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Comisión de la Verdad

“No se imagina el dolor tan grande que puede producir una guerra siendo mujer”

Relato de una mujer víctima de violencias sexuales por parte de paramilitares, que resultaron afectando su salud física, mental y reproductiva, y quien posteriormente sufrió violencia reproductiva por parte del Estado.

INFORME ESPECIAL | Diciembre 15 de 2020

“No se imagina el dolor tan grande que puede producir una guerra siendo mujer”

El continuum de violencias basadas en género, hacen que las mujeres puedan vivir diferentes tipos de violencias a lo largo de su vida por el hecho de ser mujer. La llegada del conflicto armado a su territorio agudiza estas violencias y las hacen aún más vulnerables. Una vez las mujeres han sido víctimas de violencias basadas en género en el marco del conflicto armado, las afectaciones e impactos que estos hechos victimizantes les generan pueden dejarlas en condiciones en las que aún más fácilmente pueden volver a ser víctimas de violencias de género. Es por esto que en muchos casos las mujeres que han sido víctimas de violencias reproductivas por parte de algún actor armado, pueden volver a ser fácilmente víctimas de violencia reproductiva institucional.

Durante el Espacio de Escucha ‘La violencia reproductiva en el conflicto armado: una verdad pendiente’, la Comisión de la verdad escuchó a una víctima que por razones de seguridad decidió mantener su identidad anónima. Ella fue víctima de violencias sexuales por parte de paramilitares. Resultado de esto quedó afectada su salud física, mental y reproductiva. Posteriormente sufrió violencia reproductiva por parte del Estado.

“Soy una sobreviviente de la guerra, soy víctima de violencia sexual por parte del conflicto armado, por el grupo paramilitar. Mi cuerpo fue un instrumento por parte de este grupo armado. Tenía 15 años, cuando 30 hombres paramilitares abusaron de mí por mis partes vaginal, anal y bucal. Ellos me pegaban fuerte me mordían, abusaban de mí, me obligaron hacerle el sexo oral a más de 15 hombres, ellos me decían que si no lo hacía me mataban, se burlaban de mí cuando me obligaban hacerlo, me obligaban a muchas cosas que son muy terribles.

La consecuencia de este acto fue mi salud, tanto física y mental. Intenté quitarme la vida, tengo secuelas muy fuertes, se me presentó una estrangulación en la glándula tiroidea por el maltrato que recibí en la garganta, ya que ellos intentaron ahorcarme. Me realizaron una cirugía de garganta, a base de esto casi pierdo mi voz, he quedado que no puedo leer en voz alta porque se me produce mucho ahogo y se me va mucho la respiración. Mi parte vaginal prácticamente me quedo que no me servía, me realizaron una cirugía en el útero, ya que me lo dañaron por tanta penetración que ellos me causaron. Mi parte anal es la parte más afectada de mi cuerpo, ya que hay veces que no puedo controlar mis excrementos y se me sale. Por mi parte anal estoy en espera de un especialista que no lo hay en la costa. Todo esto a causa de esta terrible violación que me causaron.

Para mí es duro contar esto, ya que es algo que casi no puedo controlar, me causa muchas lágrimas. Es muy duro para mí dar este testimonio porque son muchas secuelas que tengo en mi cuerpo, aún me baño y las veo diariamente. Paso llorando, no puedo controlar mi llanto, porque para mí es muy duro tener que aguantar todo esto.

La ayuda psicológica que me han brindado las organizaciones, a ellas quiero agradecer que me están escuchando, muchísimas gracias porque sin ustedes no habría podido lograr esto. Mi psicóloga la considero como mi madre, como mi segunda madre, le doy un millón de gracias.

Quiero decirle al Gobierno y a todas las personas que me están escuchando que esto no se repita más, que ya no maltraten más a una mujer. No se imagina el dolor tan grande que puede producir una guerra siendo mujer, aguantar 30 hombres que prácticamente no tuvieron compasión de mí, solo me decía que si me quería salvar tenía que hacerle lo que ellos decían. A causa de esto no como muchas comidas, porque me hace recordar eso tan horrible que ellos me echaron en mi boca. Cuando tenía 15 años yo era una chica que pesaba 45 kilos, de todo este sufrimiento que me tocó, llegué a pesar 28 kg, de forma que no me alimentaba, no quería comer, la comida me producía asco solo con recordar eso que ellos me echaron en mi boca

Hoy quiero identificarme con esta frase que dice que el mundo es para los valientes y yo soy una de esas valientes. Agradecerles por escuchar mi testimonio, muchas gracias, y quiero decirles a todas esas mujeres que aún no han podido hablar, que les da temor, que a mí también me dio mucho temor y miedo de hablar, por mi vida, porque me daba miedo que me fuera a suceder algo si hablaba. Un día decidí hablar para buscar ayuda, por mi salud, ya no aguantaba más el dolor en mi cuerpo, en mi parte mental, ya me estaba volviendo loca, ya no aguantaba más, muchísimas gracias”.

Este relato se presentó durante el Espacio de Escucha ‘La violencia reproductiva en el conflicto armado: una verdad pendiente’, conozca otros relatos y más detalles sobre este evento en distintas entregas de este especial. 

 

Inicio ► La violencia reproductiva en el conflicto armado: una verdad pendiente

Entrega 1 ► “Detrás del flagelo del reclutamiento vienen un sin fin de vejámenes”

Entrega 2 ► “Ustedes acá no vienen a criar niños, vienen a contribuir al pueblo”

Entrega 3 ► “Que el Estado no se haga el que no es con ellos, porque es a un pueblo al que está dañando”

Entrega 4 ► “Nos mandaban a capar para que no tuviéramos hijos”

Entrega 5 ► “No se imagina el dolor tan grande que puede producir una guerra siendo mujer”

Entrega 6 ► “La justicia, la verdad y la reparación a las víctimas de violencia reproductiva han sido extremadamente limitadas”

 

 

 

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