La verdad para proteger a la madre tierra
Alejados del centro del país, pero conectados con el mundo y la naturaleza, los u’wa le han ganado batallas a multinacionales petroleras, recuperan a quienes se han contagiado de la violencia y quieren esclarecer la verdad como un pueblo sin fronteras.
La palabra u’wa significa “gente inteligente que sabe hablar”. Su vida como pueblo y como individuos se guía por la “Ley de origen”; dicen los sabios más viejos que esa ley les fue dada desde la creación y les dio como tarea proteger a la madre tierra y su equilibrio.
La Ley de Origen y la naturaleza le dan un propósito específico a cada persona (ser líder, maestro, cazador, inventor) y las condiciones, aptitudes y actitudes para hacerlo. El equilibrio es que la misma naturaleza y la tierra le dan los escenarios y condiciones para que desarrolle la tarea.
Los u’wa están en cinco municipios del nororiente colombiano, pero su territorio ancestral se extiende también sobre Venezuela. En Norte de Santander, Boyacá y Santander habitan 17 comunidades organizadas en Asouwas; en Arauca hay 8 comunidades que pertenecen a Ascatidar, y 3 comunidades más están en Casanare. Algunos asentamientos no han sido registrados.
Para llegar a los asentamientos de Bachira (Güicán) y Bocota (Cubará), el recorrido inicia en el municipio de Güicán (Boyacá), allí se toma un carro durante dos horas hasta la vereda La Parada, en donde termina la vía e inicia la caminata de dos días a paso promedio hasta llegar a Bachira, los u’wa pueden hacer el recorrido en menos de un día.
Para ir de Bachira a Bocota el recorrido es de alrededor ocho horas. Hay dos caminos: escalar la montaña de la foto o atravesar el río que por periodos es muy caudaloso. Los u’wa suben la montaña que aparece a las dos horas de caminata, para no andar mojados las siguientes seis horas en el páramo.
Desde el centro del país o desde las ciudades principales, llegar a las comunidades u’wa puede verse como una larga travesía, sin embargo, los u’wa explican que solo hay que caminar y no tienen problema con caminar la madre tierra.
Los u’wa no reconocen las fronteras actuales, explican que fueron implantadas por el Gobierno y las invasiones. Llevan décadas reclamando su territorio completo, que responde a razones y comprensiones cósmicas y cosmogónicas para el equilibrio de la madre tierra, en la que todo funciona como un conjunto.
Quieren el esclarecimiento de la verdad del conflicto como un único pueblo, sin fronteras.
El conflicto armado ha alcanzado a todas los u’wa de diversas maneras. El episodio más sonado es el secuestro y asesinato de tres indigenistas estadounidenses, que durante cerca de diez años apoyaron a los u’wa en la denuncia y defensa, en Colombia y en el exterior, contra la explotación petrolera de la multinacional Occidental (Oxy) en el territorio ancestral. Las responsables de los asesinatos fueron las FARC-EP, no se conocen claramente las razones.
Las tradiciones y rituales u’wa están siendo modificados por la presencia de los colonos. Ya se perdió el uso del vestuario tradicional, algunas personas no hacen los bautizos ni tienen los procesos de “señorita” (como en la foto), que marca el paso de niña a mujer, o el de los hombres a quienes les corresponde aprender de las semillas, la siembra y el cultivo, los tiempos de la naturaleza y la identificación de plantas, raíces y tubérculos como el ocumo (papa).
“Nuestros ancestros hacían trueque entre las comunidades de Casanare, Arauca, Boyacá, Norte de Santander, Santander, los territorios en Venezuela y la cordillera colombiana. Cada territorio llevaba sus plantas medicinales, animales y caza específica que compartían, por ejemplo, el poporo pescado en los Llanos y la otawa de las partes altas”.
Los caminos por los que se movilizaban los u’wa no se pueden recorrer desde hace muchos años.
Para los u’wa la violencia y el conflicto son enfermedades del hombre. Algunos indígenas han sido reclutados, las autoridades explican que deben regresar a las comunidades para limpiarse y resocializarse.
El yopo es una medicina indígena para curar el cuerpo y el espíritu. Purifica el alma de las personas que actúan de maneras contrarias a la Ley de Orígen: “Se utiliza para hacer justicia propia, cada persona consigo misma, para que reencuentre el propósito con el que nació y vuelva al camino que necesita la tierra”. El yopo ayuda a curar la violencia. En los encuentros grupales, el yopo y el mambeo de asa (hoja de coca) se utilizan para pedirle a la naturaleza la sabiduría de las palabras que se dirán.
En los encuentros con la Comisión de la Verdad se utilizó el yopo.
“La verdad conlleva el respeto por mi hermano u’wa, mi hermano blanco, mi hermano oso, la sangre de la madre tierra, el hermano río, las hermanas montañas, lleva al equilibrio. Lo que uno habla y hace está amarrado a la verdad”, explica Natán Sáenz Sum, u’wa y enlace étnico de la Comisión de la Verdad. La Ley de Origen le dicta este pueblo que deben responder por su palabra (no hacer promesas que no van a cumplir) y por las acciones para el equilibrio de la madre tierra.
Roberto Afanador Cobaría, ‘Berito’, es uno de los líderes u’wa, uno de los indígenas colombianos más reconocidos a nivel internacional y un defensor de la madre tierra que ha ganado premios como el Fray Bartolomé de las Casas para el Medio Ambiente (España) y el Goldman para el Medio Ambiente, éste último es considerado el nobel de los ambientalistas. ‘Berito’ está acompañando a la Comisión de la Verdad.
-
Temas Relacionados:
Comentar:
Artículos destacados
-
ENCUENTROLa Comisión de la Verdad reunió a empresarios y empresarias de distintas edades, regiones y sectores económicos para que intercambiaran perspectivas sobre los cambios necesarios para un futuro en paz.
-
ENCUENTROA lo largo de su mandato, la Comisión de la Verdad ha promovido acciones para el reconocimiento de todas las víctimas y la construcción de un relato amplio, en el que estas participen, con miras a que estos hechos no se repitan.
-
CULTURAParedes de veredas, calles y avenidas de estos territorios, fueron intervenidos por víctimas del conflicto, campesinado, juventudes y responsables, para simbolizar sus reflexiones sobre cómo el conflicto armado ha impactado sus vidas y territorios.