Cali: Hilando Fino | Casas de la Verdad con Sentido | Comisión de la Verdad

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Hilando fino (en busca de la verdad)

Conocer la experiencia

Cali: Hilando fino (en busca de la verdad)

 

“Estamos en el barrio Pízamos 1. Soy Jeffrey Lorena Lerma y soy líder social desde hace doce años en este barrio de la Comuna 21, parte del distrito de Aguablanca, en el oriente de Santiago de Cali. En estos momentos soy presidenta de la Junta Administradora Local, soy defensora de los derechos humanos y estudio trabajo social”.

En sus inicios las casas de Pízamos estaban pintadas de cuatro colores, por sectores: azul, curuba, verde y amarillo. Aunque hoy a simple vista no se notan las diferencias, las zonas marcadas por los colores se convirtieron en las fronteras invisibles de las áreas controladas por diferentes pandillas. Con frecuencia la comunidad ha encontrado a sus habitantes, principalmente jóvenes, asesinados en los cañaduzales que rodean el sector.

“Quienes vivimos en las zonas de cada uno de los cuatro colores venimos reubicados de diferentes partes. Unos vienen de Puerto Mallarino y todo el Jarillón, otros vienen de La Isla, otros vienen de Retiro, de Valladito o bien de Siloé y otros llegaron de López, aquí hay personas que vienen del litoral Pacífico, del eje cafetero y llegaron a Cali huyendo del conflicto y buscando oportunidades. En Pízamos nos une la multiculturalidad”.

“Cuando llegamos aquí se generó un choque porque cada color quería tener el control del barrio y se empezó a generar la violencia que vivimos. La violencia ha sido lo que nos ha separado. Las estructuras de microtráfico son las que se benefician de la inequidad del territorio, son las que hoy nos están arrebatando nuestros muchachos”.

“Sin embargo, hemos estado trabajando muy fuerte para superar la violencia. Proyectos como Hilando Fino nos ayudan a reconstruir ese tejido social, esa luz de esperanza y de reconciliación”.

Hilando fino (en busca de la verdad), fue la experiencia para Cali de Casas de la verdad con sentido en 2020. Fue liderada por la Fundación Gabinete Caligari, una organización de artistas autogestionada para la acción creativa y contó con el apoyo del Colectivo L’Étincelle, Acumulaciones Taller y la Arquidiócesis de Cali.

“En el tiempo que duró el proyecto Hilando Fino, ayudó a hilar un tejido de convivencia, de construcción de paz y tejió esa verdad que quizás nadie conocía de este barrio. Aquí nunca se había dado la oportunidad de que todos los habitantes contaran su verdad. Fue muy significativo para nosotros como territorio poder contar la verdad desde las perspectivas de niños, niñas, jóvenes y adultos. Unir las tres generaciones, permitió escuchar y aceptar la verdad del otro”.

“¡La verdad para la reconciliación! Necesitamos reconciliarnos, reconociendo las cicatrices que nos ha dejado el conflicto durante tanto tiempo. Una de las verdades que necesita saber Colombia, es que nosotros en el oriente de Cali hemos sufrido mucho la estigmatización y la desigualdad. Muchos no ven ahí la violencia económica, pero la falta de oportunidades vulnera los derechos. Si queremos una reconciliación verdadera, necesitamos superar esa violencia que le da a nuestros jóvenes más oportunidades para delinquir, que para salir adelante”.

“Otra verdad es que los territorios necesitan inversión social. Pízamos con 21 años es uno de los barrios más olvidados de la Comuna 21, casi nunca llega un programa del Estado. Hemos tenido que enfrentar la violencia nosotros mismos, porque no hemos tenido acompañamiento”.

A través de seis laboratorios se posibilitó el acercamiento a distintas técnicas artísticas, facilitando que las niñas, niños y jóvenes tejieran su verdad. La fotografía se reafirmó como instrumento de memoria, el esténcil fue usado para plasmar imágenes donde reconocen su verdad, la técnica de sello se empleó como una analogía de la huella que las acciones de cada uno dejan en la comunidad, el fanzine sirvió para relatar y esclarecer los hechos del conflicto en el territorio. Y como resultado protagónico de todo el proceso creativo resultaron cuatro murales, ubicados en cada uno de los sectores del barrio. Los mensajes y la elaboración estuvieron a cargo de los jóvenes participantes. En el proceso de construcción se rompieron las fronteras invisibles establecidas por los cuatro colores, por eso el lema fue “cuatro colores, un solo barrio”.

“Estos murales fueron muy significativos, fueron hechos por las muchachas y muchachos de Pízamos, quienes decidieron cuál sería el mensaje, qué colores llevarían y en dónde ubicarlos. Ahora los ves allí tomándose fotos, o explicándole a los demás: «Yo hice esto así… yo pinté esto aquí… el profe me enseñó qué los colores se deben resaltar de esta manera». Para ellos fue espectacular y también para mí, porque me lo gocé de principio a fin”.

 

“Lo que es difícil expresar con palabras, lo decimos a través del arte y el arte nos sirve para sanar esas heridas abiertas, para entender que esa cicatriz que queda allí es una memoria, que nos enseña que un día tuvimos una situación difícil, pero que hoy la transformamos en resistencia y estamos aquí para contarle a la gente que sobrevivimos”.

“Me llevo muy bien con los jóvenes, por eso me llamó la atención el primer laboratorio que hicimos con Hilando Fino. Ellos nunca habían hecho esténcil, los vi tan entregados, tan conectados. Preguntaban: «Profe, ¿cómo hacemos esto y lo otro?». El resultado fue maravilloso. Entendí que el arte conecta la mente, el corazón y la mano. Pienso que el arte nos puede ayudar a cambiar la vida de estos jóvenes, a construir ese puente que nos ayuda a llegar a la paz”.

Los productos del proyecto Hilando Fino, fueron construidos en laboratorios virtuales y en encuentros presenciales, en los que además hubo ollas comunitarias que ofrecieron comida a los participantes y otras personas del barrio. Al final se construyó una muestra artística, con la que se dio inicio al Museo Popular de Pízamos, quedando como un legado del proyecto Hilando Fino, para la historia del barrio.

“Soy una sobreviviente del conflicto, te puedo decir que sigo sonriendo a pesar de muchos años de dolor y de sufrimiento, porque me tuve que volver a armar, como un rompecabezas. La guerra te deja así, por pedazos. Por eso las cicatrices son muy importantes, porque son una memoria que te recuerda que estuviste allí y que hoy eres más fuerte, que puedes ser resiliente y enseñar a otros que lo que pasaste se puede manejar de otras formas, por ejemplo, con el arte”.

“No tiene sentido que nos matemos entre nosotros. Tenemos tantas cosas, empezando por el hermosísimo regalo que es la vida. Ayudar a estas chicas y chicos a tener un proyecto de vida hace que ellos puedan sentir que se les están brindando oportunidades”.

 

“Quisiéramos que, así como el barrio Pízamos pudo contar su verdad en el proyecto Hilando Fino, todo el oriente de Cali también pueda contar la suya. Se puede decir la verdad, se puede contar la memoria de lo que vivimos y transformarla en algo diferente. El día que le apostemos como país a esa paz, a esa verdad, todo va a ser diferente, pero necesitamos ayuda, no podemos hacerlo solos”.

“Quiero agradecer la oportunidad de contar nuestra verdad: que el barrio Pízamos 1 no es solamente violencia, sino que tiene esperanza, convivencia, resistencia y reconciliación. Estamos trabajando y seguiremos haciéndolo, apostamos por unas niñas y niños que vienen creciendo, para dejar sembradas la paz, la reconciliación y la resiliencia en su corazón. Muchas gracias”.

 

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