Suma de historias y agujeros de gusano
Para Ricardo, Mario y Elsa.
I
Los agujeros negros son sistemas astronómicos que se constituyen a partir de la explosión de una estrella que concentraría tanto su materia, es decir que tendría tanta fuerza de gravedad que lo absorbería todo. Incluso las ondas electromagnéticas de la luz, por eso lo oscuro. La física está llena de conceptos que no hay manera siquiera de imaginar. Parece una fe o una poesía. Y las dimensiones astronómicas, por ejemplo 3.500 millones de veces más grande que el sol, son tan fantásticas como las subatómicas y nanopartículas aún más pequeñas que el coronavirus del que tanto hablamos en estos meses, que sería del tamaño de una gallina si nuestro cuerpo fuera la tierra entera.
Colombia es un agujero negro de la verdad. Cada escándalo de escuchas o persecuciones por inteligencia militar, pasa la página de otras cosas que siguen pasando como los asesinatos de líderes hoy en día, y en el pasado las masacres que se repitieron ante los ojos de todos hace apenas 18 años, lo hacían con la impunidad que da mirar hacia otro lado, mientras los grandes medios de comunicación hablaban siempre de la violencia execrable de los mismos. El país es un agujero negro de tragarse verdades, que no hay forma de que salgan a la luz más allá de un rato, antes de ser nuevamente engullidas. Así, lo que se sabe, no se queda a transformar la convivencia. La frontera alrededor del agujero negro, ese espacio al que uno se va acercando antes de ser engullido, se llama horizonte de sucesos. Así podríamos llamar a tantos artículos periodísticos o investigaciones que han ido sacando estas cosas a la luz, antes de convertirse de nuevo en oscuridad. El olvido es una forma de agujero negro también.
II
Las neuronas pueden tener hasta 100.000 sinapsis una con otra, para comunicarse a través de neurotransmisores, como barquitos que llegan a una orilla y pasan el lago hasta la siguiente con el mensaje. Si tenemos 80.000 millones de neuronas, las medidas del cerebro son también de fantasía. Estos días leo las vidas de John Archibald Wheeler y la de Richard Feynman, este último el concepto de una suma de historias en física cuántica, para dar cuenta de todas las posibilidades en los movimientos de las partículas como electrones y aún más chiquiticas, que se mueven por probabilidades, aunque tomen luego solo un camino. Las decisiones en la guerra son así, se basan también en caminos que se toman y apuestas que se hacen, no son casuales, son intencionales, aunque a veces los autores no sean conscientes de sus consecuencias. Tomo en estos días el testimonio de un empresario secuestrado durante dos meses por una de las guerrillas, y que finalmente fue liberado. Sus captores murieron en el enfrentamiento. Durante muchos años, él hizo una misa ese día por ellos, nada que celebrar, pero sí por conmemorar. Me asombra que, en ese mapa de posibilidades, su decisión fuera estar en el lugar más insospechado. Ningún investigador encontraría el corazón de ese hombre en ese lugar que consideraría equivocado. Y, sin embargo, era el lugar.
III
No hay que fiarse de la estadística en esos casos. La suma de historias tal vez sea esa suma de lugares equivocados que nos hablan de una manera que no solo cuentan, sino revelan. Wheeler es el físico que inventó un nuevo concepto para explicar el universo, el de los agujeros de gusano, que unen dos agujeros negros, y por ellos se pueden colar sucesos que viajen hasta el otro extremo, donde tal vez alguien escuche. Los agujeros de gusano que transforman el olvido y la suma de historias son dos conceptos para la verdad. Hace 23 años los paramilitares mataron a Mario y Elsa y a sus familiares, se salvó solo el bebé que guardaron en el armario. El siguiente aniversario apareció una pintada firmada por ellos en una de las paredes cercanas, que decía: “No nos mitifiquen, pero no nos olviden”. Aunque sea un instante, los aniversarios son una especie de agujero de gusano que unen dos puntos oscuros de la historia, y traen a la luz lo que parecía olvido.
Sobre el blog...
Este blog recoge experiencias del exilio colombiano, y de todos sus nombres, refugio, asilo, víctimas en el exterior, desplazamiento transfronterizo. Todo ello habla del trabajo de la Comisión de la Verdad, en esa Colombia fuera de Colombia. Ese otro país, inexistente en este otro dentro de las fronteras.
Las víctimas que tuvieron que huir. Los defensores de derechos humanos perseguidos. Los secuestrados que se fueron después de ser liberados. Los militantes políticos que huyeron detrás de las balas. Las mujeres campesinas que salieron con sus familias. Los líderes cuya vida corría peligro. Las amenazas para la vida que unen tantas diferencias de periodos históricos, responsables y afectados, incluyendo familias y comunidades.
De todas esas víctimas, sobrevivientes, historias y escuchas de las que somos testigos, habla este blog. Y ojalá dialogue con quienes lo lean.
Carlos Martín Beristain
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