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Comisión de la Verdad

“Que el Estado no se haga el que no es con ellos, porque es a un pueblo al que está dañando”

Relatos sobre prácticas de seducción y embarazo forzado por parte de la fuerza pública y abortos forzados como resultado de aspersión con glifosato.

INFORME ESPECIAL | Diciembre 15 de 2020

“Que el Estado no se haga el que no es con ellos, porque es a un pueblo al que está dañando”

Según estudios del Centro de Derechos Reproductivos, los actores armados ilegales no son los únicos que han cometido violencias reproductivas en el marco de conflicto armado. El Estado, incluyendo la fuerza pública, también lo ha hecho.

“Se habla, pero prácticamente no se le da mucha importancia porque es algo como “natural” que donde haya militares se van a reflejar estas situaciones de que las niñas lleguen donde están ellos. A veces tratan de enamorar a niñas de 13 a 17 años. Trataban de comprarlas con cosas, con regalos, cosas que los papás no les podían dar: tenis, un celular. Sucedió que muchas jóvenes quedaban embarazadas y no sabían qué hacer, algunas abortaban bajo el consentimiento de los padres, otras lo hacían a escondidas y quedaban enfermas, otras también fallecieron en el intento”, estos son los testimonios de varias mujeres de Tumaco en audios aportados por la Corporación Humanas para el Espacio de Escucha ‘La violencia reproductiva en el conflicto armado: una verdad pendiente’ de la Comisión de la Verdad.

Durante este espacio se hizo un llamado sobre la normalización de las prácticas de enamoramiento de los soldados al llegar a los territorios donde son destinados a prestar servicio. Aunque esta sea una acción que a primera vista puede parecer inocente, es una práctica muy común que muchas veces se implementa como una estrategia de guerra, y ha tenido impactos en los derechos reproductivos de mujeres y niñas de diferentes territorios.

“Soldados nacionales y extranjeros llegan a comunidades indígenas, afrocolombianas y campesinas, donde estratégicamente buscan enamorar a niñas y mujeres para obtener información, dejándolas a menudo, embarazadas y sin asumir ningún tipo de responsabilidad. No hay consenso en medio de la guerra, es urgente nombrar estas prácticas institucionales como violencia y además desnaturalizar que el paso de esas tropas por las comunidades esté acompañado de generaciones de niños y niñas resultados del enamoramiento como un arma de guerra”, explicó Tatiana Sánchez, investigadora del instituto pensar de la Universidad Javeriana.

Pero este no es el único tipo de violencia reproductiva que se ha dado en el marco del conflicto armado por parte de agentes del Estado. Según el Centro de Derechos Reproductivos, cualquier hecho que haya vulnerado el acceso a la información y servicios de salud reproductiva a las víctimas del conflicto armado se considera como una violencia reproductiva. Es el caso por ejemplo de la estigmatización o denegación de la interrupción involuntaria del embarazo (IVE), a la que tienen derecho las víctimas de violencia sexual en contexto de conflicto armado. En estos casos se cometieron violencias reproductivas cuando el personal de salud se negó a cumplir protocolos de atención legales y/o ejerció prejuicios de género contra las mujeres que buscaban este servicio ante un embarazo resultado de una violación en el marco del conflicto.

También es importante analizar, como explicó durante el espacio Juliana Laguna Trujillo, abogada de Women’s Link Worldwide, que el Estado ha cometido violencias reproductivas “al obligar a mujeres y niñas ejercer maternidad forzadas al mantener un marco restrictivo de acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, pues solo contamos con las causales hace 14 años en un conflicto en más de 50 años y al no garantizar un acceso en igualdad servicios de salud sexual y reproductiva, ha ejercido violencia reproductiva institucional”.

Otra forma de violencia reproductiva en el marco del conflicto armado de la que es responsable el Estado son los casos de abortos involuntarios como resultado de las aspersiones con glifosato. En un informe realizado por el Centro de Derechos Reproductivos junto con la Universidad del Valles se concluyó que la exposición a glifosato puede tener impactos negativos como problemas de fertilidad y en el crecimiento fetal, así como causar abortos involuntarios y posibles futuras discapacidades en el feto durante el embarazo.

Durante el Espacio de Escucha la familia de Yaneth Valderrama, víctima de un aborto involuntario por aspersión con glifosato que le terminó causando la muerte, presentó su testimonio:

“Yo vivía con mi esposa y mis dos hijitas, y el embarazo iba bien y eso es lo que duele porque ella estaba alentadita. Llegué a la finca y el cuento que me tenía mi esposa era que la habían fumigado con ese glifosato. Y yo le pregunté qué dónde estaba y dijo que estaba en el lavadero, lavando ropa, y que ella arrancó a correr cuando sintió ese ruido, porque eran unos ruidos duros de tres aviones y helicópteros. Entonces ella se asustó y arrancó a correr para la casa, pero no alcanzó a entrar y la lavaron a ella, porque pasó por encima de la casa todo ese reguero de humo y esa agua que botaban esos aviones.

Nos acostamos siempre y como a las 12 de la noche yo desperté y la sentí despierta. Entonces yo le pregunté que qué pasaba, y dijo que estaba enferma, que tenía unos cólicos que no se aguantaba, y yo le dije: “No, no, no, nos tocó irnos para el hospital”.

Le hicieron el examen y el médico salió al ratico y me dijo: “Hay que hacerle un legrado” y le dije pues sáqueselo porque que se le va hacer. Como a los tres días me dijo: “Me estoy encalambrado”. Me la remitieron a la Valle del Lili en Cali allá murió. Eso es lo que duele ¿no? que le maten a una persona adelantada y joven. Mi esposa tenía sólo 27 años cuando eso”, relató Iván Medina, esposo de Yaneth.

Ella falleció el 23 de marzo de 1999, su familia no encontró justicia en Colombia, por lo que siguieron buscando justicia en mecanismos internacionales hasta que en 2018 logró que el caso de Yaneth fuera admitido por las CIDH. Su hija, Claudia Medina expresó: “Cada día va a ser más difícil y más complicado para mí entender y saber que por acabar con un cultivo acabaron con la vida de mi mamá. Pido eso que no haya más fumigaciones y que el Estado no se haga el que no es como con ellos, porque en sí es a un pueblo al que está dañando”.

Estos casos se presentaron durante el Espacio de Escucha ‘La violencia reproductiva en el conflicto armado: una verdad pendiente’, conozca otros relatos y más detalles sobre este evento en distintas entregas de este especial. 

 

Inicio ► La violencia reproductiva en el conflicto armado: una verdad pendiente

Entrega 1 ► “Detrás del flagelo del reclutamiento vienen un sin fin de vejámenes”

Entrega 2 ► “Ustedes acá no vienen a criar niños, vienen a contribuir al pueblo”

Entrega 3 ► “Que el Estado no se haga el que no es con ellos, porque es a un pueblo al que está dañando”

Entrega 4 ► “Nos mandaban a capar para que no tuviéramos hijos”

Entrega 5 ► “No se imagina el dolor tan grande que puede producir una guerra siendo mujer”

Entrega 6 ► “La justicia, la verdad y la reparación a las víctimas de violencia reproductiva han sido extremadamente limitadas”

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