoria, Domo Planas, El Tigre, Unuma Ondas del Cafre y Villa Lucía. Además, participamos del Encuentro Regional Ambiental de las Organizaciones Indígenas de la Orinoquia, realizamos una entrevista colectiva a afros en Vistahermosa y avanzamos en la articulación con líderes afros en Villavicencio y Cumaral.

En Vichada estuvimos en tres asentamientos indígenas y en los resguardos de Santa Teresita del Tuparro, Chololobo Matatu, La Pascua y Santa Rosalía. En Curillo (Caquetá) y Calamar (Guaviare) hicimos entrevistas colectivas a comunidades afros.

 

orinoquia ano foto 7 Visita de la Comisión de la Verdad al Resguardo Santa Teresita del Tuparro, Vichada.

 

Cabe destacar que en el marco de la consulta que se realizó con la Mesa Permanente de Concertación de los Pueblos Indígenas, la Comisión acordó que, en su despliegue territorial por la región, la Comisión respetaría las estructuras de gobierno propio y la toma de decisiones autónoma de los pueblos indígenas de la Orinoquia. Orientado por ese acuerdo, el equipo de trabajo escuchó los testimonios de indígenas en resguardos y asentamientos de Puerto López y Puerto Gaitán (Meta), de Orocué (Casanare) y en Puerto Carreño (Vichada).

 

Reconocimientos territoriales

orinquia anofoto8 Reconocimiento territorial a mujeres y familiares buscadores de personas dadas por desaparecidas en Villavicencio.

 

Este año en la macroterritorial Orinoquia se llevaron a cabo tres encuentros de reconocimiento. En agosto, se realizó el reconocimiento a mujeres y familiares que buscan personas dadas por desaparecidas. Buscadores de toda la región (fundamentalmente mujeres) se encontraron en Villavicencio con la Comisión de la Verdad y la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas como Desaparecidas (UBPD) para relatar, a través de diferentes lenguajes artísticos, sus experiencias de búsqueda, de organización social y la manera como han construido saberes y conocimientos que hoy son fundamentales para las entidades encargadas de localizar e identificar personas desaparecidas.

El segundo encuentro de reconocimiento tuvo lugar en la Zona de Reserva Campesina de El Pato-Balsillas (Caquetá), en el mes de noviembre. En este evento, al que asistieron delegaciones de campesinos y campesinas de Meta, Guaviare y Caquetá, se reconocieron las afectaciones del conflicto armado al campesinado y los impactos de la guerra en la tierra, el territorio y la territorialidad. Se reconocieron, además, las dinámicas de señalamiento, persecución y estigmatización que ha padecido el campesinado en la región; los impactos del conflicto armado en las organizaciones campesinas, así como sus diferentes formas de resistencia.

 

orinoquia anofoto9 Durante el reconocimiento al campesinado en El Pato-Blasillas (Caquetá), se rindió homenaje a la vida y a la obra de Alfredo Molano.

 

Finalmente, se llevó a cabo el encuentro reconocimiento a las vivencias e impactos del conflicto armado en niños, niñas y adolescentes. La Mesa Humanitaria del Meta, la Pastoral Social Regional, la Universidad Santo Tomás, la Defensoría del Pueblo, Benposta, ONU-Derechos Humanos, el movimiento de mujeres ‘Yo Puedo’ y la Comisión de la Verdad organizaron este evento para honrar su dignidad, para reconocer sus dolores y sus valentías y para recordarle a la región y al país que escuchar las voces de los niños y las niñas es indispensable para entender las dimensiones de la guerra.

 

Lo que viene

En el 2020 seguiremos recorriendo las rutas de investigación definidas para continuar escuchando los relatos de quienes voluntariamente quieren aportar a la búsqueda de la verdad y a la comprensión amplia y profunda de los núcleos temáticos de investigación que hemos identificado.

Adicionalmente, se profundizará el diálogo con mujeres y con organizaciones de mujeres. La apuesta por escucharlas y por entender la guerra a la luz de sus historias, sus voces y sus experiencias es un componente esencial del despliegue territorial. Esperamos reivindicar sus relatos de dolor, pero también sus experiencias organizativas y de afrontamiento –que han sido un motor esencial de la resistencia social a la guerra en la Orinoquia–.

Así mismo, esperamos promover la reflexión y el diálogo social en torno a las afectaciones del conflicto armado al medioambiente y alrededor de las garantías de no repetición de violencias como las que se han perpetrado contra líderes sociales y defensores de derechos humanos en los últimos tres años.

Nuestra mayor expectativa para el 2020, sin embargo, es posicionar en la agenda de discusión pública (tanto local como nacional) los temas que hemos identificado como claves en la historia del conflicto armado en la Orinoquia. Entendemos que investigar y escuchar relatos no es un ejercicio puramente académico, sino un ejercicio movilizador que puede motivar diálogos, encuentros y conversaciones entre actores sociales diversos. La escucha para el esclarecimiento de la verdad de la Orinoquia tendrá sentido si abre espacios y canales para que la sociedad escuche, comprenda, empatice, se desarme de prejuicios y señalamientos y se movilice por la no continuación de la guerra. 

 

orinoquia ano foto 10 Travesía por la verdad en el río Ariari.

  

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