El proyecto Un minuto para la paz, la experiencia para Florencia, Caquetá, de Casas de la verdad con sentido en 2020 tuvo como resultado un video en el que se cuenta la historia de la profesora Policarpa Arias, una lideresa, docente y madre soltera, que vivió la peor época de violencia en el departamento, pero que siempre procuró ayudar a sus estudiantes. La historia de la “profe Pola”, sirve como marco para narrar una variedad de relatos que le llegan como cartas de sus antiguos estudiantes: historias de desaparecidos, muertos, desmovilizados, víctimas de violación, relatos de policías, militares, políticos, personas LGBT.
El propósito de este proyecto era permitir a la comunidad convocada, víctimas y no víctimas, a reflexionar sobre sus relatos, explorar su propio dolor y el los de los demás, a partir del ejercicio de ficción. Se buscó que la revisión de lo vivido permitiera construir memoria y reflexiones sobre la forma particular en que diversas personas desde sus propias historias de vida vivieron el conflicto.
Florencia es la ciudad más grande de la Amazonía colombiana y de las pocas accesibles por vía terrestre, sus casi 150.000 habitantes provienen de diferentes puntos de Colombia y han llegado atraídos por las diversas oportunidades que la región brinda, que han ido desde la explotación de caucho, hace más de un siglo, pasando por la extracción de pieles de animales y maderas, la ganadería extensiva y más recientemente la cocaína.
Estos procesos de colonización han estado marcados por la violencia. Cerca de 80.000 indígenas fueron masacrados por la explotación del caucho. La expansión ganadera ha generado una enorme deforestación y ha presionado a los colonos a abrir más monte. Más recientemente la extinta guerrilla de las FARC-EP asumió el control del territorio, ejerciendo roles que le corresponden al Estado. En el Caquetá está un 60% de las víctimas registradas en la Unidad de Víctimas.
En medio de las restricciones de la pandemia, se logró construir un guion que involucró a las 64 personas. Después se hicieron las puestas en escena de las cartas recibidas por la profesora, principalmente de monólogos, cuya construcción implicó un proceso de investigación y creación que obligó a los participantes a ponerse en el lugar de los diferentes actores sociales que se representan y así comprender sus intereses y necesidades.
Tres organizaciones de mujeres participaron del proceso. La Asociación de Mujeres Artesanas, Sueños de Paz, conformada por mujeres víctimas del conflicto, que con su trabajo en las artesanías generan una forma de subsistencia. La Asociación de Mujeres Campesinas, Negras e Indígenas del Caquetá ASOMUCIC, organización defensora de derechos humanos y el colectivo Mujer Misterio de Amor que da Vida a la Vida (Mumidavi) que busca la construcción de una sociedad más justa y equitativa.
El proceso permitió que estas mujeres pudieran interactuar y compartir su construcción de verdad con las personas LGBT, que participan de la organización Caquetá Diverso. El encuentro logró que ambas partes descubrieran que son muchas las similitudes que hay entre las violencias que sufren los dos grupos poblacionales y que por encima de sus diferencias tienen muchas oportunidades para luchar juntas y apoyarse mutuamente.
Más allá de lo anecdótico del reconocimiento entre organizaciones de mujeres y las de la diversidad sexual y de género, al trabajar historias sobre diversos actores sociales, incluyendo los actores armados del conflicto y personas en diversas instancias de poder, el proceso aportó a la convivencia en Florencia, y la propuesta general de Verdad Con Sentido, en la construcción de nuevas narrativas de paz: la paz se construye desde la diferencia, desde la pluralidad, se construye con el otro. Incluso con aquel con quien no estoy de acuerdo.
“El proyecto me ha servido en términos de reconciliación porque ahora trato de hablar antes de actuar, de pensar muy bien las cosas para medir las consecuencias de mis actos. Creo que la violencia lo vuelve a uno violento y que en ese sentido uno siempre está a la defensiva. Este proyecto me ha permitido encararme conmigo misma, mirar mis miedos, mis cualidades, mis capacidades, saber que valgo mucho, y que puedo hacer mejores cosas que pelear o ser violenta con la gente o mi familia, que duele más. Para lograr un verdadero territorio de paz es necesario el perdón, el esfuerzo de todos y todas por cambiar, el reconocimiento de una paz verdadera”, concluye Elisabeth, quien ahora es amiga de la persona trans que conoció en este proyecto.
Florencia
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