Los impactantes crímenes de las antiguas FARC-EP relatados ante la Comisión de la Verdad
La Comisión de la Verdad ha promovido encuentros que parecían improbables, en los que excombatientes de las FARC-EP reconocieron los graves crímenes y violaciones a los derechos humanos que cometieron y pidieron perdón a las víctimas.
Una verdad en la que las víctimas están en el centro
Abarcar la verdad como una forma de sanar heridas abiertas durante décadas de conflicto ha estado en el centro del trabajo de la Comisión. Hablar sobre lo que pasó en el marco del conflicto es el punto de partida para soñar un país en paz. Por esto la Comisión de la Verdad abrió la posibilidad de escuchar a las víctimas y a los responsables de las antiguas FARC-EP como un acto que no solo aporta al esclarecimiento de lo ocurrido, sino que también ayuda a cicatrizar las heridas de la violencia que se ha prolongado por más de 60 años. La reconciliación es un proceso que apenas comienza y el país, de la mano de las víctimas, ya dio el primer paso.
Los encuentros
El 29 de junio de 2018 exintegrantes del antiguo grupo guerrillero expresaron ante la Comisión de la Verdad su compromiso con la contribución individual y colectiva al esclarecimiento de la verdad, el reconocimiento a las víctimas y la aceptación de responsabilidad. Desde entonces, se han encontrado cara a cara con las comunidades a quienes les causaron daño.
Los exguerrilleros, en diversos espacios, han pedido perdón y han reconocido su responsabilidad en crímenes de lesa humanidad como secuestros, masacres, reclutamientos, desapariciones y desplazamientos forzados cometidos contra poblaciones campesinas, pueblos étnicos, mujeres e integrantes de la comunidad LGBTI+, niños, niñas y adolescentes y otros sectores de la población colombiana.
Por su parte, las víctimas han podido compartir sus testimonios sobre los impactos sufridos y sus experiencias de resistencia, aportando así a la comprensión de lo ocurrido durante más de 50 años de violencia en Colombia.
Un reconocimiento histórico de responsabilidades
Rodrigo Londoño, último comandante de las FARC-EP y Salvatore Mancuso, exjefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), contaron detalles del conflicto armado el 4 de agosto de 2021, en un encuentro inédito, ante 18 víctimas de diferentes territorios.
Londoño contó las motivaciones detrás de las tomas guerrilleras; reconoció las afectaciones a la población civil y habló sobre el constreñimiento a los electores y asesinatos como el del exgobernador de Antioquia Guillermo Gaviria y su consejero de paz.
La dura realidad del secuestro
En el Encuentro nacional por la Verdad ‘Verdades que liberen’, el 23 de junio de 2021, por primera vez exintegrantes de las FARC-EP reconocieron la práctica masiva, prolongada y extendida del secuestro en todo el país, y sus impactos ante las víctimas, entre ellas Ingrid Betancourt, Helmut Angulo, Roberto Lacouture, familiares de los diputados del Valle, entre otros. Rodrigo Londoño, Carlos Antonio Lozada y Pastor Álape, que hicieron parte del Secretariado de la antigua guerrilla, y otros excombatientes pidieron perdón por esos hechos y se refirieron a las decisiones y acciones que llevaron a privar de la libertad a ciudadanos con el objetivo de obtener beneficios económicos, políticos o de ventaja militar.
Vea los detalles del Encuentro por la Verdad aquí.
Como parte del mismo proceso de reconocimiento de responsabilidades, exFARC se reunieron el 26 de junio de 2021 con víctimas de secuestros masivos en Valle del Cauca. El 7 de agosto del mismo año se encontraron con habitantes de Caicedo, Antioquia y familiares del exgobernador del departamento, Guillermo Gaviria, y su asesor de paz, Gilberto Echeverri, que fueron secuestrados por la guerrilla cuando participaban en una marcha simbólica por el Movimiento de la No Violencia y luego asesinados.
Las afectaciones de FARC-EP a las comunidades y territorios étnicos
En distintos espacios promovidos a lo largo de su mandato, la Comisión ha hecho posible el reconocimiento de los impactos que han sufrido los pueblos indígenas, negros, raizales y palenqueros por cuenta de la guerra.
En actos públicos como los Encuentros por la Verdad, se ha puesto de presente el accionar de las desmovilizadas FARC-EP en las violaciones de derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario contra las comunidades étnicas, cuyos territorios se convirtieron en zonas de disputa por su consideración estratégica y riquezas naturales.
El 23 de octubre de 2020, en el ‘Encuentro por la Verdad Indígena’, Rodrigo Londoño pidió perdón y reconoció la responsabilidad colectiva de la organización en desplazamientos, muertes y heridos, entre otros hechos, subrayando que los casos de violencia sexual contra mujeres indígenas fueron de los crímenes más abominables perpetrados por los hombres que integraron el grupo guerrillero.
En otros actos, los firmantes del Acuerdo de Paz también han reconocido cómo su actuar en la guerra, que se expresó en desplazamientos y asesinatos, fueron algunos de los daños causados a comunidades en situación y riesgo de exterminio físico y cultural, como los coreguaje, pueblo originario de la Amazonía colombiana.
El ‘Encuentro por la Verdad del pueblo negro’, el 11 de diciembre de 2020, fue otro escenario en el que exmiembros de las FARC-EP reconocieron la crudeza de las violencias cometidas contra las comunidades étnicas, que han sufrido por cuenta del racismo, la discriminación, el asesinato de líderes sociales y defensores de derechos humanos y las economías ilegales en sus territorios.
Pastor Álape Lascarro y Rodrigo Londoño expresaron su arrepentimiento por hechos como el de la masacre de Bojayá, Chocó, uno de los más recordados en el país, ocurrido en 2002 en medio de enfrentamientos entre la entonces guerrilla y el bloque Elmer Cárdenas de las Autodefensas Unidas de Colombia, en el que murieron más de 78 personas, muchas de ellas mujeres y niños que se refugiaban en la iglesia del municipio.
El daño irreversible a niños, niñas, adolescentes y jóvenes
La utilización de menores de edad en la guerra ha sido un tema central para la Comisión, que ha recibido cerca de 2.300 testimonios de personas adultas y jóvenes, que documentan reflexiones y consideraciones sobre cómo el reclutamiento ha impactado sus vidas.
Este fenómeno se abordó en el Encuentro por la Verdad realizado entre el 22 y 23 de noviembre de 2019, en el que niños, niñas, adolescentes y adultos que sufrieron el conflicto siendo menores contaron lo que han vivido y cómo han resistido. Tres excombatientes reconocieron los daños causados y pidieron perdón: Daladier Rivera, mayor (r) del Ejército Nacional; Fredy Rendón, antes ‘El Alemán’, exjefe paramilitar y Rodrigo Londoño, en representación de las desaparecidas FARC-EP.
Londoño reconoció las responsabilidades relacionadas con los menores víctimas de minas antipersonal, el secuestro y el reclutamiento forzado. “Quiero reivindicar y dignificar a los niños, las niñas y los adolescentes afectados haciendo un reconocimiento público de las responsabilidades que nos corresponden (...). Esto no repara lo irreparable, pero sí da una oportunidad a nuestro compromiso de deponer las armas y dar nuestra lucha por la vía política”, afirmó.
Como parte de las acciones de reconocimiento de la dignidad de los niñas, niñas y adolescentes víctimas, la Comisión también permitió el encuentro en el que Elda Neyis Mosquera, alias “Karina”, aceptó frente a las madres y víctimas de Argelia, Antioquia, su responsabilidad en el reclutamiento y desaparición de menores de ese municipio. Este acto ocurrió luego de un proceso privado de cinco meses que quedó registrado en el documental ‘¿Por qué nos arrebató a nuestros hijos?’, el cual se puede ver aquí.
Reconocimientos en clave territorial
Los y las exFARC han realizado otros reconocimientos y han pedido perdón por sus acciones en los territorios que generaron miedo, señalamientos, amenazas y otras afectaciones. Lo han hecho frente a comunidades de Arauquita (Arauca) y Caldono (Cauca); los pueblos de Vaupés con ocasión de la toma de Mitú en 1998; los habitantes de San Pedro de Urabá (Antioquia); la población triétnica del Carmen de Atrato (Chocó).
En Caldono, en marzo de 2021, sus habitantes contaron su verdad sobre las incursiones armadas y hostigamientos que afectaron los planes de vida de las comunidades indígenas y campesinas que habitaban ese territorio. Además, hablaron sobre la desaparición forzada. Exintegrantes de las antiguas FARC-EP se comprometieron a aportar a la búsqueda de hombres y mujeres que nunca más regresaron a sus hogares. Jorge Torres, exintegrante del Secretariado, pidió perdón a las comunidades étnicas y a toda la población del municipio caucano por los hechos en los que participaron en el marco de la guerra.
En septiembre de 2021, frente a los habitantes de San Pedro de Urabá, representantes de las extintas FARC-EP aceptaron ser responsables del asesinato de campesinos inocentes, lo que provocó el desplazamiento forzado de las comunidades de ese municipio antioqueño.
En Arauquita, 12 víctimas y 12 responsables culminaron en mayo de 2022 un proceso de tres años para conocer por qué el entonces grupo guerrillero asesinó a líderes políticos e impidieron a alcaldes gobernar entre 1997 y 2007.
El 9 de abril de 2022, en el marco del Día Nacional de las Víctimas, ante los habitantes de Mitú, Vaupés, las antiguas FARC-EP reconocieron los impactos causados por sus acciones que se prolongaron durante años, como el reclutamiento forzado, la instalación de minas antipersonal en los territorios y el desplazamiento de comunidades por cuenta de amenazas, asesinatos y confrontaciones.
Dos días después, la Comisión de la Verdad logró reunir en un acto privado a delegados de víctimas del municipio de El Carmen de Atrato y a los hoy firmantes del Acuerdo de Paz de los antiguos Frentes 34, 58 y Aurelio Rodríguez, quienes asumieron sus responsabilidades y brindaron respuestas a los habitantes de comunidades negras, mestizas e indígenas de esas poblaciones del Chocó.
Reconocimiento de responsabilidades en casos de violencia sexual
En nuestro país, el conflicto armado ha tenido un grave impacto, especialmente, en la vida y el cuerpo de las mujeres. Una de las expresiones de esta barbarie fue el uso de la violencia sexual como arma de guerra por parte de todos los grupos.
Exintegrantes de la desaparecida guerrilla han reconocido su responsabilidad en estos hechos que cometieron contra población civil y al interior de sus filas. Además es uno de los delitos por los que comparecen ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), por tratarse de una conducta que fue común sobre todo en los casos de reclutamiento de menores.
Para aportar al esclarecimiento de este fenómeno, la Comisión escuchó los relatos de víctimas, como Helena, que fue reclutada cuando tenía 14 años, que se atrevieron a romper el silencio para denunciar prácticas como la anticoncepción y el aborto forzados.
Una verdad en la que las víctimas están en el centro
Abarcar la verdad como una forma de sanar heridas, abiertas durante décadas de conflicto, ha estado en el centro del trabajo de la Comisión. Hablar sobre lo que pasó en el marco del conflicto es el punto de partida para soñar un país en paz. Por esto la Comisión de la Verdad abrió la posibilidad de escuchar a las víctimas y a los responsables de las antiguas FARC-EP como un acto que no solo aporta al esclarecimiento de lo ocurrido, sino que también ayuda a cicatrizar las heridas de la violencia que se ha prolongado por más de 60 años. La reconciliación es un proceso que apenas comienza y el país, de la mano de las víctimas, ya dio el primer paso.
-
Temas Relacionados:
Comentar:
Artículos destacados
-
ENCUENTROLa Comisión de la Verdad reunió a empresarios y empresarias de distintas edades, regiones y sectores económicos para que intercambiaran perspectivas sobre los cambios necesarios para un futuro en paz.
-
ENCUENTROA lo largo de su mandato, la Comisión de la Verdad ha promovido acciones para el reconocimiento de todas las víctimas y la construcción de un relato amplio, en el que estas participen, con miras a que estos hechos no se repitan.
-
CULTURAParedes de veredas, calles y avenidas de estos territorios, fueron intervenidos por víctimas del conflicto, campesinado, juventudes y responsables, para simbolizar sus reflexiones sobre cómo el conflicto armado ha impactado sus vidas y territorios.