Casas de la Verdad con Sentido - Comisión de la Verdad

Casas de la verdad con sentido

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Casas de la verdad con sentido

Catorce experiencias, en doce territorios de Colombia golpeados por la violencia, exploraron formas de diálogo social y construcción de nuevas narrativas recurriendo a diversas expresiones artísticas como música, danza, pintura, teatro, narración y oralidad. En eso consistió el proyecto Casas de la verdad con sentido liderado por la Comisión de la Verdad, en el marco del Programa Alianzas para la Reconciliación PAR, de USAID y ACDI/VOCA.

Estas experiencias aportan a la documentación de la situación en cada territorio para el informe final y también son un mecanismo de empoderamiento, reconocimiento y transformación social, en la búsqueda de un país mejor.

La riqueza de la experiencias son un reflejo de la diversidad social y cultural de Colombia. Los territorios priorizados abarcan desde Florencia en la Amazonía, hasta Ciénaga en la Costa Caribe, y desde el Litoral Pacífico en Buenaventura, hasta la frontera con Venezuela en Cúcuta.

Las actividades realizadas en cada territorio comenzaron con el conocimiento de la misión de la Comisión de la Verdad y en general del Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición. También se contó oportunidades para contar historias, vivencias, experiencias, afrontamientos, y en general, procesos de transformación, que, en perspectiva de generar conciencia, empatía y humanidad desde la sociedad, así como comprender las causas y afectaciones que ha dejado en todo el país un conflicto que se extendió por más de medio siglo, lo resultó terapéutico para muchas de las casi setecientas personas que participaron directamente en el proceso.

El centro de la actividad fueron un centenar laboratorios creativos que permitieron plasmar los sentimientos, historias y reflexiones generadas en diversas piezas artísticas. En Buenaventura, Cali, Ciénaga y Turbo grupos de jóvenes realizaron murales en los que recogieron desde el dolor del conflicto hasta la esperanza de un mañana más luminoso, en otras regiones como Arauca y Cartagena la plástica se expresó en actividades como la pintura, el collage en Medellín, la cerámica en Cúcuta o le peinado y el maquillaje, también en Cartagena. Explorando formas en las que se puede superar el dolor, la discriminación y el olvido a través del fortalecimiento de la identidad individual y colectiva.

 

En zonas como Apartadó, Turbo, Quibdó, Cartagena, Ciénaga y Medellín la música y la danza permitieron a las comunidades reencontrarse con lenguajes universales que les permitieron sentirse parte de algo más grande y dejar atrás el miedo.

En Arauca, Ciénaga, Florencia y Turbo el teatro fue la forma de explorar el cuerpo y el movimiento para contar la esperanza y la reconstrucción del tejido social. En Medellín, Arauca y Vista Hermosa le agregaron una dosis de buen humor para reír un poco con técnicas de clown y circo.

También en Vista Hermosa, como en Medellín, en Turbo, en Ciénaga y en Apartadó buscaron que la palabra escrita fuera una forma de explorar todos estos sentimiento y esperanzas ya fuera a través de cuentos, cartillas o hasta de un manifiesto. Mientras tanto en Buenaventura la poesía tradicional de la tradición oral afro permitió expresar el dolor de la pérdida.

Todas las experiencias realizaron al menos un video, para algunas fue una forma de documentar parte de su proceso, para otras, como Florencia, Quibdó o Medellín, fue el producto central. En Buenaventura, Cúcuta, Ciénaga también se experimentó con el formato de podcast ya fuera en tertulia, entrevista o paisaje sonoro. En Vista Hermosa y Buenaventura se usó la fotografía para contar historias de la situación actual y la imaginada de sus territorios. Los jóvenes en todas las regiones del país mostraron que no solo son capaces de recoger expresiones artísticas tradicionales sino de combinarlas con expresiones audiovisuales.

 

En Turbo la exploración de la herencia cultural afro pasó también por el reconocimiento de la gastronomía tradicional y los conocimientos de botánica y medicina tradicional, mientras que en Vista Hermosa esa relación con la botánica llevó a un grupo de jóvenes, a plantar un jardín de la memoria con varias especies muy significativas para el futuro de la región, en términos ecológicos, médicos y alimenticios.

El amplio enfoque diferencial de la convocatoria permitió que en las diferentes experiencias del proyecto se vincularan comunidades rurales y urbanas, niños, niñas, jóvenes, adultos y personas mayores, hombres y mujeres, así como representantes de la diversidad sexual y de género, indígenas, afrodescendientes, campesinos y también personas con habilidades diferentes, personas en situación de desplazamiento, de reincorporación a la vida civil y víctimas. Muchas de las personas que hicieron parte del proceso están en la intersección de dos o más de esas condiciones.

En 2020 se trabajó en ocho territorios: Apartadó, Arauca, Buenaventura, Cali, Cúcuta, Florencia, Medellín y Quibdó, En 2021 se completó el proceso con otras seis experiencias en Vista Hermosa, Turbo, Ciénaga y Cartagena, con dos experiencias en estas últimas poblaciones. En total se involucraron al menos 65 organizaciones, incluyendo, grupos comunitarios, ONG, organizaciones de fe, entidades públicas del orden local y regional.

Este micrositio web es apenas un reflejo de la riqueza de la experiencia que se vivió en los doce territorios y las catorce experiencias, recoge reproducciones digitales de los productos terminados e intenta hacer un breve recorrido por los procesos que se dieron en cada una de las experiencias, apenas si logra esbozar las redes tejidas, los sueños desatados o las esperanzas sembradas, que ojalá empiecen pronto a dar frutos en los corazones y las regiones más insospechadas.