“Ustedes acá no vienen a criar niños, vienen a contribuir al pueblo”

“Como a las seis de la tarde llegaron dos señores y eran de la guerrilla, estaba sola con mis hermanos, me reclutaron me llevaron prácticamente a la fuerza porque si uno ponía resistencia ya sabía lo que le podía pasar con ellos.

Decían: “Ustedes acá no vienen a criar niños, vienen a contribuir al pueblo”, a las mujeres siempre las ponían a planificar con una inyección ‘Mesigyna’. Había momentos cuando entraba el Ejército que no facilitaba las cosas y no había forma de cómo cuidarse.

Cuando yo quedé embarazada mantenía muy enferma tal vez era por el embarazo, me aplicaban mucho medicamento.

El comandante con el que andaba me dijo: “¿No será que usted está embarazada? Hágase una prueba”, me hice la prueba y salió positiva. A mí se me vino a todo a la cabeza “a mí me van a hacer abortar”, porque eso era de ahí, eso la que salía embarazada de una la mandaban para que abortara. Me empezaron a aplicar medicamentos, me hicieron tomar las pastillas, pero el médico al ver que yo no perdí el bebé les dijo que tocaba hacerme cesárea. Era una tristeza tan grande, cuando me desperté era como si me hubieran dado una golpiza, el dolor de haber perdido a mi bebé y el dolor del maltrato.

En estos momentos lo que más deseo es tener una vida normal y ya dejar de estar tomando tanto medicamento. Eso es muy duro, ninguna mujer se merece eso.

El año pasado por primera vez rompí el silencio sobre lo que me había pasado en la guerrilla, hoy quiero pedir a la Comisión de la Verdad que tenga en cuenta lo que nos pasó a muchas mujeres y niñas campesinas que sufrimos violaciones a nuestros derechos reproductivos, espero que cada vez más se conozca de lo que nos pasó y que los responsables reconozcan lo que ellos me hicieron no solo a mí sino a todas las mujeres que han pasado por lo mismo”.

La organización Women’s Link Worldwide interpuso una tutela por el caso Helena, donde pedía que se protegiera su derecho a la salud y a la reparación integral, ya que la Unidad de Víctimas se había negado a inscribirla en el Registro Único de Víctimas y el sistema público de salud no le había garantizado el tratamiento adecuado por los graves problemas de salud físicos y psicológicos que padece desde hace varios años como consecuencia de la violencia reproductiva que sufrió en el interior de las filas de las desaparecidas FARC-EP.

En diciembre de 2019, la Corte Constitucional revisó la tutela y ordenó a la Unidad de Víctimas incluirla en el Registro Único de Víctimas, para garantizarle el acceso a las medidas de reparación que contempla la Ley de Víctimas, a las que ahora tiene derecho. Esta sentencia sienta un precedente que permitirá la restitución de sus derechos a mujeres y niñas víctimas de reclutamiento forzado y violencia reproductiva.

Este relato se presentó durante el Espacio de Escucha ‘La violencia reproductiva en el conflicto armado: una verdad pendiente’, conozca otros relatos y más detalles sobre este evento en las otras entregas de este especial.

Inicio ► La violencia reproductiva en el conflicto armado: una verdad pendiente

Entrega 1 ► “Detrás del flagelo del reclutamiento vienen un sin fin de vejámenes”

Entrega 2 ► “Ustedes acá no vienen a criar niños, vienen a contribuir al pueblo”

Entrega 3 ► “Que el Estado no se haga el que no es con ellos, porque es a un pueblo al que está dañando”

Entrega 4 ► “Nos mandaban a capar para que no tuviéramos hijos”

Entrega 5 ► “No se imagina el dolor tan grande que puede producir una guerra siendo mujer”

Entrega 6 ► “La justicia, la verdad y la reparación a las víctimas de violencia reproductiva han sido extremadamente limitadas”