Cartagena: PensArte en familia y comunidad
Desde los tiempos de la esclavitud, la discriminación contra el cabello afro ha estado presente, agregando a las mujeres una carga adicional a la del racismo. Las trenzas se empezaron a hacer para “controlar el pelo malo”. Lo que no sabían los esclavistas era que las cabezas de las mujeres se convirtieron en mapas de los caminos que conducían a la libertad de los palenques.
La tradición se ha mantenido y hoy para las turistas que visitan las playas cartageneras, hacerse trenzas es uno de los recuerdos cargados de ancestralidad que podrán llevar de vuelta a casa.
Desafortunadamente, la discriminación contra el pelo de las mujeres afro también se ha mantenido, incluso hasta hace muy poco se daba en las instituciones educativas donde las niñas afro eran presionadas para controlar su cabello crespo.
Cartagena sigue siendo una ciudad de enormes disparidades, las casas y hoteles de lujo contrastan con zonas deprimidas como Mandela, Boquilla o Pozón. En esos sectores de la ciudad se realizó el proyecto PensArte en familia y comunidad como territorios de paz. Una de las experiencias para Cartagena de Casas de la verdad con sentido. Este proyecto fue liderado por la Fundación Núcleos Familiares en alianza con la Corporación Cultural Pandora, la Fundación Sentidos de la Tierra y la Corporación Cultural Nuevo Horizonte.
El trabajo comenzó en los diferentes sectores de la ciudad de manera colectiva, con los juegos de mesa desarrollados para unir a la familia. “Pazqués permitió que los hombres se vincularan al proceso, porque es una variación del parqués, un juego muy popular en la Costa Caribe”, comenta Yenis Jiménez coordinadora del proyecto.
Materiales pedagógicos
En la siguiente etapa del proceso, se trabajó por núcleos de interés para fortalecer experiencias previas que se venían desarrollando en territorios específicos, por parte de las diferentes organizaciones aliadas al proyecto.
La Corporación Nuevo Horizonte viene apoyando a chicas y chicos en la búsqueda de nuevas oportunidades de formación y desarrollo de habilidades por medio de la recreación y expresión, logrando que el deporte se convierta en un proyecto de vida, en algunos casos de manera profesional. El grupo de Nuevo Horizonte trabajó en la confección de cometas o barriletes con los sueños deportivos de las personas participantes para simbolizar la libertad, las ansias de volar. Estas piezas fueron expuestas en la actividad de cierre del proyecto.
En el sector de Nelson Mandela, al suroccidente de Cartagena, un grupo de participantes con el apoyo de la Corporación Cultural Pandora presenta una nueva narrativa a través de un performance, muestra corporal y artística que representa la realidad de su territorio y el sentido de esperanza que habita en sus corazones: “Apostamos por la construcción de una Cartagena en paz, una Cartagena que le da la bienvenida a todas y a todos porque todos somos Colombia”, afirma Jiménez.
En Pozón y la Boquilla, otros dos sectores populares al norte de Cartagena, las acciones del proyecto se centraron en la recuperación de la tradición estética de la herencia afrocolombiana: las trenzas, los turbantes, la bisutería y el maquillaje.
Con esta estrategia el proyecto buscó aportar al fortalecimiento de la memoria del pueblo afrocolombiano, recuperando su estética y con ella su dignidad. Las trenzas de las niñas son ahora un símbolo de los caminos por recorrer para vencer el racismo, la discriminación y todos los obstáculos sociales y culturales que le impiden a las personas afrocolombianas participar de la vida social y económica de ciudades como Cartagena.
“Esta es nuestra verdad, la verdad de nuestro pueblo negro, crear estos atuendos nos permite mostrar lo que sentimos en el corazón, hablar sin palabras, porque el arte nos permite soñar” cuenta la coordinadora del proyecto.
Yenis Jiménez plantea que este proyecto le permitió a su organización ampliar su visión sobre los temas de construcción de paz. Por ello, anuncia que piensan continuar las actividades en los Semilleros de Arte y Convivencia PensArte, para lo cual ya están gestionando alianzas estratégicas con más instituciones educativas en Cartagena y en municipios cercanos. También están tramitando recursos ante diversas entidades, incluido el Ministerio de Cultura.
Los semilleros serán liderados por las niñas y niños más grandes que participaron en este proceso y con ellos se está diseñando una estrategia de relevo que les permita asumir liderazgos. “Es fundamental escuchar lo que tienen que decir”, concluye Jiménez.
El racismo, la discriminación y falta de oportunidades son problemas estructurales que han alimentado el conflicto armado y también formas de violencia social y urbana. Los diferentes componentes de este proyecto exploraron algunas opciones de superar estos temas desde la acción individual y colectiva.
